OPINION

QUOD SCRIPSI, SCRIPSI – 18 DE MAYO 2021

HORACIO ARCHUNDIA

EL DEBATE: MISOGINIA Y VIOLENCIA DE GÉNERO. El mentado debate organizado ayer por el Instituto Electoral del Estado resultó lo que se esperaba: Una jornada de misoginia y de violencia de género. Y se dice “lo que se esperaba”, por no decir “lo que se temía”. 

Los canditatos opositores de Indira Vizcaíno mostraron sus brazos cansados de nadar en vano: Pasaron de la brega a los manotazos y a las patadas de ahogado en la campaña. Todos, sin excepción, aunque Virgilio Mendoza fue menos rudo, dedicaron su tiempo a denostar a la candidata de Morena. Ataques a diestra y siniestra, señalamientos, ofensas, agravios, alusiones misóginas y violencia vergonzante de mujeres contra otra mujer. Con todo, el debate lo ganó Indira, que evitó al máximo caer en provocaciones y procuró, hasta donde se lo permitieron, proponer y anunciar sus planes de gobernante.

De Locho Morán ya se sabía que iba con todo para descalificar a Indira. Él cree que su campaña de lodo es exitosa y que eso le ayudará a ganar. La sociedad lo ve distinto: Se ha comportado como un cobarde, como un patán, ofendiendo a Indira y a Mely Romero, sobre todo, en su postura más conocida: La del misógino, aprovechado con las mujeres, abusador, con que  alcanzó triste fama nacional, siendo diputado federal. El setenta por ciento de los minutos que le dieron para plantear sus ideas lo dedicó a criticar a Indira, a cuestionarla y a juzgarla.

El objetivo era claro: Los candidatos, exceptuando a Evangelina Bañuelos, de Redes Sociales Progresistas, hicieron un pacto de unidad para agraviar y desprestigiar a la candidata de Morena, cuya paciencia fue sorprendente.

¡Vaya!, hasta la candidata que lo único que  sabe hacer es caldo de pollo, Aurora Cruz, dejó su vestidito de niña buena para sacar las uñas postizas que le mandó poner su patrón, el nefasto millonario senador Joel Padilla para que atacara a Indira.

Virgilio hizo cuestionamientos serios al gobierno federal y sesgadamente hizo alusiones a Indira Vizcaíno, pero siempre moderadamente.

De  Claudia Yáñez Centeno esperábamos más señalamientos que los que hizo, trillados, sin pruebas, sin sustento; porque ella ha sido desde hace más de dos años la principal instigadora y agresora de Indira. Ha gastado muchísimo dinero en periodistas y redes sociales para descalificarla. Sin embargo, su acostumbrada tartamudez le quitó tiempo hasta para sus promesas. Barbarilálica y desarticulada, apenas si pudo hacer dos o tres referencias a sus temas de siempre: Altozano, asunto sin fondo ni final sobre el que ningún juez ha sentenciado y las becas y pensiones supuestamente mal manejados pero que tampoco nadie ha conseguido demostrar realmente.

Pero la que se voló la barda fue la insípida Mely Romero, que por fin enseñó el cobre  y dejó la piel de oveja para ponerse la de la loba que es: De manera vulgar, corrientita como es, ni más ni menos, al referirse al tema de la seguridad, específicamente al de los robos, lanzó el dardo que le inyectaron de veneno sus pervesos “asesores” pronunciando ofensas y epítetos ruines aunque sin atreverse a decir el nombre de Indira Vizcaíno. Francamente esperábamos que Indira hiciera alusión a la oscura vida personal de Mely, algunos de cuyos rumores han involucrado a conocidas lideresas priístas, sin embargo, la candidata de Morena fue mesurada y serena. Ignoró las indirectas de la tipeja en que se transformó la declamadora fracasada y se mantuvo firme en proponer soluciones para los problemas del Estado.

En suma: Lodo, calumnias, violencia de género,  bullyng político, misoginia, todo contra la candidata de Morena, que acabó victimizada por las propias mujeres, es el resumen del debate cuyos moderadores quedaron rebasados por la insania, el rencor, el odio, la cizaña y la bajeza de los miembros del CUIV – Candidatos Unidos contra Indira Vizcaíno-.

Ganó Indira, sin duda, porque fue la que hizo ofrecimientos claros a la sociedad y fincó compromisos serios con los colimenses. Es una lástima que haya tenido que distraerse a contestar a sus adversarios, unidos en el  grosero objetivo de menospreciarla y vilipendiarla.

La elección está definida: Indira ganará la gubernatura. Y eso lo dejaron claro sus propios contrincantes, que lejos de mostrar garra como aspirantes a gobernantes propositivos y serios, mostraron sus fauces de pirañas políticas en torno de su presa. Exhibieron su desesperación porque todo indica que están derrotados y por más esfuerzos que han hecho y por más artimañas que han usado no lograron convencer a la mayoría de los colimenses que son opciones confiables. Con la andanada de golpes y de  zancadillas propinadas a Indira Vizcaíno, confirmaron que la política colimense sigue siendo muy chaparra y que los de siempre pretenden hacer creer a los ciudadanos que de veras han cambiado.