LA CONMEMORACIÓN DE LOS 500 AÑOS DE LA INVASIÓN ESPAÑOLA; LOS RETOS – TEXTOS AL MINUTO
J. Jesús Jiménez
Hay que referir aquí que en 1973 los investigadores e historiadores convinieron en señalar la fundación de Colima en el sitio que hoy ocupa el centro histórico de nuestra ciudad. Y que en el término de Caxitlan parece ser que fue una propuesta que hizo él también célebre historiador Roberto Urzúa Orozco.
Muchos años después de aquel 450 aniversario, conmemorado en 1973, un cuarto de siglo después, luego que se conoció la postura del historiador Romero de Solís, respecto a la fundación en este sitio, dada dos o tres años después de la estancia de los españoles allá por terrenos donde se asentó luego el mesón de Caxitlán; otros historiadores y cronistas respetables manifestaron su legítimo desacuerdo. Entre ellos hubo un artículo grosero que publicó en Guadalajara el periodista Carlos Pizano y Saucedo. Pero eso no quiere decir que la lógica sobre la fundación que sostiene Romero de Solís no tenga razonable fundamento.
Es probable que sigamos en este debate de las dos fechas pero, en mi opinión, lo que tendría que debatirse y estoy a favor de ella, es la conveniencia de aprovechar la oportunidad para que en estos 500 años se hable y repuntualice que aquí ya había la fundación de ciudades, y para muestra ahí está la campana a lo largo de las riberas del Río Colima y de los demás arroyuelos como el Manrique, el Pereira y el Chiquito, donde los arqueólogos han estudiado y encontrado evidencias de que aquí existió una vasta ciudad.
Independientemente de este aspecto central, en cuanto a la coyuntura que se presenta en este nuevo medio milenio, de reconocer la historia cultural y la resiliencia mesoamericana; se tiene un paquetón enfrente para considerar tanto el enfoque de los pueblos colimenses originarios como el programa cultural trascendente.
Y es un paquetón, porque se ha tratado de rastrear si han habido otras celebraciones apoteósicas sobre los términos de la fundación de Colima y la referencia es 1973, en ocasión de los 450 años de la fundación. Caramba, en esta ocasión no se escatimaron acciones de gran relevancia. Gobernaba el profesor Pablo Silva García, un hombre bueno a quién éste profano recuerda con alegría porque tenía el detalle social de recorrer por las tardes colonias y barrios, casi siempre en la cercanía de las escuelas, para repartir aquellos pesos grandotes que todavía contenían plata, creo que eran los “Morelos”, que sí caían en nuestras manos abrían la puerta a un montón de golosinas o a la función de cine de matinée.
En 1973 en el Congreso había diputados líderes sindicales, diputados humanistas e historiadores como, por ejemplo Ernesto Terriquez Samano, Juan Oseguera Velázquez, Ramón Serrano y otros que no recuerdo aquí.
Lo memorable de aquella legislatura de 1973 y d aquel gobernador, fue lanzaron una convocatoria obviamente en pro de los festejos de tal manera que abrió la oportunidad de otorgar, en el contexto del 450 aniversario de la fundación de Colima, medallas y preseas a históricos y portentosos ciudadanos y ciudadanas que habían contribuido o que contribuyeron con la cultura y con diferentes ramas de las humanidades y del conocimiento científico, etcétera.
Lo primero que se hizo en los arreglos o preparativos del 450 Aniversario de la Fundación de la Villa de Colima fue aprobar en el Congreso el proyecto de decreto que envió el gobernador del estado Pablo Silva García, el cual luego de haberse leído y comentado ampliamente se aprobó por unanimidad y con dispensa de trámites, expidiéndose desde luego el Decreto número 156 y que se envió al gobernador para su publicación en el periódico oficial.
Eran entre otros, diputados Jaime Enríquez Casillas, por cierto fallecido Hace unos días; la profesora Rosa María Centeno Santoyo Ernesto Terriquez Sámano; Leonel Ramírez García y el oficial mayor era el connotado historiador colimense Juan Oseguera Velázquez, cuya esposa.
