COLIMA

EL PROYECTO DE CONSERVACIÓN DE CERRO GRANDE, EN LA REVISTA MÁS IMPORTANTE A NIVEL MUNDIAL

La revista Nature recientemente[1] publicó un editorial sobre la aprobación por la ONU del nuevo Sistema de Contabilidad Ambiental-Económica de la ONU (SEEA) que ayudará a los países establecen el valor monetario de los servicios de los ecosistemas. El editorial comenzó describiendo la propuesta de pago por servicios ambientales que se ha impulsado en el marco del proyecto de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán.

Esta semana[2] los editores de Nature, considerada la revista científica más importante del mundo, consideró meritorio publicar las opiniones sobre la economía ambiental, de Enrique Jardel, Eduardo Santana, Angélica Jiménez y Sergio Graf (Secretario de SEMADET) en la cual explican que el asignar un valor monetario para los servicios de la naturaleza es necesario pero insuficiente para lograr los objetivos de conservación. Ellos proponen que los sectores urbanos que se benefician de las limitaciones del usufructo de las comunidades rurales, como, por ejemplo, no aprovechar sus bosques para mantener los servicios hidrológicos a las ciudades, deben pagar por esos servicios como compensación, basados en valores éticos de justicia y retribución.

Sus opiniones se basan en casi 20 años de trabajo, implementando un proyecto que le ha transferido unos 18 millones de pesos a las comunidades rurales de Cerro Grande. La Ing. Angélica Jiménez, menciona que “…el proyecto se ha desarrollado conjuntamente con comunidades, como el Terrero, Lagunitas, Campo Cuatro, Platanarillo, La Laguna, Toxín y Zacualpan en Cerro Grande, que proveen más del 90% del agua de la capital de Colima y Villa de Álvarez. Es un esquema que ha sido impulsado en colaboración con la Comisión Nacional Forestal, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, el Fondo Mexicano de Conservación de la Naturaleza, el Consejo Civil Mexicano para la  Silvicultura Sostenible A.C., FONNOR A.C. y la Fundación Manantlán para la Biodiversidad de Occidente (MABIO)”, sin embargo y desafortunadamente las autoridades estatales y locales en Colima no lo han implementado.

Jardel menciona que el “Centrarse solo en el valor monetario de los ecosistemas es una idea limitada y puede ser peligrosa. De hecho, reducir los servicios de los ecosistemas a términos de “capital natural”, aunque es útil para transmitir el valor de la naturaleza a los tomadores de decisiones financieras, reduce las complejas relaciones entre los seres humanos y otras especies vivas del planeta a una dimensión económica inflexible. Las amenazas a los hábitats silvestres, la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas en lugares como la Sierra de Manantlán no se originan por la deforestación impulsada por la necesidad causada por los campesinos pobres. De manera similar a la producción de palma aceitera en otras regiones del mundo, la deforestación en el oeste de México es impulsada por una pequeña cantidad de productos básicos, principalmente el cultivo de agave para la producción de tequila y el cultivo de aguacate para los mercados de Estados Unidos y Europa. Sergio Graf, manifiesta que “El pago por servicios ecosistémicos dirigido a pequeños propietarios pobres no funciona bien de forma aislada a menos que se implementen, con un enfoque de mercado regional complejo de múltiples productos junto con políticas de producción agrícola y ganadera sostenible para aumentar la productividad y los ingresos familiares. Se necesitan políticas y estrategias diferenciadas para abordar estos agentes causales y conectar a las partes interesadas rurales y urbanas en sus intereses comunes tanto económicos como de subsisten


[1] https://www.nature.com/articles/d41586-021-00616-9

[2] https://www.nature.com/articles/d41586-021-01218-1