OPINION

CULTURA ECONÓMICA – ALEJANDRO BERNAL ASTORGA

¿Cómo interpretar indicadores económicos para toma decisiones?

Algunas personas consultan el pronóstico del tiempo para saber si hará calor, frío o si lloverá para vestir la ropa adecuada. Otras revisan las estadísticas de su equipo favorito para saber que probabilidades tiene de ganar su próximo partido o las tendencias del voto para anticipar quién ganará una elección.

Así como tratamos de prever que ocurrirá en temas de nuestro interés, podemos incorporar la interpretación de los indicadores económicos a nuestra toma de decisiones, ya que los hechos que afectan nuestros ingresos no suelen presentarse de un momento a otro; por el contrario, muestran síntomas que los hacen predecibles. 

Si quisiéramos saber si la economía de un país se encuentra “sana” hay dos indicadores a los que tendríamos que prestar especial atención, el Producto Interno Bruto (PIB) y la Tasa de Desempleo (TD).

El PIB es el rey de los indicadores, ya que al representar “el valor expresado en pesos del total de bienes y servicios de consumo final producidos en un país en el transcurso de un año”; muestra un panorama económico general, que refleja el valor de todo aquello que las personas, empresas y el gobierno produjeron (bienes como alimentos, coches, ropa, casas, energéticos, etcétera) y servicios prestados (comunicaciones, transportes, turismo, energía, educación, etcétera).

Si el PIB se incrementa, será una buena noticia, ya que habrá aumentado la actividad económica (mayor producción de bienes y prestación de servicios) y con ello la generación de empleo e ingresos para la población; las empresas demandarán más insumos a sus proveedores y el gobierno recaudará más impuestos para poder satisfacer las necesidades de la población, por lo que se generan efectos positivos de manera directa e indirecta y se reactiva la economía.

La TD se refiere a las personas en edad laboral que no tienen empleo, a pesar de que lo han buscado y están dispuestas a trabajar. Si la tasa de desempleo disminuye, también será una buena noticia, ya que, al haber más personas con empleo, se incrementan sus ingresos y capacidad de compra, las ventas de las empresas y se genera la posibilidad de que estas reinviertan, aumentando su capacidad instalada o creando nuevas filiales, para crear un círculo económico virtuoso.

Si hiciéramos una analogía, el empleo sería la gasolina que hace andar al motor que se llama economía. Asimismo, una tendencia al alza de ambos indicadores favorece el ingreso promedio de la población y la posibilidad de que se incrementen los niveles de ahorro; esto traería una baja en las tasas de interés para el otorgamiento de préstamos, ya que el negocio de un banco no es pagar intereses a los ahorradores, sino cobrárselos a quienes solicitan créditos y para colocarlos ofrecerían facilidades y tasas de interés competitivas.

Es importante considerar que cuando aumenta el financiamiento, también tiende a incrementarse la inversión y la creación de nuevas empresas, favoreciendo la investigación, innovación, transferencia de tecnología y el desarrollo de conocimiento frontera; todo ello hace más competitivas a las ramas productivas nacionales.

En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) calcula y difunde de manera gratuita estos indicadores e incluso los podemos encontrar desagregados a nivel nacional y estatal o por sector y rama de actividad económica, ya que lo que ocurre en el país puede ser distinto a la realidad económica que se presenta en Colima o en cada uno de los estados.

La invitación es entonces a que la siguiente ocasión que escuche hablar del PIB o de la TD en la sección de finanzas de un noticiero, no le cambié pensando que el tema es aburrido o ajeno a su interés, ya que al saber interpretarlos podrá formarse un criterio e incorporarlos a su toma de decisiones favoreciendo sus finanzas personales o familiares y es que después de todo, “el que nada sabe…. nada teme”.