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EXPERTOS HABLAN SOBRE LA BIOECONOMÍA Y PRODUCCIÓN COMBUSTIBLE COMO EL ETANOL A TRAVÉS DE LA CAÑA DE AZÚCAR

La diversificación de la agroindustria de la caña de azúcar es la mejor solución para la estabilidad del sector y que no se puede continuar dependiendo de la producción de un solo producto el azúcar, siendo conscientes de esa oportunidad para la creación de una nueva agroindustria en beneficio de los cañeros, así como de los industriales.

Diego Montenegro Ernst, representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en México y coordinador de asuntos especiales en la región norte, explicó que la bioeconomía es la utilización intensiva de los conocimientos que se tiene sobre recursos, procesos, tecnología y principios biológicos para la producción sostenible de vienes y servicios en todos los sectores de la economía.

Dijo que el IICA ha venido promoviendo una serie de plataformas regionales con participación de bancos de desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo, la CAF hoy día Banco de Desarrollo de las Américas en la construcción de plataformas como el Posin Sur, el Posin Norte en donde el Inifap en el Caso de México participa activamente en estas y en otras agendas, precisamente con este objetivo de incorporar el concepto de bioeconomía como el eje central de la transformación de los sistemas agroalimentarios.

Señaló que entre los logros y los retos en la producción de caña de azúcar en México a partir de su cerca de 800 mil hectáreas sembradas y el trabajo de cerca de 180 mil productores y sus cerca de 50 ingenios azucareros han logrado importantes logros y avances y “hoy en día realmente me ha llenado de satisfacción el ratificar y el volver a escuchar los grandes esfuerzos que se vienen haciendo desde el sector privado para buscar esas alianzas público-privadas en la construcción de iniciativas y agendas de generación de tecnología de ciencia y de innovación”.

Consideró que “existen algunos importantes retos todavía por desarrollar, la aplicación de principios biológicos y el uso de la biomasa residual pueden ser herramientas claves fundamentales para abordar estos y para avanzar a una producción más sostenible, la idea de la generación de energías limpias, la reducción de quemas, el uso de fertilizantes orgánicos y otras prácticas sostenibles para el mejor uso del suelo y agua y para mejor adaptarse al cambio climático y también para contribuir a una disminución de las emisiones de gases efecto invernadero, resultan temas de agenda fundamental para incorporarlas dentro del trabajo de esta emblemática cadena de valor, como es la de la caña de azúcar en México”.

“Entre lo que entendemos que son las oportunidades o que hemos venido a llamar en la jerga la gente que estamos impulsando el concepto de la bioeconomía, las bioportunidades, hablamos de la necesidad de tener que transformar lo que antes eran desperdicios, lo que antes eran desechos, hoy día área de oportunidades para la producción de productos con valor agregado y es ahí en ese contexto que vemos que ya en la actualidad el sector cañero aprovecha más del 90 por ciento de su biomasa total, principalmente para la producción de azúcar y de etanol y se utiliza el bagazo para la generación de energía”.

“El potencial es mucho más grande, vemos en nuestros colegas productores en Brasil, algunos en Perú, algunos en otras latitudes del mundo donde la producción de biodiésel, de biogas, de butanol, de etanol, de hidrógeno, la producción de bioplásticos, de fibras, de papel, son solamente algunas de las grandes posibilidades y oportunidades que se tienen para la utilización de la biomasa que se genera a partir de la cadena de la caña de azúcar”.

Detalló que las tendencias que se van generando en el mundo entero en relación al crecimiento de las tasas de los bioproductos derivados de la bioeconomía en términos de biocombustibles, los bioplásticos, los biofertilizantes, biofármacos, los materiales de construcción, inclusive los materiales para la siembra, la biotecnología, la cosmetología, los productos biomédicos que tienen tasas de crecimiento que superan cuatro, cinco o seis veces en los últimos periodos de cinco o siete años comparados con los productos tradicionales, “con esto no queremos decir que tiene que haber una sustitución de los productos tradicionales como el azúcar y productos que son fundamentales para la dieta alimentaria en la canasta familiar, sino abrir la posibilidad para un crecimiento sostenible y la generación de oportunidades a partir de estos nuevos bioproductos que se generan como oportunidades en el mundo enero asociados con la cadena de la caña”.

