OPINION

INVERTIR EN LA EDUCACIÓN – MANUEL OLVERA SÁNCHEZ.

“La capacidad de reír juntos es el amor”.

Françoise Sagan.

El pasado 24 de enero se cumplió un año más en el cual la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas lo proclamó como el día internacional de la educación, lo anterior en reconocimiento a lo valioso que es la educación para lograr la paz y un sano desarrollo entre las naciones.

Desafortunadamente, hoy en día hemos ido testigos de cómo administraciones federales públicas van y vienen sin qué comprendan a cabalidad lo que representa para un país la educación, ya que es a través de ella como se genera se generan las condiciones de progreso hacia un desarrollo sostenible.

Vale recordar que han existido presidentes impulsores de la educación como en su momento lo fueron Benito Juárez o Adolfo Ruiz Cortines quien consolido muchas de las propuestas de gobierno de administraciones anteriores y mejor aún, incrementó de manera significativa el salario de los maestros, sin embargo, hoy en día la mayoría de las ultimas 7 administraciones federales  han actuado de manera omisa, o con todo el dolo posible para que no se cuente con una educación de calidad y equitativa a través del cual se logren condiciones de igualdad de género, propiciando con esto que los índices de pobreza vayan a la baja, en la cual sean incluidos todos los sectores sociales.

Dentro de los múltiples indicadores que se manejan para medir el desarrollo de una nación se encuentra indudablemente la cantidad del producto interno bruto que se destina para la educación de su pueblo.

Algunas teorías económicas como la del capital humano han partido de la idea de que el invertirle a la educación incrementa las calificaciones de los individuos y por lo consiguiente salarios más dignos. Partiendo desde este punto de vista se considera que lo invertido en las personas es semejante a lo invertido en capital, a mayor inversión en capital mayor será la productividad.

Derivado de lo complejo que resulta hoy en día el poder determinar con precisión el destino final que se da a los recursos invertidos en la educación, nuestro país ha optado por establecer tres líneas de acción a través de las cuales se percibe con mayor precisión en donde se aplican dichos recursos como lo son el económico, el administrativo y el funcional.

De las tres anteriores clasificaciones destaca por su importancia la relacionada con la clasificación económica que es la encargada de darle un orden a las transacciones gubernamentales según la naturaleza del gasto, trátese de gasto corriente o de capital, de manera tal que sea fácil identificar si se trata de adquisición de bienes o servicios.

En el rubro de gasto corriente se identifica todo lo relacionado con las prestaciones erogadas al personal, materiales y suministros, servicios generales, transferencias y subsidios.

Sin embargo, estas cifras no son tan alentadoras ya que según análisis realizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos se observa que un docente percibe en promedio la cantidad de 18 mil pesos al mes, mientras que un docente del área rural o del nivel básico perciben mucho menos, posicionando a nuestro país en el quinto lugar de ocupación de docentes peor pagados.

El poder medir a través de indicadores económicos el destino final de los recursos aplicados al campo educativo ha permitido a organismos como el Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C., señalar que el problema de la educación en México no radica principalmente en lo referente al tema económico, sino en que no existe un mecanismo que permita en un momento dado medir el impacto favorable en la calidad de la educación derivado de los incrementos salariales otorgados a los docentes.

Resumiendo lo antes expresado nos lleva a considerar sin cortapisas que invertir de forma adecuada, es una forma correcta de mejorar la economía, e invertir en educación no sólo es bueno por que exporta talento; sino también porque invertiremos mucho en nuestro propio país.

Para lograrlo es importante invertir cada día más en el rubro de educación, a fin de contar con profesionistas, ciudadanos y personas que participen activamente en la transformación de la realidad.

 En ese sentido podemos decir que invertir en educación es el activo más valioso que posee un país; ya que no son sus riquezas naturales; sino sus recursos humanos, por ello toda persona debe recibir educación y formación para ir tan lejos como sus capacidades personales se lo permitan.

 La sociedad tiene que ofrecer la posibilidad de formación humana durante toda la vida, no basta que un niño reciba educación sólo cuando es pequeño; pues la educación debe ser permanente durante toda la vida sin restricción alguna.

Asimismo, se debe comprender que la educación es un agente clave en los procesos de modernización de todos los países del mundo; porque la educación con el agregado de buena calidad, es una de las medidas más poderosas para disminuir la pobreza y la desigualdad, encaminada, sobre todo, a promover el crecimiento económico sostenible.

Lo anterior porque si bien es cierto que el invertir en la educación es fundamental para el desarrollo de cualquier pueblo, no debemos olvidar que ofrecer una educación de calidad es un mandato constitucional y bajo ningún argumento se debe dejar de observar dicho ordenamiento.

Finalmente, sobre el tema vale la pena valorar la enorme importancia que tiene la educación para el desarrollo de las personas y de los pueblos, porque con esta se permite formar personas con una mejor calidad de reflexión, lo cual, además de aportar a que sean mejores técnicos y profesionales, también forma ciudadanos más preparados para enfrentar los retos de los tiempos.

¡MÉXICO, HAZ MEMORIA!

La visión que tenías sobre mí, no la defraudare, eso me fortalece aún más, serás ese impulso para lograrlo.

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