RUBÉN ÁLAMO ZUAZO, EL CIUDADANO EJEMPLAR – QUOD SCRIPSI, SCRIPSI
HORACIO ARCHUNDIA
Hace al menos medio siglo que Rubén Álamo participa en el ramo de la construcción. Su empresa es de las más acreditadas del mundo en obras de infraestructura portuaria. Ha construido escolleras, muelles, posiciones de atraque, puentes de gran formato y obras de primera calidad en muchos lugares del mundo. Su marca es reconocida por tirios y trollanos. Tan solo en Manzanillo ha construido, entre otros, la prolongación del Rompeolas y la del Muelle de Pémex, el muelle de la Planta Regasificadora y el de la Armada. Se encargó de convertir el vetusto y deteriorado Muelle Fiscal en el moderno Muelle de Cruceros. En fin…toda una vida dedicada a obras de incuestionable calidad. Es un empresario respetable y respetado. Dos ayuntamientos le han agradecido su generosidad y su solidaridad con los manzanillenses, porque en cada gran inundación, en los sismos y en los huracanes, ha puesto al servicio de la ciudad maquinaria pesada, trabajadores y herramientas, para encabezar personalmente, y acompañado de sus hijos, las tareas de rescate de damnificados y las de limpieza y desazolve de arroyos caudalosos que han arrastrado todo; o el retiro de escombros y el rescate de víctimas, cuando los sismos más de una vez, han causado daños fatales. El cabildo lo designó Ciudadano del Año en el año 2010 y en el 2013 le declaró Hijo Predilecto del Municipio en razón de sus méritos y de su labor en beneficio de los manzanillenses. El gobierno del Estado le entregó un reconocimiento al Mérito Cívico, por lo que aportó para rescatar daminificados en septiembre de 1999, cuando el Valle de las Garzas sufrió grandes daños por el huracán Greg. Nunca, como pueden acreditarlo todos los presidentes municipales antecesores de la actual, se ha negado Rubén Álamo a brindar ayuda a los manzanillenses en casos de desastres.
Es un hombre sensible y humano que no ha escatimado recursos para contribuir al bienestar común. Y le viene de familia: Su padre, el ingeniero Jesús Álamo Calatayud, que fue director de la Comisión de Agua Potable y también empresario, destacó por su honradez acrisolada y su hombría de bien. Una calle en la Delegación de Santiago lleva su nombre. Su madre, Esperanza Zuazo viuda de Álamo, es una dama estimada y respetada en la entidad. Su tío Raúl Zuazo Ochoa, fue un empresario muy destacado también en el ramo de la construcción y periodista por más de sesenta años. La plaza de las Fuentes Danzarinas, a las afueras del muelle de Cruceros, lleva su nombre. Sus hijos, igual de generosos y exitosos que él, han sido reconocidos por sus virtudes: Jesús alcanzó fama internacional en las artes marciales y fue Deportista del Año. Rubén hijo ha sido un aclamado filántropo y fue reconocido, igual que su padre, como Ciudadano del Año. Joaquín, el menor, es un atinado, visionario y reconocido empresario.
Tal es la familia, en suma, que la alcaldesa Griselda Martínez, mujer irresponsable, deslenguada y temeraria, relacionó con el crimen organizado de forma artera y vil, poniéndolos en riesgo y exhibiéndose como una tipa desbozalada y ruin, inescrupulosa y torcida. Frente a las innegables cualidades y las aportaciones de la familia Álamo convendría preguntarle a la alcaldesa ¿qué ha hecho su familia por Manzanillo? Porque si se va a referir a su cacareada “labor de gobierno” hay que recordarle que no es tan fregona como publica y si lo fuera, como dice, en todo caso para eso se le paga.
En el pleito estéril que lleva desde hace años con el equipo de la gobernadora Indira Vizcaíno, la presidente municipal, que según dice ha sido atacada -cosa de la que muchos manzanillenses dudan-, por grupos delictivos, no ha tenido reparo ni pudor en enlodar y desacreditar a quien ha querido. Fiel a su estilo y a su conducta vergonzante, la alcaldesa no se ha detenido a analizar el daño que causa calumniando y difamando sin ton ni son, secundada por gente de su ralea.
El tema da para mucho. Los dichos infundados de la edilesa han provocado indignación y repudio. Y han obligado a la familia Álamo, naturalmente, a actuar en consecuencia presentando la querella judicial que amerita el caso. No se puede ir por la vida manchando a los demás, expeliendo veneno y maldad. Es seguro que la impartición de justicia alcanzará a Griselda Martínez y le hará pagar su atrevimiento y su perversidad.
La perfidia tarde o temprano alcanza al malvado. Y lo veremos. La cantidad de personas afectadas por las declaraciones irresponsables e irreflexivas de quien debiera comportarse con cautela y prudencia, seguramente traerán repercusiones legales a las que tendrá que hacer frente, y por más que se llame perseguida política y pretenda hacerse la víctima, recibirá las sanciones que la ley impone en materia de daños y perjuicios.
Estaremos atentos.
POR HOY, BUEN DÍA.