HASTA EL PROXIMO AÑO
Con la despedida del payaso terminaron las fiestas de toros de la Villa del año 2024. Que emocionante es contemplar la plaza a reventar en torno a un espectáculo hilarantemente confeccionado de alegría y color; las familias reunidas en torno al humor sencillo de nuestros payasos, y escuchar las golondrinas, enmarcando “las muy agradecidas gracias” de los hijos del porrillas y nietos de don Salvador, un oriundo del sur de Jalisco que llegó en un lejano 1924, bailando el Charleston, melodía y género de la época, para quedarse en el corazón de los Villalvarenses hasta nuestros días.
“Despídanse de la carne y también de la longaniza porque ya se va acercando el miércoles de ceniza”, así decía el estribillo que se cantaba y tocaba para finalizar nuestras fiestas, todavía hace cuatro décadas.
La vida vuelve a su normalidad en el pueblo y municipio de las tradiciones. La música ya no se escucha, ni los cohetes, ni las pezuñas de los caballos por las baldosas de pórfido.
Una festividad exitosa porque logra mantener nuestro sentido de identidad y de pertenencia. El orgullo de construir una artesanía icónica y escuchar las alegres melodías en el apagado cobijar de los petates y horcones; el grito de los vendedores; el guango, la diana y el adolorido lenguaje sin par de nuestra tierra en una bella expresión musical.
El gusto por correr a ver el convite a la pasada y saludar a los amigos, a muchos de los cuales no veiamos desde el año pasado. Ver bailar los mojigangos y gritarles a los bailadores; a Enrique el de La Chirimía.
Bailar y escuchar al colorado y entrarle a la pista, saludando a quienes no coincidiamos desde hace tiempo. Magistral la orquesta y los arreglos que se entretejen en un recibimiento lleno de ensombrerados, porque esa es la grandeza de nuestra fiesta MODIFICA LA CONDUCTA Y VESTUARIO DE PROPIOS Y VISITANTES PARA HACERNOS PARECER A NUESTROS ANTEPASADOS, LOS QUE INICIARON LA FIESTA. ESTO ES IDENTIDAD.
Nuestros niños aspiran a montar el siguiente año, a comprarse unas botitas y entrar a correr al albero de la plaza, a vestirse de toreritos, de payasos o de charras. Por eso la cabalgata infantil es tal vez uno de los elementos más importantes de todos los eventos, dije de todos, porque en ella se cifra la supervivencia de nuestras fiestas. NOS VEMOS, DIOS MEDIANTE, EL PRÓXIMO AÑO.
Por lo pronto, hay que dar gracias a los visitantes, y a quienes nos quedamos en esta bendita tierra, guardemos los recuerdos llenos de nostalgia y vivamos ahora la otra parte de la historia y tradición que nos hicieron grandes, Las salinas de Cuyutlán.
Allá nos vemos.