OPINION

EL LEGADO PARA NUESTROS HIJOS – FOREX

Alejandro Bernal Astorga

Cuando reflexionamos en torno al nivel de vida que han tenido nuestros abuelos, padres, familiares y amigos, podemos encontrar historias con aciertos, desaciertos, y aprendizajes, que originaron procesos de evolución, para bien de las siguientes generaciones.

Si bien no es fácil experimentar en cabeza ajena, vale la pena compartir algunas experiencias, que pudieran acortar la curva de aprendizaje de nuestros hijos y de quienes nos rodean.

Podemos encontrar procesos en los que “aprendieron a aprender”, esto es, aprendieron, desaprendieron y reaprendieron, producto de la experiencia, la formación y los resultados obtenidos. Eso les permitió evolucionar y reinventarse para bien con el paso del tiempo.

La única constante es el cambio y es posible observar posturas, decisiones y creencias que con el paso del tiempo evolucionaron; no somos las mismas personas en el presente, que hace diez o veinte años, ni lo seremos en el futuro.

La cultura del esfuerzo está presente en los casos de éxito familiares; el trabajo duro, la perseverancia y resiliencia permitieron superar las circunstancias adversas y la escasez de recursos para hacer de la crisis una oportunidad. Conocer nuestras raíces y reconocer el esfuerzo de quienes nos antecedieron, genera conciencia, pertenencia y la convicción por construir un mejor futuro.

El acceso a la educación marca un antes y un después en el aprovechamiento de oportunidades para elevar el nivel de ingresos y calidad de vida de una familia; el surgimiento de más opciones laborales y mejor retribuidas hace la diferencia para potencializar las aspiraciones de sus integrantes.

Vivir con principios y valores es igualmente importante que adquirir conocimientos; nuestro comportamiento y la forma de relacionarnos con los demás, genera una “marca personal” que abre puertas y suma aliados. La empatía, el respeto y la conciencia de dejar el camino abierto para las próximas generaciones, se refrenda tratando a los demás como nos gustaría ser tratados.

Apostar por no ser uno más y desarrollar un factor diferenciador para ser los mejores en alguna actividad o distinguirse de los demás, es una convicción y forma de vida que genera el desarrollo de competencias o habilidades únicas en su entorno y distintivas incluso, de algunas familias.

Quienes apuestan por esta estrategia, saben que la competencia es consigo mismos; se alegran por el triunfo de quienes les rodean y saben que la suma de logros y voluntades son la base del éxito.

La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, genera liderazgo, gana confianzas y marca positivamente el medio en el que se desarrollan; los hijos, amigos y quienes rodean aprenden más de lo que hacemos, que de lo que decimos.

Sin duda, estas y otras muchas lecciones de vida son el mejor legado para nuestros hijos y seres queridos, que tendrán más elementos y mejores oportunidades para forjar y construir su propio futuro.