TONALTEPETL – 22 DE SEPTIEMBRE 2022
Gustavo L. Solórzano
Mi madre al igual que mi abuela era muy dada a las frases o dichos. Una de sus favoritas era, “hacer el bien sin mirar a quien”. Así crecimos, dándonos la mano entre familia y vecinos, ayudando y dejándonos ayudar de vez en cuando. La vida es así, reciprocidad para bien, siempre, se necesita. Sin embargo, es necesario entender que no siempre recibes lo que das, al menos no de la misma persona, porque la sabiduría infinita nos enseña que todo regresa si, mas no siempre por el mismo camino que se fue.
Complemento, tu le das a una persona indigente, seguramente te das cuenta de que nada puede darte, no material; luego entonces, la vida busca otra forma, otro ser visible o invisible para que regrese a ti lo que diste. Ojo, cuenta también cuando das algo que lastime a otro, es la Ley de la Compensación y el Equilibrio, ¿hermosa verdad?
Por eso a veces nos sorprende la buena racha o algo que nos molesta o lastima, y no sabemos por qué nos llega, bueno, pues esta es la respuesta.
De ahí que sea muy importante tener conciencia de lo que damos, sin duda eso es lo que recibiremos tarde o temprano. Lo peor de esto y aquí reconozco mi ignorancia, es que a veces no ajusta una vida para saldar cuentas, y yo digo, si el universo nos va a regresar bienestar, pues que bueno, pero si no, entonces hay que abrir los ojos. Dicho con palabras llanas, esto significa que por cada acción que realicemos, tendremos una reacción o una consecuencia, que recibiremos de vuelta. Es lo que normalmente conocemos como “Cosechamos lo que sembramos” o “Recibimos lo que damos”.
En la versión cristiana sería el equivalente a “el que siembra rayos, cosechará tempestades” o “con la vara que mides, serás medido”. Mas de lo mismo, me quiero explicar bien, pues mucha gente piensa que de pronto recibimos castigos y en realidad no es así. En lugar de ver el karma como un castigo, uno puede verlo como la puerta de entrada a la experiencia humana a través de la cual podemos cambiar al dharma. Se dice que incluso los ángeles anhelan esta oportunidad de encarnación.
El karma, es decir, la acción de ejercer nuestro libre albedrío con serias consecuencias, tiene que convertirse en dharma. Dharma es donde se borra la cuenta, “hacer el bien, sin mirar a quien”. Es donde tu disciplina y compromisos te hacen positivo y elegante. Luego sales de tu capullo y te conviertes en un líder, lo elevas todo y deja un legado. Esa capacidad de convertir lo negativo en positivo, de apoyar todas tus acciones con tus facetas y modales, es el resultado de la introspección hacia el bien común.
Nuestra sociedad esta golpeada por situaciones diversas, es necesario recuperar la paz y la tranquilidad interiores, orar, meditar, cuidar nuestra alimentación, compartir, dar de corazón, es la forma de contribuir para aliviar la incertidumbre y el dolor, podemos hacerlo, solo basta voluntad.
ABUELITAS:
A los servidores públicos de primer nivel, recordarles que quien los puso en ese puesto es porque confía en ustedes. Hoy la sociedad espera que, ante las circunstancias derivadas del sismo, se actúe con responsabilidad, prontitud y buena voluntad. Es necesario que las casas y edificios dañados sean revisados por expertos en la materia para el bien de todos. Será un buen punto para la administración estatal, que se brinde atención de esta manera y principalmente las escuelas. En una situación como esta, todos nos necesitamos. Es cuánto.