EL DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN – FOREX

Por:Alejandro Bernal Astorga

La competitividad en el sector agroalimentario se refleja no solo en la habilidad para producir más y mejor, sino también en la capacidad para producir y desperdiciar menos. El reto es complejo e implica un esfuerzo conjunto entre quienes intervienen en el proceso de producción – consumo de los alimentos por lo que cada 16 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) conmemora el “Día mundial de la alimentación”.

La pérdida de alimentos significa desperdicio de recursos e insumos utilizados en la producción, como tierra, agua y energía, teniendo un impacto ambiental al incrementar inútilmente las emisiones de gases de efecto invernadero y la FAO establece que las carreras hacia la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del medio ambiente pueden beneficiarse si disminuyen la pérdida y el desperdicio de alimentos.

En este sentido, la FAO reporta que cada año se pierden o desperdician mil 300 millones toneladas de alimentos alrededor del mundo, que representan la tercera parte de todos los alimentos producidos para consumo humano; señala que la cantidad anual mundial estimada de pérdidas y desperdicios por grupo de alimentos es: frutas y vegetales (45%), raíces y tubérculos (45%), pescados y mariscos (35%), cereales (30%), carnes (20%), productos lácteos (20%), oleaginosas y leguminosas (20%).

Ahora bien, en México se desperdicia el 37% de los alimentos que se producen, (10 millones 431 mil toneladas alimentos al año), mismos que servirían para evitar el hambre que padecen 7.01 millones de mexicanos. Debemos generar conciencia sobre la importancia de no desperdiciar alimentos ya que nuestras acciones en el presente condicionan el futuro de las próximas generaciones.

Desde el punto de vista de la oferta, es conveniente optimizar y minimizar las mermas durante el proceso de producción, cosecha, tratamiento post cosecha, almacenamiento, refrigeración, transportación, distribución, exhibición y venta de productos, sobre todo de aquellos con alto nivel de perecebilidad. Por tanto, son importantes la innovación y la transferencia de tecnología para el aprovechamiento integral de los productos agroalimentarios, mediante la incorporación de valor agregado.

Desde la perspectiva de la demanda son valiosas la concientización y la modificación de los hábitos de consumo, para evitar el desperdicio de alimentos. En ambos casos, es importante visibilizar y socializar las cifras, para que lo que no se consume, pueda ser el alimento de quienes sufren pobreza alimentaria.

La FAO reconoce que disminuir la pérdida y el desperdicio de alimentos requiere inversiones de dinero y tiempo que algunos actores de la cadena de suministro podrían considerar superiores a los beneficios.

En este sentido, los bancos de alimentos asumen el desafío que esto implica, al recoger, transportar, almacenar, clasificar y distribuir los alimentos entre las personas que los necesitan. Para complementar este esfuerzo, se requieren incentivos gubernamentales, la aportación de empresarios donantes de alimentos, el trabajo voluntario de la sociedad, así como las aportaciones de organizaciones públicas y privadas.

Ahora bien, el artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará”, por lo que la alimentación es un derecho que no debería depender del asistencialismo, de ahí que el reto para la política de Estado sea crear las condiciones económicas, sociales y culturales, para generar la igualdad de oportunidades.