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LA OLA VERDE LE HA DADO FAMA AL PUEBLO PESQUERO DE CUYUTLÁN

A 20 minutos de Manzanillo, se encuentra el pueblo pesquero de Cuyutlán, que en náhuatl significa “lugar de coyotes”; sus playas tienen la peculiaridad de tener arenas casi negras, únicas en el país, pues son de origen volcánico. Sin embargo, lo que ha dado fama al lugar es la llamada Ola Verde.

Algunas personas mencionarán que la Ola Verde es el efecto de bioluminiscencia en sus aguas que se produce en los meses de abril y mayo. Es un fenómeno que atrae a muchos visitantes nacionales y extranjeros, quienes viajan a Cuyutlán para admirar en la espuma de las aguas nocturnas lo que algunos describen como luciérnagas bailando.

Igualmente, los practicantes de surf, windsurf y nadadores expertos definirán a la Ola Verde como esa ola única que llega a alcanzar hasta ocho metros de altura, que se da sobre todo en los meses de abril a junio y que todos quieren dominar.

Los habitantes de este pequeño pueblo, si bien no lo vivieron, contarán con lujo de detalle acerca de la tristemente célebre Ola Verde de 1932; uno de los 60 tsunamis registrados en el Océano Pacífico del país desde el siglo XVIII.

Los días 3, 18 y 22 de junio de 1932 Cuyutlán registró tres sismos con magnitudes 8.2, 7.8 y 6.9 grados que generaron tsunamis con diferentes alturas. Sin embargo, el tsunami del 22 de junio fue el más destructivo, provocando olas de hasta 10 metros (aunque algunas personas dicen que las olas alcanzaron los 20 metros de altura).

Según crónicas de cuyutlanenses que sobrevivieron al maremoto, el Mar se adentró hasta 100 metros, formó un gran tubo de agua y en unos segundos cubrió fincas y casas, destruyendo todo a su paso. Mucha gente gritó que era el fin del mundo y se contabilizaron unos 75 muertos.

Aunque es un poblado pequeño con unos mil habitantes aproximadamente, el lugar no solo ofrece atractivos para los surfistas pues tiene hermosos manglares y criaderos de tortugas reconocidos por su esfuerzo de preservación ecológica.

Cuyutlán es uno de los principales productores de sal del país, por lo que se puede ver a hombres y mujeres recolectando el preciado mineral en las salineras, lo que se puede aprovechar para tomar atractivas fotografías de los espejos de agua en estos lugares.