El decreto, obviamente en su Artículo Primero, declaraba el año 1973 como el 450 Aniversario de la Fundación de la Villa de Colima. Y en su segundo artículo señalaba: celebrense por los Poderes del Estado y los HH. Ayuntamientos las festividades que estimen convenientes para conmemorar ese acontecimiento con la participación y regocijo de todo el pueblo de Colima.
Obviamente se trataba de festejar la fundación, en razón de ello el artículo tercero autorizaba la realización de todos los actos que se estimará inconvenientes y por quien lo deseara para que al entusiasmo del pueblo colimense se unieran todos los colimenses que radican fuera del estado Y si así lo desearan participarán las entidades que integran la Federación y los Poderes federales.
En el primer considerando el decreto 156 señalaba que según el criterio de historiadores de reconocida capacidad locales y nacionales se establecía que los españoles fundaron en el año de 1523 la Primitiva Villa de Colima.
Sin duda, la conmemoración se se contempló a lo grande hace 50 años, y no tendría por qué ahora que se trata de medio milenio ser en menor escala esta dimensión.
También se instruyó que toda la correspondencia oficial de los Poderes del Estado y de los Ayuntamientos llevaran suscrita la frase “1973 año del 450 aniversario de la Primitiva Fundación de la Villa de Colima; añadiendo que se invitara a todos los sectores sociales, instituciones educativas, culturales y científicas; empresas industriales y comerciales, organizaciones públicas y privadas; para que participaran activa y entusiastamente en los festejos e imprimieran en su correspondencia la frase citada.
Otro punto que llama mucho la atención, se encuentra en el Artículo Quinto, pues indicaba que se declaraba de utilidad pública la reconstrucción, restauración y conservación por parte de autoridad legalmente autorizada para el efecto, de construcciones y monumentos que estuviesen ligados en alguna forma al acontecimiento que se conmemoraba, sin menoscabo de las disposiciones que sobre esta materia consignaran las leyes federales respectivamente.
Para enaltecer esta fecha del 50 aniversario de la Fundación de la Primitiva Villa de Colima el Congreso echó mano de la Ley que crea premios y estímulos para los colimenses, aprobada en 1967.
Ha sido en el campo de la educación en donde un congreso formado con diputados y diputadas brillantes, reconoció o premió a los colimenses destacados, como María Ahumada de Gómez, que recibió la “Condecoración general Manuel Álvarez por su labor de rescate arqueológico; el destacado humanista Daniel A. Moreno, cuyos prólogos en libros de historia, literatura y derecho, son memorables, recibió la “Condecoración Balbino Dávalos; el sabio y filósofo Manuel Gallardo Zamora, recibió la “Condecoración doctor Miguel Galindo”; el doctor Ignacio Alcaraz del Río, recibió también la medalla “doctor Miguel Galindo”; el doctor Guillermo Anguiano Landín, recibió la “Condecoración doctor Miguel Galindo”; el doctor Héctor Brust Carmona, recibió la “Condecoración doctor Miguel Galindo”; Melchor Ursúa Quiroz, recibió la “Condecoración general Manuel Álvarez”; el cineasta Alberto Isaac, recibió también la medalla “Alfonso Michel”; el profesor Enrique Corona Morfín, recibió la “Condecoración profesor Gregorio Torres Quintero”.
Resulta muy interesante la información de los considerandos de cada uno de los decretos para otorgar cada una de las condecoraciones; de tal manera que cada uno de los decretos se constituye en una fuente de información de estos destacados colimenses.
Además en este contexto se publicaron importantes libros que hoy son de consulta permanente sobre la Colonia, la Reforma y la Revolución en Colima.
Fueron el 450 y luego el 475, dos eventos de aniversario que anteceden a los 500 años de la llegada del invasor español y el comienzo del mestizaje cultural y étnico, y el avasallamiento e imposición de un nuevo credo. Sin embargo, el medio milenio de este hecho, cruce cultural, enfrentamiento, choque o invasión; desde nuestro punto de vista, con base en el conocimiento del mismo y en línea directa con la posición de grandes historiadores y humanistas y por supuesto, del eje temático al respecto del gobierno federal de la Cuarta Transformación; es necesario incluir el concepto del reconocimiento de los pueblo originarios colimotes y su resistencia a lo largo de esos 500 años.