TNT, EL VOLCÁN DE COLIMA; UN HOMENAJE PÓSTUMO
Por: Víctor Martinez
*Uno de los más grandes luchadores de la edad de oro del deporte de los costalazos
Por Víctor Manuel Martínez
Este sábado 6 de agosto por la mañana falleció a los ochenta y cuatro años de edad uno de los grandes representantes del deporte-espectáculo de la lucha libre profesional, el gran TNT, el Volcán de Colima, el Señor de las víboras, hijo adoptivo y predilecto de Tecomán y el Estado de Colima, y vaya este reportaje sobre su vida y carrera como un homenaje póstumo.
De niño no fui muy fanático de la lucha, como sí lo eran mis hermanos. En Guadalajara tenía un pariente lejano que además de luchador, era el principal entrenador de nuestro país, Cuauhtémoc El Diablo Velasco, al que, sin embargo, nunca conocí. Aparte, era sastre, siendo el que confeccionaba los trajes, capas y máscaras de los gladiadores del ring. Por un tiempo, mi tío Wenceslao Cisneros Amaya fue también gladiador enmascarado, con el nombre de batalla de Tamakún. Pero yo siempre preferí el box a la lucha libre. Fue hasta los años noventas que por una temporada me aficioné, pero a la norteamericana, con el boom que significaron a nivel mundial los gladiadores de la desaparecida WWF (World Wrestling Federation), hoy WWE (World Wrestling Entertainment), principalmente Hulk Hogan y André El Gigante. Fue sólo una moda, que se me pasó pronto. Pero de aquellas épocas de mi niñez recuerdo de una forma sobresaliente, destacada, la imagen de un luchador mexicano especial, diferente desde su imagen, que era toda una estrella en nuestro país lo mismo que en el lejano Japón, y ése era TNT. Grande fue mi sorpresa al enterarme de que era colimense, según todas las revistas especializadas en este deporte, y más precisamente, de Tecomán. Supe de varias veces que vino a luchar a Manzanillo, a la legendaria arena de El Crucero, comandada por el famoso promotor El Papas.
UN POTOSINO COLIMENSE
El nombre verdadero de TNT, El Volcán de Colima, era Cecilio José Guadalupe Aguilar Herrera, y aunque su acta de nacimiento y sus papeles dicen que nació en Tecomán, Colima, en realidad vio la primera luz en San Luis Potosí. Vino al mundo el 22 de noviembre de 1937 en la comunidad de El Charquito, Villa de Arriaga, SLP, y en aquella entidad se inició en el deporte de los costalazos en 1952, cuando contaba con 17 años, haciendo pareja con un luchador de nombre El Siberiano, y llamándose entonces Torbellino Negro, empezó a luchar en Jalisco y Colima en 1957, con 21 abriles, siendo este segundo lugar una tierra de la que se enamoró. No tenía técnica alguna, pues jamás había entrenado en forma, por lo que, pasado un tiempo, se desesperó de no progresar en los carteles, y decidió darle prioridad a su profesión de albañil.
UNA NUEVA VIDA EN MANZANILLO
Pero, como siempre tuvo alma de viajero y vagabundo, decidió que se asentaría en un lugar costero, ya que hasta entonces no conocía el mar, y sólo lo había visto en fotografías, y le había encantado. Por alguna razón, escogió venir a buscar oportunidades a Manzanillo, y como no halló obras en construcción donde ofrecer sus servicios, decidió probar suerte como paletero, empleo donde duró sólo unas pocas semanas. Por cierto que también en las calles de Manzanillo trabajó otro distinguido luchador mexicano, zacatecano, miembro junto a TNT de la generación gloriosa de la década de los setentas, Pedro “El Perro” Aguayo; pero éste era panadero. Quizá alguna vez se cruzaron en alguna calle, ofreciendo cada quien sus productos.
