CORRIDAS DE TOROS
Emotivo triunfo de Luis David Adame ayer en La Villa
Con apenas media entrada se dio ayer la primera corrida de feria en Villa de Alvarez, festejo en el que resultó triunfador el joven diestro hidrocálido Luis David Adame, quien cortó una oreja en su primer toro (cuarto de la tarde, tercero de lidia ordinaria) y las dos orejas de el que cerró plaza; para recibir fuerte ovación y salir del coso a hombros de los aficionados.
Vistiendo de grana y oro, el más joven de la dinastía de los Adame, se enfrentó a “Totito”, un capirote, aldinegro, botinero y delantero de cuerna, con el No. 390 y de 500 kilos de peso; al que saludó con dos pases de tanteo, dos lances a pies juntos, dos verónicas y un remate muy torero soltando la punta del percal. Bregó para llevar el morucho al caballo y quitó por dos chicuelinas, dos navarras, una chicuelina más y remató con una rebolera.
En el último tercio y tomando la pañosa con la diestra, abrevió en faena por muletazos de tanteo, dos tandas con la de cobrar y dos de naturales de tres, cuatro y cinco pases, muletazos por la cara y remató con pases de pecho para luego adornarse con molinetes y el de la firma, dejando una media en buen sitio, para recibir su primera oreja a solicitud del respetable.
Al enfrentarse al último de la tarde, “Señorón”, un negro entrepelado y cornidelantero, No. 378, de 515 kilos, armó la escandalera al lancear hasta en tres ocasiones de tanteo y tres veces a pies juntos, para luego hilvanar una tanda de seis verónicas suaves y muy templadas, las que remató con una tijera que le salió dibujada. Llevó el toro al caballo pegando seis chicuelinas andantes y quitó por zapopinas (5), que remató con una rebolera; arrancando la ovación de los aficionados que hasta esos momentos había permanecido un tanto en silencio.
Al tomar la pañosa, inició su segunda faena con un cambiado por la espalda, uno de trinchera, uno de pecho y un molinete invertido, continuando con tres tandas con la de cobrar intercaladas con dos de naturales, de tres, cuatro y hasta cinco pases que remató con forzados de pecho, el de trincherilla y varios molinetes. Luego pegó tres dosantinas que intercaló con tres derechazos en redondo, arrancando la ovación del respetable que le premió con más aplausos cuando bordó tres bernardinas y dos forzados de pecho. Despenó al morito de estoconazo hasta los gavilanes y fue premiado con las dos orejas del astado, que recibió arrastre lento por su nobleza y bravura.
Por su parte el ibérico Miguel Ángel Perera, quien vistió de verde olivo y oro, recibió a “Santi”, herrado con el No. 7 de 500 kilos, un cárdeno oscuro, meano y delantero de pitones, con siete verónicas que remató con una media sin ajustar la suerte. Quitó por mandiles a pies juntos y rubricó con otra media. Luego pegó dos saltilleras, dos chicuelinas y una media más.
Tomando la de balleta para el último tercio, bordó cuatro tandas con la derecha alternadas con tres por la izquierda y una en redondo de cuatro y seis pases que le sacó a cuenta gotas al astado que desarrolló sentido dificultando la faena del coleta, quien rubricó su trasteo con forzados de pecho y molinetes; realizando luego faena de aliño para dejar media estocada un tanto tendida y concluir su intervención con dos descabellos. Silencio.
Con “Amoroso”, cuarto de lidia ordinaria (quinto de la tarde), un cárdeno oscuro, meano, delantero tocado del pitón derecho, No. 379, de 490 kilos, el diestro peninsular se apretó los machos y con el capote pegó tres lances de tanteo, tres verónicas despatarrado y dos lances a pies juntos que remató con una media. El torito se dolió de la puya y salió suelto de la suerte buscando la querencia.
Pero los subalternos lo sujetaron y con la franela forjó una faena en lidia ordinaria por cinco tandas con la diestra alternadas con dos por la izquierda, de 3, 4 y 6 muletazos, que remató con forzados de pecho, molinetes, muletazos por la cara del astado los que sacó a cuentagotas, para realizar luego faena de aliño y tirarse a matar dejando una entera delantera y caída y descabellar al primer intento. Cuando se retiraba en silencio, un sector del villamelonaje pidió la oreja que benévolamente concedió la Autoridad que presidió el festejo; pero que de igual forma, otro sector de los aficionados protestó con justa razón.
Con el santo de espaldas y pesado con la toledana, Octavio García “El Payo”, quien vistió de vino y oro, poco pudo hacer con los ejemplares de su lote, el primero (tercero del turno normal) un cárdeno oscuro, meano y corniapretado, al que saludó con pases de tanteo, verónicas y una media.
