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ANTORCHA PIDE LA CONSTRUCCIÓN DEL EMSAD NO. 13 DE MIRAMAR

Por Luis Enrique López Carreón

Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima

Así como lo lee, respetado y paciente lector, desde hace casi cuatro años, los antorchistas colimenses hemos estado gestionando y luchando para conseguir la construcción de los edificios de que carecen todos los 45 bachilleratos rurales a distancia de todo el estado, conocidos como EMSAD y TBC. Y si alguna duda cabe de nuestro esfuerzo, ahí están como pruebas irrefutables, los edificios de los EMSAD de Zacualpan, Juluapan, Los Asmoles, Caleras, Coalatilla, Los Cedros, V. Carranza y Miramar; así como los de los TBC de Chiapa, Piscila, Cofradía de Morelos y Jalipa. Todos, son monumentos al gran esfuerzo organizado de los antorchistas.

¿Acaso preguntará usted que por qué lo hacemos? Pues le diré, lo hacemos porque nosotros sostenemos, que los EMSAD y TBC, son los únicos bachilleratos rurales, públicos y gratuitos que hay en todo el estado, pero al mismo tiempo son, los más marginados, olvidados y maltratados por todos los gobiernos, de todos los niveles, de todos los partidos y de todos los tiempos. Hasta antes de Antorcha nunca nadie, ni por casualidad, se preocupó en serio jamás, por los padres, alumnos y maestros de los bachilleratos rurales. Nadie.

Es por esto – y sólo por esto -, que me ocupo hoy del supuesto conflicto en el EMSAD No. 13 de la comunidad de Miramar del municipio de Manzanillo, mismo que vimos, en días pasados, en algunos medios locales escritos y digitales. Paso a decir pues, sin mas afán que informar, lo que todo mundo puede comprobar cuando quiera, y esperando con esto, esclarecer la verdad, por encima del tufo nauseabundo provocado por el batiburrillo léxico, que algunos “docentes” de Miramar lanzaron a los medios, tratando de desacreditar sin fundamento alguno, la labor altruista que Antorcha, y la profesora Guadalupe Juárez Peralta, hacen con la gente más pobre del municipio porteño.

Todo empezó en el ciclo escolar 2017-2018, cuando la entonces directora, Mónica Cobián López, con quien hicimos el proyecto inicial de construcción del bachillerato, me solicitó interceder, ante la Secretaria de Educación (SE) para conseguir un cambio de centro cercano a la capital, lo que con mucho gusto conseguí; pero, para poder continuar con la construcción de la escuela, pedimos a la SE que se hiciera cargo de Miramar, la profesora Guadalupe Juárez Peralta, que para entonces, ya había conseguido la construcción del EMSAD No. 17 de la comunidad de los Cedros. Este cambio, necesario como se ve, no gustó para nada a los intereses del subdirector de Miramar y sus amigos “docentes”, que pretendían apoderarse de la dirección del plantel para sus “finos” y desconocidos intereses. Fue entonces que le fue declarada la guerra sin cuartel a la profesora Guadalupe Juárez.

Al finalizar el ciclo escolar 2018-2019, las pasiones hostiles de los disidentes a la directora ya se habían desbordado. Utilizando un grupito de alumnos amenazaron con zafarrancho en la ceremonia de graduación, pero la alerta de la directora ante la SE lo impidió. Pero pronto los disidentes volvieron a la carga. Esta vez, con un “expediente policiaco“ en mano, hecho a modo, amenazaron ante el Congreso del Estado y a la SE, exigían la expulsión de la directora no grata a sus intereses. Pero ya de plano, en el actual ciclo escolar se quitaron la mascara civilizada. Por lo menos en dos veces cerraron la escuela en horas de clase y sin importarles las afectaciones académicas a los alumnos. Acusaron, – siempre sin pruebas y en medio de un ambiente hostil -, a la directora por cobros de cuotas, suspensión de clases, proselitismo y lo que se les iba ocurriendo. Así fueron los últimos meses anteriores a la nota periodística que refiero.

De todo lo acontecido tuvo conocimiento siempre oportuno el Secretario de Educación, incluso el mismísimo Secretario Particular del Gobernador, quienes ante la actitud siempre recta y ecuánime de la directora Guadalupe Juárez, y sobre todo gracias a sus visibles gestiones y esfuerzos por sus alumnos, como fue el proyecto de construcción del bachillerato; los paquetes de útiles escolares; la banda de guerra; los maestros de paraescolares culturales y deportivas; las credenciales gratuitas; el transporte para los viajes de estudio, a la feria de Colima y a la FIL y la gestión de uniformes gratuitos, entre otros; decidieron intervenir en la medida de lo posible.

Fue por esto que, buscando una solución negociada al conflicto, y para demostrar la absoluta inocencia de la directora, propusimos a la SE, en compañía de los padres de familia, una investigación exhaustiva y general de la escuela por el bien de los alumnos. La condición fue sacar temporalmente, para deslindar responsabilidades, a la directora y el subdirector. La directora aceptó y salió asumiendo todas las implicaciones, el subdirector en cambio se negó y con sus “docentes” se rebeló. Lo que vemos ahora en Miramar es la rebelión.

Pero hay más. Ahora se sabe que – sin saberse bien por qué-, lo que menos toleran de Antorcha, el subdirector y sus docentes, es el afán de los antorchistas por construir la escuela de Miramar. Denuncian como si fuera un delito, que algunas alumnas destacadas del plantel, hayan participado, a través del ballet estatal de danza, en el plantón que Antorcha tiene montado en el Congreso de la Unión para pedir obras sociales. Demuestran con esto, los distinguidos docentes de Miramar, que, vendiendo su alma al diablo morenista, son ahora parte del trabajo sucio que está haciendo Morena y otros grupúsculos menores, para negar obras y servicios a las familias más pobres de todo el país. El supuesto conflicto del EMSAD de Miramar es sólo eso, sólo trabajo sucio para impedir que Antorcha siga construyendo escuelas. Es por eso que ahora piden, amparándose en no sé qué, que Antorcha no siga apoyando al resto de los bachilleratos del estado.

Pero, ¿por qué tanto empeño en contra del progreso de los EMSAD y TBC? La respuesta no es difícil. Son, precisamente la falta de edificios y todas sus carencias – que ciertamente son muchas-, la justificación perfecta que algunos docentes argumentan para no cumplir como se debe con los alumnos. Simulación en vez de educación, es lo que anhelan en edificios prestados. ¿Dónde quedó entonces el profesionalismo? De manera que, al construir los bachilleratos y erradicar sus carencias, se acabarían los pretextos. ¿Sera esto lo que tanto temen los de Miramar?

No hace mucho, el premio Nobel de economía, Noam Chomsky, sostuvo en una entrevista que la gente ya no cree en los hechos. “La gente se percibe menos representada y lleva una vida precaria con trabajos cada vez peores. El resultado es una mezcla de enfado, miedo y escapismo. Ya no se confía ni en los mismos hechos. Hay quien le llama populismo, pero en realidad es descrédito de las instituciones.” Así dijo el Nobel y yo le creo. Pero no hay que olvidar, que para que las instituciones gobiernen, incluso con descrédito, necesitan de gente insensible y venal, que poco o nada, le importen las necesidades y carencias de sus congéneres. ¿Es el EMSAD de Miramar un ejemplo de este tipo de degenere social? Esperemos que no.