Para finalizar, dijo que “estos objetivos se van a lograr si solo existen generar y poner en marcha alianzas estratégicas, públicos con privados, académicos, organismos internacionales, empresas certificadoras puedan coadyuvar y puedan colaborar en procesos esta naturaleza”.

Reiteró que “que somos optimistas, de que la ciencia, de que la tecnología, la innovación nos llevarán donde queremos llegar, estos 30 años que tenemos por delante resultan fundamentales para determinar el futuro de la agricultura y por qué no decirlo del mundo entero hacia adelante y es a partir de estas alianzas estratégicas, donde quisiéramos ver a muchas otras instituciones que se sumen a la misma, estamos trabajando de manera coordinada cada cual desde el ámbito de sus responsabilidades para generar una suerte de un clúster, de un nodo de innovación vinculado con este importante sector de la caña”.

Por su parte el ingeniero Carlos Javier Villazón Salem, director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, presentó la estrategia para el desarrollo de combustibles sostenibles de aviación SAF para la descarbonización de la aviación en México, los compromisos de nuestro país en la materia, así como la relación y colaboración de la agroindustria de la caña de azúcar para el cumplimiento de dicha estrategia.

Expresó “por qué los aeropuertos están platicando con la industria de la agricultura, yo creo que en el mundo en el que vivimos y de esto estamos convencidos, al menos en el mundo de la aviación, que la sustentabilidad es aquel punto que relaciona a todas las industrias, ninguna industria hoy puede desarrollarse negando o no haciendo caso del impacto que tiene la industria en el medio ambiente y es ahí donde todos convergemos por más distinta que se quiera ver la industria todas convergen en la sustentabilidad y ahí tenemos que trabajar en equipo”.

“Esta presentación gira fundamentalmente alrededor de algunos conceptos generales, pero sobre todo lo que estamos haciendo hoy en México y en lo cual estamos poniendo todo nuestro interés como institución y obviamente con la colaboración de una serie de empresas, industrias y estamos formando al final del camino un ecosistema que creemos va por el buen camino y esperamos cumplir con las expectativas que se tienen”.

“Este biocombustible es conocido como Sustainable Aviation Fuel (SAF), y aquí en México lo manejos con varias connotaciones, con varios significados, pero turbosina verde o turbosina de origen orgánico pareciera ser que va a ser finalmente el nombre que se le va a dar. Es importante señalar que el uso de este combustible no significa un cambio de tecnología importante en la aviación, es decir, las turbinas pueden seguir funcionando como hasta hoy lo están haciendo con este combustible, nada más que hay una limitación, el SAF o turbosina verde tiene que ser combinada con la vieja turbosina, por llamarse así, de origen fósil, con esta combinación se puede utilizar sin ningún cambio tecnológico mayor”.

“Otro concepto importante es que el uso de esta tecnología puede reducir hasta en un 80 por ciento le huella de carbono o en global todo lo que requiere la producción y uso del combustible de origen fósil, es decir, la expectativa de reducción es muy amplia. De qué depende que lleguemos al 80%, depende efectivamente del tipo de biomasa que estemos utilizando en la materia prima que estemos usando y de la tecnología que estemos implementando”.

Explicó que para combinar la turbosina se tiene que pasar por una serie de certificaciones muy importantes, no es cualquier combinación, no es mezclarlas en un tambo, se requiere cierta tecnología para lograr una combinación perfecta, exacta y la turbosina no reciba un cambio que puede ser o que se puede traducir en un algún tipo de contratiempo.

Otro concepto importante es “hoy encontramos en la caña de azúcar una materia prima de rápido acceso para poder cumplir con una serie de compromisos, pero no hay que descartar que otras materias primas pueden ser utilizadas, no solamente en la agricultura, algún otro tipo de cultivo, sino también la propia basura, los aceites pueden ser utilizados para producir la turbosina verde”.

“La serie de certificaciones que se muestran ahí son las certificaciones mínimas que puedan garantizar que la turbosina va a funcionar adecuadamente en las turbinas respectivas”.