NUEVA VIDA EN TECOMÁN
Por fin encontró una obra donde ofreció sus servicios y fue contratado. El patrón, Nacho Hernández, se hizo amigo de él, y cuando la obra se terminó, le dijo que se iba a ir a continuar su trabajo en otra ciudad, y lo invitó a acompañarlo, cosa que Don Lupe aceptó, y es así como llega a Tecomán, tierra de la que se enamoró; y aunque viajó por todo el país y el mundo, siempre regresaba. Además, ahí se casó e hizo su familia, al lado de María de los Ángeles Guerrero, con quien tuvo siete hijos. Como la amistad con su patrón había crecido mucho, éste un día le confesó que era luchador enmascarado, El Tigre Rojo, y lo invitó a que entrenaran juntos. Don Lupe contestó afirmativa y entusiastamente, porque nunca había abandonado su sueño de ser luchador, de lo que ya había probado las mieles. En el patio de la casa de su amigo hicieron un hueco rectangular en el piso de tierra, y lo llenaron con aserrín, para taparlo luego con cartones, y ese fue su tatami, como se le llama al lugar donde entrenan los representantes del pancracio.
EL ZOMBIE KARU
Luego empezaron a pelear por la región, a pesar de que Don Lupe no se sentía del todo preparado. Su debut lo hizo en Cihuatlán, y en esta nueva etapa, ya con más herramientas técnicas que su sola presencia y carisma, tomó el nombre de Zombie Karú. Un día fue incluido en una función que presidieron Santo, El Enmascarado de Plata y El Cavernario Galindo. Por ese tiempo, Rodolfo Guzmán Huerta, El Santo, decidió promover mucho la lucha por esta región de la costa del Pacífico, a pesar de que ya era una estrella, y venir a esta zona era todo un sacrificio. Durante años, a la gira por nuestro litoral, La Gira del Pacífico, se le conoció como La Gira del Infierno, pues en una camioneta viajaban hasta quince o dieciséis luchadores.
EL GRAN GALILEO
Don Lupe empezó a viajar con ellos, pero ahora tomó un nuevo nombre de combate, El Gran Galileo, para lo que se hizo un equipo con un bastón, y, como siempre se distinguió por amar mucho a los animales, decidió que lo acompañaría hasta el ring su ardilla domesticada. Esta ardilla se subía en su hombro, y ahí se quedaba quieta, acompañándole a donde fuera. En este tiempo era un bonachón, lo que en las arenas de Norteamérica se conoce como un Face, y aquí, como el bando técnico, opuesto a los rudos. Pero en términos generales, la mayor parte de su carrera militó en el bando de los rudos, y nunca en el de los exóticos. Pronto dejó a la ardilla en su casa, por temor a que se la fueran a lastimar. En su casa, sin embargo, tenía varias, así como otros animales, pues siempre le gustó mucho la fauna. Muchas veces en aquella época, y con tal de lograr mejores oportunidades, aceptaba participar en alguna función de manera gratuita. Viendo a aquel gigante forzudo, de grandes melenas y barbas, que tanta comunicación alcanzaba con la gradería, es ahí cuando le descubre Shadito Cruz, cazatalentos que se lo lleva a la Ciudad de México, donde lo pone bajo la tutela del maestro Rafael Salamanca, quien le enseña los secretos de la profesión a alto nivel. A pesar de pesar más de 120 kilos de peso y tener gran fuerza, no sabía mucho de lucha, pero se esforzó en aprender.
LUCHADOR Y ALBAÑIL
A pesar de conocer el mundo en sus correrías luchísticas, Don Trinidad nunca estudió, porque en su niñez fue muy pobre, por lo que fue albañil en su adolescencia y juventud, tanto así que en un principio combinaba este oficio con su participación en los ensogados. La misma ruda actividad le hizo desarrollar más su fuerza física, aunado a lo que Dios ya le había regalado como complexión natural, ya que, a pesar de no ser de músculos marcados, era ancho de espaldas, brazos y piernas, robusto y con una estatura en sus buenos tiempos de poco más de dos metros, la cual con los años mermó, por razones propias de la edad, midiendo a la postre 1.90. Esa robustez natural es de extrañar, si consideramos lo mal que se alimentaba. Benjamín Alfano, El Rayo Verde, uno de sus primeros maestros en el pancracio, se topó con que no era muy apto para las maromas y lances acrobáticos, pero en cambio, su presencia física, altura, carisma y, sobre todo, fortaleza física, le daban un plus.
