LA AUTONOMÍA E INDEPENDENCIA QUE LE HACE FALTA EL PODER JUDICIAL – ÁNGEL DURAN
El poder judicial estatal, necesita una reestructura completa, su disfuncionalidad es evidente y de gran malestar, entre comunidad jurídica y usuarios, basta con que se pudiera hacer alguna encuesta entre los que andan y trabajan en los tribunales, para darse cuenta de su inoperancia, por eso es necesario que haya una reestructura total.
El presidente del PJE Dr. Bernardo Alfredo Salazar Santana, señala que esta inoperancia, obedece a factores económicos, lo cierto es que tiene algo, pero poca razón, de esas causas de inoperancia, pues al poder judicial estatal y también a nivel nacional, es uno de los tres poderes a los que, en vez de fortalecerlos, los debilitan cada día más.
Sin embargo, la eficiencia o para transitar hacia un poder judicial eficiente, no es el problema principal, la falta de presupuesto; aunque le den al presidente lo que está pidiendo de dinero, el sistema de justicia local tiene otros factores que lo hacen, como una institución, que no le sirve a la sociedad colimense.
El problema principal, del que se queja la comunidad jurídica y del que, si se hiciera una encuesta, que cumpla con rigor los requisitos, insisto, si se hiciera una encuesta seria y buscando realmente el problema que tiene el poder judicial; ésta arrojaría, que el problema generalizado que lo tiene de rodillas y agachado, es la falta de independencia y autonomía.
Este factor vergonzoso, y que toda la comunidad jurídica lo sabe, es lo que realmente padece el poder judicial y así, le inyecten más dinero como presupuesto, su eficiencia no va a mejorar.
La autonomía e independencia que le hace falta el poder judicial, ha sido ocasionada porque, las designaciones principalmente de magistraturas, son por complacencia y no por méritos, ni capacidades, y eso ha generado un enorme encono, principalmente, entre los jueces y juezas, pues cada vez que hay una oportunidad de ocupar una magistratura, ni siquiera los toman en cuenta, a pesar de que, muchos de ellos, tienen capacidad y méritos.
Pero esos atributos, no son suficientes para quienes designan a los magistrados y magistradas, hay algunos de ellos, que no tienen que ver con la materia que luego van a desempeñar al tribunal y otros que jamás habían pisado un juzgado y llegan a ser los magistrados.
La magistratura, es una élite muy cerrada que solamente ellos entienden, aunque estén peleados entre ellos mismos, pero se protegen y abandonan a su suerte a los jueces, a los secretarios y el resto del personal, no hay respeto por el servicio civil de carrera, hay favoritismo en colocar en los mejores lugares al personal que algunos magistrados prefieren, incluyendo a los meritorios y todo esto genera un descontento generalizado.
El pleno del tribunal, sigue representando un enorme desafío para la comunidad jurídica, pues más que, eficientar al sistema de justicia, están entorpeciendo su avance, aunque se mantienen confrontados con los juzgadores y el resto del personal. Estos problemas los conocen; tanto el ejecutivo y legislativo, porque de cierta forma ellos han colaborado en que esto esté así, sin embargo, lo pueden cambiar.
Por eso y por otros muchos problemas con que cuenta el poder judicial, aunque les den el presupuesto que piden, que sí es necesario, la calidad de justicia que necesita la sociedad, el poder judicial no lo podría garantizar, por ello es necesario, erradicar estos problemas internos.
Para poder solucionar este grave problema que tiene encangrenado al sistema de justicia local, se necesita una reestructura total, hacer una investigación a fondo de cómo está operando; cada juzgador, cada magistrado, no meterse en la forma como piensan porque el sistema de justicia local tiene características propias y no se puede juzgar a sus titulares por su forma de pensar, pero sí están resolviendo correctamente conforme a criterios judiciales, si están trabajando conforme a los principios, valores y reglas de un operador judicial, eso sí es revisable, y urge que se haga. Basta utilizar los protocolos de buenas prácticas que se usan y que existen para ver que un poder judicial sea eficiente.
Si se investigan se darán cuenta, que una incorrecta designación de magistraturas y jueces, no da otra cosa más, que problemas, pues dejan fuera con ese tipo de decisión a personas con mejores conocimientos y méritos; estas prácticas deben acabarse, si se quiere mejorar el sistema de justicia, pues siempre se utilizará el pretexto de que no hay eficiencia por falta de presupuesto, pero eso no es justamente la causa, la causa es, la falta de autonomía e independencia con la que no goza el sistema de justicia local y sin esta garantía judicial, por supuesto, que se mantendrá al poder judicial sumiso.
El poder judicial, debe y puede trabajar bien, sólo se necesitan dos cosas fundamentales; un presupuesto adecuado y esté construido con bases firmes, pero reales, en que sus juzgadores, sean las personas idóneas y las más preparadas y que tengan los mejores méritos y capacidades, pues es ilógico que un poder que imparte justicia, se construya con cimientos injustos de designación, así no se puede.
Lo que sí se puede, es encontrar esas causas y erradicarlas y emitir medidas de no repetición y así tendremos un poder judicial fuerte y consolidado, ¡hay que hacerlo!
