OPINION

SUMAR  – SOCIALIZANDO DATOS

Balvanero Balderrama García

balvanero@gmail.com / @Balvanero.B

Para poder atender diversas problemáticas lo mejor es sumar.

Contrarrestar el individualismo con la construcción de comunidad. Lo común es mucho más que la suma de sus partes, porque más allá del número está la cualidad de los aportes.

También existe la máxima que procura dividir para vencer.

Recientemente ha habido una serie de información que busca desinformar, confundir, presentar las cosas alrevesadas; el interés personal por encima de los derechos de todas y todos.

Me refiero a la serie de imprecisiones, por decirlo de una manera, que se han dado a raíz de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al invalidar -29 de agosto pasado- la contrarreforma de 2017 a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.

Se dice, lo leen y escriben, que los derechos de las audiencias son un atentado a la libertad de expresión, que diferenciar información de opinión es cosa de mentes torcidas y perversas, que el gobierno federal quiere imponer censores -léase Defensores y Defensoras de las Audiencias- en los medios, que se quieren meter a las salas de redacción para dictar lo que se dirá, y otras linduras de esa índole.

Nada más alejado de la realidad.

Aquí es donde es necesario sumar para que los derechos no se resten, para que no sufran menoscabo y que no logren su objetivo quienes los desprecian, a quienes les afectan y les incomodan. Porque los derechos no son a contentillo, son para todas y todos.

Sumar, también, para crear comunidad. Por supuesto que no sólo en este caso particular de la defensa de los derechos de las audiencias, sino que sea una manera de actuar.

Nuestro país tiene muchos contextos que ocupan del esfuerzo en común y coordinado.

Por citar unos datos que difundió el INEGI y que trazan rutas urgentes de acción: hay una tasa de suicidios en el país de 6.5 por cada 100 mil habitantes; la cifra negra de delitos no denunciados es del 93.2 por ciento; el 70.1% de las mujeres de 15 años y más ha sufrido al menos una situación de violencia.

No estamos aislados, somos relacionales, y, aunque no queramos, vivimos en relación con.

Traigo a colación, nuevamente, la canción de La Muralla, que se abre y se cierra, que invita a sumarse para construirla, todas y todos, sin distingo, con la única condición que se procure aquello que configura la comunidad:

Alcemos esta muralla

juntando todas las manos;

los negros, sus manos negras

los blancos, sus blancas manos

De esta forma, unidos y codo a codo, defendamos y promovamos nuestros derechos, la vida y la convivencia armoniosa.