El torito que buscó la querencia en más de una ocasión, fue duramente picado y aunque fue mucho mejor que el segundo de la tarde, terminó agarrándose al piso y por tanto “El Payo” implementó una faena con cuatro tandas con la derecha, dos con la siniestra, de 4, 5 y 7 pases, que remató con forzados de pecho, los de trincherilla y el de la firma; escuchando los aplausos del respetable. Luego de pegar una tanda de doblones y muletazos por la cara, mató de entera un tanto tendida y pegó tres decabellos para retirarse en silencio.
Y vino el sexto de la tarde, de nombre “Regañon”, No. 367 de 500 kilos, un cárdeno claro, meano y paliabierto, al que Octavio García le pegó cuatro verónicas ajustadas, luego lo bregó llevándolo al caballo y lo remató con una media, para que los varilargueros se excedieran una vez más con la puya, desatando las protestas de público asistente.
Bordó una faena similar a la de su anterior astado, a base de 8 tandas de doblones, derechazos y naturales, que remató con los de pecho, el de trinchera, molinetes invertidos y el de la firma; en series de 4 y 5 pases. Se tiró a matar dejando una media tendida y concluyó al segundo intento con el estoque de cruceta. Nuevamente silencio.
Por su parte el caballero en plaza Rodrigo Santos, quien vistió de nazareno y oro al estilo Luis XV, aun cuando estuvo voluntarioso poco pudo hacer con un astado que desarrolló sentido y embistió de manera extraña en varias ocasiones. “Adiós”, No. 393 de 525 kilos un cárdeno claro, delanterito de cornamenta, fue recibido por el centauro potosino quien lo bregó a la grupa y luego de colocarlo en los terrenos propicios, le puso dos rejones de castigo, uno un tanto delantero y el otro traserito.
Brego hacia el tercio por la grupa y puso tres banderillas a una mano, para luego torear al estribo después de que salía de la colocación de cada palitroque, escuchando el aplauso del respetable.
Dio paso a los Forcados Mazatlecos, quienes comandados por el Cabo René Tirado, quien así mismo fungió como Forcado de Cara; realizaron un espectacular pega al primer intento y fueron generosamente ovacionados por los asistentes al festejo.
En su intento por lograr el triunfo, Rodrigo Santos, lamentablemente falló con los rehiletes a dos manos, pero se superó con las banderillas cortas, arrancando la ovación del cotarro. Dejo medio rejón de muerte en lo alto y el toro tardó en doblar, por lo que se retiró entre división de opiniones. Al final junto con los Forcados Mazatlecos saludó en el tercio y juntos dieron la vuelta al ruedo.
Deslucido el último festejo de feria en “La Petatera”
- Pablo Hermoso y Joselito Adame cortaron un apéndice cada uno
- Tercero y cuarto de “Los Cués” fueron mansos y desarrollaron sentido
- “El Zapata” ovacionado con los palitroques pero perdió trofeos por pinchar
Benjamín Velasco Briceño
“Niño de la Fragua”
Mejorando la entrada, con lleno hasta las banderolas y un retraso de quince minutos se dio ayer el último festejo de feria en la Monumental “Petatera” de Villa de Álvarez, mismo que resulto deslucido por la falta de bravura de los astados de “Los Cués”, que se agarraron al piso y desarrollaron sentido dificultando el quehacer de los coletas, quienes muy a pesar de su manifiesta voluntad, poco pudieron hacer; aún cuando al igual que en la pasada corrida, el corrido en sexto lugar posibilitó una faena que hizo despertar al cotarro.
El primero en tocar pelo fue el centauro navarro Pablo Hermoso de Mendoza, quien vistió de vino y negro con bordados en pasamanería al estilo rondeño y se enfrentó a “Don Yeyo”, segundo de la tarde, un cárdeno claro, meano, cornidelantero casi capacho, herrado con el número 787 y con 480 kilos en los lomos.
Manifestando una visible disposición por triunfar, el rejoneador ibérico puso dos rejones de castigo en buen sitio y toreando a la grupa luego de cada suerte, se hizo aplaudir por el respetable; después dejó cuatro rehiletes a una mano en sendos quiebres muy temerarios. Bregó al estribo y con el pecho de su jaca y realizó cabriolas hasta en cuatro ocasiones adornándose con el teléfono ante la complacencia del villamelonaje. Decoró al morucho con tres cortas a una mano y una rosa en el hoyo de las agujas y luego de pinchar en el primer viaje, dejó un rejonazo de muerte trasero para recibir una oreja a petición de los aficionados.