NACE TNT, EL VOLCÀN DE COLIMA
Hizo su debut con este personaje en León, Guanajuato. No pasó desapercibido, sobre todo por su estatura, superior a los 2 metros, lo que le daba proyección para ser internacional, y por esta razón es, pues, que el gran promotor Valente Pérez, dueño de varias revistas luchísticas, y quien también creó a otros grandes personajes como Mil Máscaras y Tinieblas, se lo lleva a la Ciudad de México, de planta, ya con el nombre de TNT. Se le crea, pues, todo un personaje, con una tupida barba y larga cabellera, cubiertas de pieles de animales exóticos, botas peludas y, sobre todo, lo que lo haría célebre a nivel mundial, su culebra alrededor del cuello. Pronto fue tal su popularidad, que fue contratado para luchar en Centro y Sudamérica, donde también triunfó, y cruzó el Pacífico para luchar en Japón, donde fue la locura, e hizo excelentes demostraciones de su arte en China y Singapur. Toda su vida, desde el inicio, tuvo una gran rivalidad con Mil Máscaras. Toda su vida, también, desde el principio, dijo ser de Colima, y en especial de Tecomán, donde quiera que lo presentaran. Siempre se hablaba de él como del Volcán de Colima. Esa es una de las razones por las que, a la par que con sus víboras, también subía a luchar acompañado de varias iguanas amaestradas, las cuales son abundantes en toda la ribera de Cuyutlán, y en especial, son el ícono de Tecomán, suelo que adoptó como propio. Otro sobrenombre con el que fue identificado fue el de El Señor de la Víboras.
DE TECOMÁN PARA EL MUNDO
En un principio se pensó que podría triunfar en las arenas norteamericanas, lo cual no logró porque no tuvo buenos promotores hacia ese mercado, mientras que sí se le facilitó su ingreso a los mercados asiáticos, y de Centro y Sudamérica, siendo Japón en ese tiempo más importante que EUA, en cuanto a lucha libre. Allá enfrentó a Antonio Inoki, Giant Baba, Satoru Sayama, Rikidozian, al francés André El Gigante, a otros europeos como Stan Hansen y Lou Thesz, al africano Abdullah The Butcher, al puertorriqueño Carlos Colón, al hindú Tiger Jet Singh, a los argentinos Martin Karadaggian y La Momia, y a los norteamericanos Hulk Hogan, Harley Race y Rick Flair, entre otros. Gladiadores aztecas tan famosos como El Santo, Huracán Ramírez, Black Shadow, Blue Demon y Rayo de Jalisco, jamás lograron tener la resonancia y penetración internacional que logró El Gigante de Tecomán, TNT, quién sólo fue superado en este renglón por el más internacional de los luchadores mexicanos, Mil Máscaras, así como Canek, El Príncipe Maya. Tuvo incluso ofertas para hacer cine, pero nunca se decidió porque, debido a su escasa preparación educativa y su dificultad para leer, no se creía apto para desempeñar algún papel en la pantalla grande, así fuera con escaso diálogo.