Mencionó que “los compromisos que tenemos como país a nivel internacional a través de la Organización Internacional de Aviación Civil (Oaci), hay una meta que se les llama emisiones netas de gases de efecto invernadero para el 2050 de cero, es decir, se está procurando que prácticamente la aviación no emita contaminantes hacia el 2050, es un reto enorme, porque significa no solamente el uso de estos combustibles en las tecnologías actuales de la turbosina, sino que también significa que los propios mecanismos de impulso que tienen los aviones, pues tienen que evolucionar y aquí puede surgir otro tipo de tecnologías alternativas como lo es las turbinas eléctricas que ya están en prueba o el uso de otros combustibles como pudiera ser hidrógeno”.

“Para el 2030 por lo menos existe en lo que a nosotros nos concierne en este momento un compromiso, el 5% de los combustibles que se consuman para las aeronaves tienen que provenir de origen natural, tiene que ser turbosina verde y esto lo que significa es que en nuestro país son 340 millones de litros, es una gran cantidad”.

“Hoy a través de ASA distribuimos 5 mil 400 millones de turbosina a las diferentes aeronaves tanto nacionales como internacionales y prácticamente en todos los aeropuertos del país. Este 5% al que se refiere la meta son en un principio para las aeronaves que hacen vuelos internacionales, cuando se hacen vuelos regionales no se va a pedir esta meta, pero para cualquier vuelo internacional fuera de la frontera se pide el 5% y esto es la cantidad que estamos señalando 340 millones de litros”.

“Para esto las aerolíneas han empezado a establecer una serie de compromisos con la Oaci que es en donde se concentra toda esta información y las aerolíneas sus compromisos han sido de un 5% a un 10% de lo que consume”.

“Otro dato interesante, hoy en el mundo se generan 40 mil vuelos que unen a más de 22 mil ciudades todos los días, hablar de un 5% ó 10%, estamos hablando que al menos unas 2 mil aeronaves tienen que recibir totalmente este combustible”.

Indicó que “estamos desarrollando un proyecto piloto en combinación con una serie de secretarías y representantes de la industria. En qué consiste este proyecto polito, el proyecto trata tiene como objetivo poder tener vuelos verdes a finales del 2025 en una prueba con algunas líneas aéreas con las cuales estamos haciendo algún tipo de convenio y para ello vamos a importar en una primera etapa el biocombustible, pero vamos a exportar el etanol a través del cual una biorrefinería en Estados Unidos nos estará produciendo el SAF respectivo que estaremos importando, aquí en México haremos la mezcla respectiva de la que hablamos y le haremos las pruebas que sean necesarias para que puedan ser utilizadas con seguridad en las aeronaves”.

“ASA interviene desde el almacenamiento hasta la distribución de este combustible y la mezcla del mismo, pero esta la Conazúcar, la Secretaría de Agricultura, Comunicaciones, una serie de certificaciones a nivel internacional, hay muchos laboratorios con los cuales tenemos que hacer uso las aerolíneas y sobre todo gente experimentada en el mundo que está haciendo este tipo de biocombustible, es un ecosistema enorme”.

“Hoy día estamos colaborando con el Ingenio La Gloria y con el cual estamos estableciendo un acuerdo que se llama Estrategia para el Desarrollo de Combustible Sostenibles de Aviación a Partir del Etanol el Anhidro de Caña de Azúcar, el objetivo es tenemos que aprender, no es solamente producir la caña, sino cómo la caña la transformamos en un etanol que sea eficiente en el momento de pasarlo por una refinería”.

“El año pasado pasamos por una serie de certificaciones, este año estamos viendo lo que necesitamos para seguir adelante y el próximo año echaremos andar el proyecto y dos datos interesantes de cada hectárea se obtienen de cinco a seis mil litros de etanol, dependiendo del tipo del cultivo del que estemos hablando y más o menos a través del etanol producimos el combustible sostenible en una proporción de dos a uno, es decir, por cada hectárea estaríamos obteniendo entre dos y 2 mil 500 litros de SAF. Cuántas hectáreas tenemos que cultivar para alcanzar nuestro objetivo de 340 millones de litros, hay diferentes aproximaciones, pero lo importante es tenemos un reto a corto plazo que es aprender y a partir de que aprendamos tendremos que pasar a otras etapas, como es la construcción de biorrefinerías y estar listos para el 2030”.