EL GUARDIÁN DE COFRADÍA
Pedí permiso para entrar al campo y se me concedió. Crucé un río y seguí subiendo con dirección al Volcán de Fuego y desde la profundidad de la naturaleza frondosa que me cubría, tenía el presentimiento de que alguien, o algo me observaba. Continué caminando.
En el ambiente se percibe mucha serenidad; esa sensación de paz al saberse entrar a un lugar sagrado. Estaba volteando hacía la copa de los árboles, cuando giré de pronto y fui enfocando poco a poco entre el ramaje y las piedras, y en el recorrido visual percibí a este interesante personaje que parecía no quitarme de encima la mirada; oculto y desafiando la inmensidad de los detalles que esconden los secretos de los cerros.
Me observaba fijamente entre las hojas de las plantas quemadoras con las que está rodeada la piedra mapa en donde lo inmortalizaron. Su vista se pierde en los volcanes. Nos saludamos. Fue un gusto reencontrarnos. Las aves estaban en un concierto cantando. Eres un auténtico guardián, le manifesté.
Hoy se lo presento al pueblo de Colima. Estamos en Cofradía de Suchitlán, sitio donde se desarrolló parte importante del origen prehispánico de este bello rincón del Occidente Mesoamericano.
Sus grabados podrían tener más de dos mil años de antigüedad, ya que, por las características de sus diseños y por estudios relacionados en el área de otros vestigios arqueológicos que hemos reportado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), podrían estar asociados a la Tradición Tumbas de Tiro (300 AEC – 600 EC).
De regreso, un señor a caballo me dijo que por la zona pueden verse llamaradas que brotan de la tierra y que la gente mayor de antes, solía contar que por ahí había nahuales, una especie de chamán o ser sobrenatural antiguo que tiene la capacidad de tomar forma animal, y así aparecer y desaparecer ante nuestra vista.
En la antigüedad, se decía que al nacer una persona también nace un animal, el cual se convierte en su protector y guía. El término ‘nahual’ refiere tanto a la persona que tiene esa capacidad como al animal mismo que también puede transformase, incluso en otras especies, árboles, elementos atmosféricos o rocas.
De acuerdo con la cosmovisión prehispánica, únicamente aquellos con cargos importantes tenían la habilidad de convertirse en nahuales, por su alto sentido de espiritualidad.
El petroglifo aún no está reportado al INAH. Pronto haré llegar sus coordenadas, para que sea registrado e integrado, al atlas de piedras grabadas del estado de
Colima.