TRIUNFO A NIVEL NACIONAL
Continuaba ejerciendo la albañilería, y fue él quien ayudó a construir la Arena de Box y Lucha de Ecatepec, que luego fue una de las más importantes del país, donde después combatiría más de una vez. Valente Pérez lo bautizó como TNT, luego de verlo destrozar un muro de un trancazo, porque le estorbaba en una obra de albañilería. Se empezó a anunciar en las revistas que eran propiedad de Valente Pérez que, el que aguantara un golpe seco, sólido, de TNT, ganaría mil pesos. Nadie se ofreció a tratar de ganar el dinero, pues venía acompañando la promoción una foto del tecomense por adopción, donde se veía su tremenda complexión física, y cualquiera se intimidaba. En el año de 1970 debuta en la Arena México, y causó sensación como subía acompañado de sus víboras, las cuales criaba en su Tecomán en unos botes enormes de acero, alimentándolas con ratones. En sus primeros combates subía corriendo al ring, con un morral en la mano, de donde sacaba la serpiente ya que estaba sobre el cuadrilátero, asustando a los demás luchadores. Entonces, viendo el efecto que causaba, alguien con más conocimiento de marketing le dijo que no se presentara así, sino que saliera del vestidor de manera lenta, cruzando paso a pasito por el pasillo hasta el ring con la culebra enrollada en su cuello y mostrándola a los aficionados. Esto causó furor, y su fama aumentó.
ADOPTADO POR COLIMA OFICIALMENTE
De inmediato se buscó internacionalizarlo, pues no había muchos luchadores con características físicas en México para triunfar al lado de los gigantes de otras latitudes. Antes de cumplir siquiera un año de su debut en la máxima plaza luchística del país, ya logró su primer contrato para pelear en Japón. Fue ahí donde se topó con que no tenía documento de identidad alguno, ni siquiera acta de nacimiento. Y era indispensable contar con ellos para poder sacar el pasaporte que le permitiría viajar a pelear en las tierras del Lejano Oriente. Como estaba avecindado en Tecomán al lado de su familia, el gobierno de su ciudad adoptiva no dudó en hacerle un acta de nacimiento, donde dice que nació en la “Iguanópolis”. Ya era colimense en su corazón, y oficialmente desde entonces siempre lo será.
TRIUNFO A NIVEL INTERNACIONAL
Gracias a éste papel, hizo su primera gira al extranjero, visitando Guatemala, con éxito total, y Venezuela, en compañía de Santo. El triunfo fue rotundo, total, llamando más la atención que el propio enmascarado de plata. Entonces es cuando es llevado a los enlonados orientales por primera vez, arribando al Japón, donde todo le causaba extrañeza, y le desesperaba el no poder comunicarse con nadie, por las barreras naturales del lenguaje. Después de triunfar, venciendo a monstruos consagrados como Antonio Inoki y Sacabuchi, y enfrentarse a muchos luchadores canadienses, norteamericanos, ingleses, africanos y asiáticos, inició una extensa gira por el Lejano Oriente, luchando en Singapur, China, Filipinas e Indonesia, y en especial, Malasia, donde fue tal el odio que despertó por sus rudezas, destrozando a los representantes locales, que el público se le echó encima en una arena, queriendo lincharlo. Allá se le puso el nombre de Anaconda, porque lo consideraron más atractivo para el tipo de público, que, por cierto, ve los combates con seriedad y tranquilidad. Grandes batallas sostuvo con Buffallo Allen, The Destroyer, Tiger Mask y Big Van Vader, otro gigante. El nombre de la lucha libre en Asia es puroresu. Regresa a México en 1971 ya como una estrella internacional consagrada, y en 1975 hace una gira por Centroamérica, triunfando en Panamá de forma especial. En 1974 triunfa en las arenas hispanas de California, y en 1977 y 1978 hace lo propio en Sudamérica.
SIEMPRE REGRESANDO AL TERRUÑO
Siempre, sin embargo, pese a su fama alrededor del mundo, regresaba a luchar en las arenas de Tecomán, Manzanillo y Colima, aunque, por su fama, no lo necesitaba de ningún modo. Grandes estrellas del deporte lo venían a visitar y el les presumía su ciudad y su estado, sacándolos a pasear. En 1985, a los cuarenta y ocho años, tras quince de luchar al máximo nivel posible, se tiene que retirar por padecer diabetes, lo que le afecta en su visión y su circulación, y desde entonces se queda a vivir en Tecomán, en su domicilio en el centro de esa ciudad iguanera, la tierra de sus amores, de donde pocas veces ha salido, a excepción de algunas veces a Manzanillo, donde se le hizo un pequeño pero sentido homenaje, así como a la Ciudad de México.
