COLIMA

MONSEÑOR GERARDO DÍAZ CELEBRA UN AÑO MÁS DE VIDA PRESBITERIAL Y AGRADECE HOSPITALIDAD DE COLIMENSES

Monseñor Gerardo Díaz Vázquez, celebró un año más de vida presbiterial y un año ya en la Diócesis de Colima.

Monseñor Gerardo Díaz, comentó que decidió ser sacerdote porque “más que una decisión personal es lo siento como un llamado que se va dando en partes, quizás al principio es curiosidad, yo tenia intención de entrar de misionero con los comunianos, pero me dicen hay que entrar al diocesano primero, estaba muy chiquillo y en cada etapa uno va tomando cierta decisión y ahí vas clarificando el querer ser o no sacerdote”.

Indicó que aceptar el llamado “me motiva varias cosas, quizás mi personalidad, el deseo de servicio, mi manera de ser, de entenderme en relación con personas y quizás esta sea una parte importante, pero otra es mi familia, una familia religiosa, en contacto con la iglesia y los sacerdotes, mi padrino de primera comunión el padre Salvador Barba y quizá esto va clarificando, va motivando el querer ser sacerdote el responder al llamado que se siente, llegó un momento en que hay que tomar decisiones firmes, para mí fue el diaconado, lo recuerdo en el mes de septiembre, tomar una decisión quiero o no quiero y solicité, se me concedió, primero el diaconado 26 de octubre del 92 y el presbiterado en el 91”.

Mencionó que “las experiencias felices siempre en mi vida han tenido que ver con el propio ministerio en relación con las personas, por ejemplo un señor que me dice necesito confesarme, quiero que me dedique al menos media hora, el señor duró casi dos horas platicando su vida, fue una experiencia muy bonita, yo simplemente escuché, pero al final el señor llorando me dice, hoy me siento amado por Dios, le pido que me abrace como si me abrazara Dios, como si Cristo me estuviera abrazando y ese abrazo es una experiencia de amor, un amor que no es solo mío es un amor de Dios y podérselo comunicar a este señor, a mí me llenó de satisfacción, de alegría, de entusiasmo como para seguir repitiendo estas experiencias, no tanto para mí, sino para él”.

Compartió que también ha vivido momentos difíciles también en relación con el ministerio “uno en el apostolado donde yo me preparé en una comunidad iba de misiones, me preparé con mucho entusiasmo, preparé dinámicas, preparé los temas, preparé cantos, preparé todo, llamo y nadie llega, como a la hora más o menos yo estaba en el templo, llega una señora mayor con dos niños, con ella me puse a rezar, platicamos un poquito, me sentí como decepcionado, pero ayudó mucho porque entendí no son tus dinámicas, no eres tú, es Dios, cámbiale, tuve que pensar qué hacer para poder atraer a las personas, ese momento fue muy complicado para mí, porque me desanimó”.

Aseguró que el año que lleva en Colima “es un tiempo que se ha pasado rápido, muy gratificante, encontré una Diócesis con una apertura enorme, con muchas expectativas, esto para mí se convirtió en mi principal reto, en el reto personal, era no tanto defraudar, sino cómo responder a toda esta apertura, estos deseos que había en la comunidad, en los sacerdotes, en las religiosas, cómo hacer que estas expectativas no caigan, sino se incrementen, ese fue mi mayor reto para mí”.

“Luego ya conociendo la realidad veo que el reto está en cómo vincularnos para que podamos hacer un trabajo pastoral de evangelización más articulado, que nos ayude, que nos permita no sentirnos tan agobiados por tanto trabajo, sobre todo los sacerdotes, pero también lo veo en los laicos y en las religiosas, creo que tenemos que comenzar cómo articular muchas cosas, trabajos, personas, proyectos, iniciativas, que nos permitan motivarnos mutuamente, apoyarnos mutuamente y que nuestro trabajo dé más fruto”.

“Como oportunidad, es una Diócesis que la encuentro muy favorable en la estructura, que tiene, la dimensión que tiene, la organización que tiene, hay muchas cosas buenas, basta que le demos el impulso, que la orientemos y esta es la gran oportunidad que yo encuentro sobre todo en el campo pastoral”.

Recordó que ha ordenado a 28 sacerdotes, “es el número más exacto que tengo en la mente, casi todos de la Diócesis de Tacámbaro, fueron unos 17 siendo obispo y ya estando acá he ido a ordenar cinco sacerdotes más a Tacámbaro y ordené cinco más aquí, es una experiencia muy gratificante y de mucha satisfacción”.

Expresó que la pastoral en Colima “creo que está organizada, necesitamos implementar otras estrategias para despertar la inquietud vocacional en adolescentes, en niños, necesitamos hablar más de la vocación a la vida consagrada y creo que esta tarea depende mucho de nosotros los presbíteros, pero dependen también de las familias y depende de las parroquias, hay hablar, hay que motivar, hay que despertar la inquietud, en este despertar creo que hay que hacer otras estrategias en la Diócesis, en donde podamos hacernos más presentes promoviendo la vocación, ya el llamado es de Dios, yo espero que con el paso de los años vayamos incrementando el número de seminaristas en la Diócesis y el número de religiosas, porque también esto nos tiene que interesar”.

“En los laicos veo mucho interés de participar en la vida de la iglesia, este despertar de los laicos bien encausado puede enriquecer también la vida consagrada, sacerdotal y religiosa, creo que para promover las vocaciones y dar una respuesta más adecuada hay que promover a los laicos, los ministerios laicales, porque si tenemos ministerios laicales bien estructurado, ellos también promoverán el ministerio ordenado y esto puede conjuntarse, es una interrelación entre laicos y sacerdotes entre matrimonio y sacerdocio que puede favorecer, incluso, las vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida religiosa”.

Agradeció la gran hospitalidad que los colimenses “han expresado a mi persona, que me lo han manifestado de muchas maneras, estoy muy agradecido, siempre he creído que mi persona pues no merece tanto, siempre lo he visto así, pero sin embargo, recibo muchas expresiones de cariño”.