Con Don Pedro, el quinto del festejo, un negro salpicadito, meano, bien puesto, herrado con el No. 717, de 465 k., nuevamente buscó las palmas y desarrolló una labor tan intensa como en su primer turno. Dejó dos rejones de castigo equidistantes, cuatro banderillas largas a una mano en buen sitio, toreó a la grupa, al estribo y con el pecho de su montura; hizo cabriolas y cambios al galope, para dejar al astado en el tercio dispuesto para la suerte suprema, pero lamentablemente falló al primer intento con la hoja de peral y luego dejó una entera y caída que bastó para despenar a su enemigo. Aplausos.
En tanto, Joselito Adame, quien vistió de blanco y plata, se enfrentó a un descastado “Cantinero”, No. 46, de 470 k., cárdeno oscuro, bien puesto, al que lanceó de tanteo doblando la rodilla muy toreramente y remató con una media Verónica que le resultó dibujada.
Los varilargueros se excedieron con la puya y el cornúpeta regateó las embestidas manifestando una sosería que rayó en mansedumbre, por lo que el hidrocálido abrevió pegando muletazos por la cara y despenar al pupilo de “Los Cués” de dos pinchazos y un golpe con la espada de cruceta. Silencio.
Pero no conforme con este resultado, en el que cerró plaza salió a buscar el triunfo y recibió a “Mofletudo”, No. 53, un negro entrepelado, bien puesto, con 475 kilos de peso; al que lanceó de tanteo en dos ocasiones, para luego pegarle dos Verónicas despatarrado, la que remató con una media que gustó a los presentes en el coso.
Quitó por cuatro Chicuelinas muy ajustadas y dejó paso a los de “Aupa” que esta vez sí midieron la suerte de varas posibilitando el triunfo del coleta aguascalentense.
Al tomar la franela, Adame implementó una faena con muletazos de tanteo, dos tandas con la derecha de cuatro pases, tres tandas de naturales de cuatro y tres muletazos respectivamente, dos tandas más con la diestra y otras dos con la izquierda que alternó con molinetes y remató en cada ocasión con forzados de pecho, pases de la firma y cambio de manos.
Se tiró a matar y dejó una entera ligeramente caída que bastó para hacer doblar al de “Los Cués”, recibiendo por su labor meritoria una oreja del astado y una fuerte ovación por parte del conglomerado.
Por su condición de primer espada en el festejo, abrió plaza Uriel Moreno “El Zapata”, quien vistió de nazareno y oro, para enfrentarse a “Petatero”, No. 42 de 480 k. un cárdeno claro, delantero de cornamenta, que se dejó meter mano y fue recibió por el tlascalteca con un farol de rodillas hacia las tablas, para luego lancear con tres de tanteo, ejecutar dos verónicas y una media sin ajustarse del todo.
Como es su costumbre, “El Zapata” cubrió el segundo tercio y se dejó ver con dos pares al violín y uno al cuarteo, escuchando los aplausos del respetable.
Al tomar la pañosa comenzó su faena con tres muletazos rodilla en tierra que remató con el de la firma; para luego hilvanar cuatro tandas de cuatro y cinco muletazos con la de cobrar y pases en redondo que remató con forzados de pecho. Intentó lidiar por el lado izquierdo pero no se acomodó por los derrotes que tiraba el astado y pegó una tanda más con la derecha, para despenar al morucho de una media delanterita de no muy buenos efectos; por lo que escucho un aviso y concluyó al tercer intento con la espada corta. Silencio.
En su segunda oportunidad y al enfrentarse al cuarto del encierro de nombre “Mil Soles”, No. 38, con romana de 460 k., un castaño entrepelado, meano y bien puesto de pitones; lanceó de tanteo hasta cuatro veces y bregó por la cara, para rematar con una media verónica. Nuevamente se dejó ver con los palitroques y en un mismo viaje dejó dos al violín y uno de poder a poder, armando la escandalera.
Hacia el tercio final inició su trasteo con muletazos de rodillas pegado a tablas y remató con un molinete; para luego implementar una faena básicamente derechista, que alternó con molinetes, forzados de pecho y doblones; ya que el morito desde la segunda tanda desarrolló sentido y tiraba derrotes dificultándole su labor muleteril. Abanicó por la cara y pegó un molinete invertido y luego de cuajar una tanda de aliño, se tiró a matar siendo empalado sin consecuencias por el cornúpeta que se fue a refugiar a la querencia.
Pegó un segundo pinchazo y luego dejo media estocada, escuchando un aviso y concluyó su intervención al tercer golpe con el estoque para decabellar. Silencio.