IMITADORES MUCHOS, PERO NADIE COMO TNT
Durante una de sus visitas a Los Ángeles, se encontraba en la tribuna un niño llamado Jake, quien se asombró viendo el impacto que causaba entre el público aquel luchador que subía con sus víboras al cuadrilátero, y luego las dejaba en el rincón, en un morral. Años después, Jake, ya joven se hizo luchador, y ganó gran fama como Snake Roberts, y utilizaba también una culebra con la que subía al ring y a la que luego la guardaba en un morral. En Puerto Rico, tras percatarse que Don Lupe nunca había registrado el nombre de TNT, el gladiador borinqueño Savio Vega lo adoptó, sin pagar ninguna regalía, ni reconocer que el nombre ya existía desde antes. Además, Don Valente Pérez ya no estaba para oponerse, pues él era el creador del personaje. Algunos gladiadores en Japón también lo imitaron. Algunos como Earthquake (norteamericano) o Herodes (mexicano), usaban características que le recordaban, pero nadie le igualó en su originalidad y carisma.
MIEMBRO DISTINGUIDO DE LA GLORIOSA GENERACIÓN DE LUCHADORES DE LOS 70s
TNT formó parte de la generación de los setentas, en que la lucha libre renació como un deporte en nuestro país, cuando estaban en sus últimos tiempos los luchadores de la época de oro, como El Santo, Blue Demon, Huracán Ramírez, Cavernario Galindo, El Médico Asesino, El Bulldog y otros. Junto a él brillaron en esta etapa de resurgimiento, una nueva edad dorada, Mil Máscaras, Tinieblas, El Faraón, El Rostro, Dos Caras, Sicodélico, Ray Mendoza, Felipe Ham Lee, Dorrel Dixon, Fishman y otros; entre ellos otro colimense, José Guadalupe Fuentes, quien luchara localmente como El Bombero Fuentes, y después se hiciera célebre a nivel nacional como Babe Face. A él se lo llevó a la Ciudad de México Don Lupe Aguilar, recomendándolo como un buen elemento, gracias a que él ya había triunfado. Así ayudó a muchas personas. Viajó TNT por todo el país en carro, pues siempre quería que su familia lo acompañara a las giras. Aunque no tuvo estudios, tuvo muchas experiencias, y aprendió muchas cosas de la observación, pues era muy curioso. Le tocó triunfar en una etapa difícil, pues en ese tiempo las luchas no se pasaban por televisión, pues la Secretaría de Gobernación prohibió su transmisión, al considerarlas un deporte peligroso, que causaba un mal ejemplo en los niños, que querían imitar a sus héroes y se lesionaban. Solamente en Guadalajara se seguían transmitiendo las luchas. Toda la promoción se hacía en revistas, pero a través de ellas se logró vivir la época dorada de El Toreo de Cuatro Caminos, La Cueva de los Independientes, donde Don Lupe, TNT, siempre estaba en los lugares estelares en sus programas.
EL INOLVIDABLE SEÑOR DE LAS VÍBORAS
Siempre luchaba cubierto por una piel peluda de un animal disecado, a la cual le tenía mucho cariño, ya que, como siempre despertaba pasiones entre el público, muchas veces la utilizó como escudo, y le amortiguó las pedradas y palazos que le lanzaban cuando iba rumbo al vestidor. Su retiro fue prematuro, antes de cumplir cincuenta años y en plenitud de su fama, pero la enfermedad no le permitió seguir. Uno de sus hijos intentó seguir su carrera, pero tuvo que dejarla, porque se lesionó. Aunque nació en San Luis Potosí, siempre presumió y afirmó, y sus papeles lo avalan, que es de Colima, de Tecomán. Aquí en nuestra entidad, y más propiamente en Manzanillo, inició una carrera que lo llevó a ser famoso a nivel mundial, y hoy se le recuerda como uno de los grandes del deporte espectáculo en México. Descanse en paz, Don Lupe, el gran TNT.