OPINION

EL MAESTRO

Eran pasaditas las 10 de la mañana de un martes de febrero de hace 15 años cuando enfilamos a toda velocidad por la autopista a Guadalajara con  rumbo al aeropuerto; al volante operaba el infaltable Balín, quien a petición mía y contra su costumbre hundió el pie en el acelerador.

En la sala de vuelos privados ya nos esperaba El Maestro, sus acompañantes y un niño de aproximadamente 9 años de nombre Guillermo. Abordamos la camioneta rápidamente y casi volamos para regresar al sorteo. En el camino le pregunté al maestro por su niño al que ya dijimos se llama Guillermo y por su señora esposa, nos comentó que la esposa nunca viaja con él por ser una creencia de muchos toreros el no hacerse acompañar por la consorte.

Durante el camino el niño Guillermo veía un edificio y gritaba “papá ¿esa es La Petatera”?  No mi hijo, contestaba El maestro, aguarda un poco. A los pocos minutos volvía el niño con la misma pregunta y nos dice el maestro, es que yo les hablo mucho de ella y tiene muchas ganas de conocerla.

Llegamos a la plaza y El Maestro asistió al sorteo, saludando a las decenas de aficionados que se dieron cita en los corrales para atestiguar el protocolo de enchiqueramiento. Al finalizar se apartó de la concurrencia y subió solo con su hijo a los tablados altos de Lupe Castillo. Allí permanecieron unos minutos, contemplando el imponente coso hecho con la esencia de un pueblo humilde y trabajador.

El niño no dejaba de preguntar, asombrado, mientras que Pablo Hermoso de Mendoza contestaba sus inquietudes con paternal cariño.  Una vez que bajaron, procedimos a llevarlos a sus habitaciones en el hotel María Isabel. En el trayecto nos contó cuanto admira esta plaza de toros, lo que significa en la historia de esta Villa, el amor con que las familias cuidan la madera el año redondo para mostrarla al mundo en cada febrero; los artesanos que la construyen, el hecho de que solamente se disfrute su presencia un mes y luego desaparezca temporalmente, por todo ello es única en el mundo. Por donde yo ando, nos dijo, en cada lugar donde me presento, platico de la existencia de esta gran obra, hecha de manera tradicional y que forma parte de la cultura de esta región.

Por la tarde, El Balín fue a recogerlo al hotel. Al llegar a la plaza, Pablo me pregunta si era seguro dejarle al niño encargado, a lo que le dije que sí, con total y plena confianza y así fue, El Balín tuvo que sudar la gota gorda para cuidar a Guillermo que corría de un lugar a otro, en determinada área, para luego quedarse muy quietecito cuando su padre salió al ruedo con el primero de la tarde. Que bonito se veía el niño, que estampa tan señorial e imponente, verlo sentadito en la primera tabla de los bajos del tablado 50, mirar embelesado la magistral faena su padre a través de las añosas trancas.

El Maestro Pablo es, sin lugar a dudas, uno de los embajadores màs importantes de nuestra fiesta y de nuestro tesoro artístico, ese que nuestros padres, abuelos y ancestros construyeron con tanto amor con el solo fin de divertirse sanamente 10 días, entre los dos grandes periodos de trabajo, el de las salinas y la agricultura, porque nuestra plaza fue hecha, fundamentalmente, con el esfuerzo de jornaleros del campo, salineros y agricultores Villalvarenses.

El próximo lunes 27 de noviembre de 2023, el gobierno municipal de Villa de Álvarez entregará al maestro Pablo Hermoso de Mendoza un reconocimiento por su trayectoria y por ser, desde hace màs de dos décadas, desde que pisó con sus corceles y “Cagancho” el albero de nuestra monumental plaza, el màs grande promotor taurino de nuestra icónica y artesanal construcción. Enhorabuena.

Y si de agradecer se trata, El Balín nunca olvidará al niño Guillermo que, al bajarse de la camioneta para meterse al hotel junto con su padre, corrió hasta la ventanilla del chofer para darle un clavel, de un ramo que le habían dado al maestro, con un “muchas gracias por cuidarme, señor”.