OPINION

TONALTEPETL 5/07/21

Gustavo L. Solórzano

En junio del 86, siendo gobernador del estado el Lic. Elías Zamora Verduzco y director de Radio del Gobierno Estatal el sr. Emigdio Salgado Mares, la poderosa voz de Colima trasmitía con cincuenta mil watts de potencia efectiva. Por la noche, en virtud de que las ondas hertzianas viajan con mayor libertad y en consecuencia distancia, se cambiaba a un trasmisor de diez mil watts. A finales de ese año, en busca de una oportunidad laboral y después de haber practicado en la RL y ocasionalmente en RCN, llamada después radio variedades, llegué a la XEBCO.

El reconocido periodista Teodoro Rentería Arroyave, fue durante cinco años, el primer director del Instituto mexicano de la radio, un hombre que supo dirigir el destino radiofónico del instituto y además, dar la cara por su personal.  

Ahí encontré un equipo de trabajo maravilloso que vivía las altas y las bajas de una estación de radio naciente. Acompañado de Mónica Rosiles, a quien envío un afectuoso saludo en compañía de su esposo Enrique, donde quiera que se encuentren, todas las tardes acudíamos a la estación de radio para grabar un noticiero patrocinado por una institución bancaria. La estación laboraba hasta las seis de la tarde y después, el silencio y la oscuridad. Don Chago, era un buen hombre que tenía una modesta casa justo frente a la radio, sin duda la persona idónea como vigilante, hoy elevo una oración por su eterno descanso. Paso a pasito fueron llegando mas trabajadores a las diferentes áreas, después de Emigdio participaron como responsables otros más, como el Lic. Julio Romano, gente de trabajo y gran responsabilidad, personas que aportaron su tiempo y esfuerzo para bien de la estación.

La gente llamaba por teléfono a todas horas y muchas personas gustaban de ir a conocer la estación, quienes trabajan en las panaderías, vigilantes, policías, miembros del ejército, enfermeras, médicos, amas de casa y personas de todos los rumbos, nos acompañaban por las noches. más de alguna ocasión el sueño vencía al personal de noche y el disco de acetato se salía de su eje produciendo un sonido similar al de la lluvia. Gentilmente, nuestros radio oyentes, se comunicaban para despertar a quienes hacían escuchar la voz de Colima más allá de nuestras fronteras.

Sin temor a equivocarme, puedo decir que la sociedad hizo suya a la estación, pasteles, galletas, comida y otros detalles, llegaban de manera cotidiana, como muestra de afecto para el personal.

La música estaba pensada para todos los gustos, infantil, tropical, clásica, de tríos, instrumental, baladas, rock, ranchera, etc. En muchas ocasiones los teléfonos 31 411 21, 22 y 23, eran insuficientes para atender las llamadas del auditorio. También había programas de opinión, informativos, deportivos y culturales, muchos profesionistas de la comunicación y de otras áreas, pasaron por la estación. Aportando sus experiencias y conocimientos, contribuyendo con el bienestar social. Indudablemente fue un gran proyecto que rindió frutos. El mes pasado se cumplieron 35 años de esta historia, recuerdo con gusto y gratitud a Don Emigdio, a Julio Romano, Marcela Santoscoy, Rafa Ruiz, Noé Guerra, Armando Gómez, Raúl y Toño Tovar, Alonso Coello, Rafa Briceño, José Luis mi compadre, a Cuco Michel, Iván el Contreras, Pipe Martínez, Paco del Viento, Francisco Palos, Quique Ochoa, Hugo Noé Rodríguez, Ernesto Anguiano, Germán Amezcua, Jorge Marabeles, Gustavo de la Teja, Carlos Santana y tantas personas más, que fueron parte de la Poderosa Voz de Colima.

ABUELITAS:

Algunas personas me preguntan por que los indigentes no se enferman de covid, no se sabe al menos, que alguien haya sufrido las consecuencias virales de la endémica enfermedad. Sin duda ellos tienen un sistema inmunológico forjado por las difíciles circunstancias de su forma de vida. Más allá de ello, ni ven tele, ni leen periódicos y menos, escuchan augurios de sus familiares. ¿Sencillo verdad? Es cuanto.