EL VIRUS DEL COVID-19 VINO A REVOLUCIONAR LOS SERVICIOS FUNERARIOS: ÓSCAR OMAR ÁNGELES
El virus del Covid-19 que llegó hace dos años, vino a revolucionar lo que fueron los servicios funerarios, porque no hay espacios suficientes en los cementerios y porque no se tenía conocimiento de cómo iba a evolucionar el virus y lo recomendable era que en cuanto ocurriera la defunción el cuerpo iba directamente al crematorio en la mayoría de las veces, entonces fue más la necesidad del uso del horno crematorio y no había espacio para poder velarlos.
Dio a conocer en entrevista con Periódico Hechos, Óscar Omar Ángeles Saldívar, de oficio asesor de servicios funerarios, quien comentó que “para protegerse del virus al realizar un servicio utilizaban un overol, mascarilla, lentes, tres pares de guantes, filtros, botas, desinfectantes, era muy pesado el trabajar con este equipo, pero era una necesidad”.
Señaló que ahora en su punto de vista, ya no es tan necesario, pero hay quienes siguen llevando esos protocolos de seguridad sanitario, pero él en su caso ya no lo utiliza tan extremo porque están dentro de un grupo de funerarios a nivel nacional y varios compañeros han compartido que nadie ha resultado infectado.
Según, dijo, que al día de hoy “se cree que las personas que fallecen por Covid, el virus muere también, ya no hay algo que lo pueda comprobar al 100%, no hay pruebas de que alguna persona que tuvo contacto con el cuerpo se haya infectado; los contagios en un sepelio o una velación, es porque algún familiar está infectado y es quien puede esparcir el virus, pero el cuerpo en sí no creemos que ya no lo tiene”.
Dijo que lo anterior lo basa “en la experiencia de alrededor de 250 compañeros funerarios a nivel nacional y nadie de los tanatopractores que son los embalsamadores ha resultado hasta el día de hoy infectado por Covid, es decir por un cuerpo directamente, sin embargo el agente funerario que tiene relación con la familia sí se han infectado”.
Comentó que inicialmente había la instrucción de la Cofepris de que una vez que ocurría la defunción tenían cuatro horas para que el familiar directo pudiera despedirse con las medidas sanitarias correspondientes, donde solo podían acercarse a cierta distancia del ataúd sellado y el cuerpo tendría que estar encapsulado y después de eso se pasaba el cuerpo al crematorio o al cementerio, por lo que era solo una pequeña velación y el ataúd se desechaba.
Mencionó que muchos ataúdes donde el cuerpo es cremado son especiales, se restaura el interior cuando hay una causa natural que no es infecciosa.
Agregó que actualmente los ataúdes son elaborados con madera barnizada, porque el metálico tiende a cumplir con su estimado de 15 a 17 años que es el proceso de descomposición del cuerpo para poder reutilizar la gaveta, es decir la exhumación y reutilización de la gaveta para otro cuerpo. Si se sepulta el ataúd de madera se puede reutilizar la gaveta a los 5 años.
En el ataúd de madera se puede reutilizar a los cinco años o sea se puede exhumar y reutilizar esa gaveta.
Dijo que en el 2020 las salas de velación casi no se estuvieron usando por personas fallecidas por el Covid, eran cremaciones directas o inhumaciones.
Indicó que sí hubo personas que no respetaban los protocolos y tenían su velación en casa de manera normal, donde llegaban acompañantes, no había medidas de seguridad sanitaria en su mayoría.
Dijo que en estos casos se manejaban las medidas de salubridad, respetando la sana distancia, teniendo el contacto mínimo con los familiares y para hacer trámites les pedían que les firmaran una carta poder para agilizarlos, quitarles un peso de encima a los familiares y también reducir el riesgo del contagio de Covid.
Recomienda a los familiares que en una velación lleven su cubrebocas, gel, respetar la sana distancia y si alguien presenta algún síntoma hacerlo saber para tener el cuidado, porque “interviene mucha gente, desde los compañeros que atienden la cafetería, los del área de administración, el agente funerario, familiares, amigos y demás acompañantes”.