ESPECTACULOS & CULTURA

LA RAZÓN POR LO QUE TOMO FOTOGRAFÍAS ES QUE ME GUSTA SENTIRME CERCA DEL ORIGEN DE TODO: SERGIO TAPIRO

Sergio Tapiro, el reconocido fotógrafo de naturaleza, ofreció una charla de su trabajo que diariamente realiza y que es su pasión, la fotografía.

Explicó que la foto del volcán de fuego con al que se dio a conocer internacionalmente, la tomó el 13 de diciembre del 2015, a eso de las 9:30 de la noche es el resultado del esfuerzo de muchos años de trabajo, de búsqueda constante y de alimentar una pasión.

“El impacto de esta imagen ha sido increíble, creo que es una de las imágenes de volcanes más conocidas en el mundo, gracias a que en el año 2026 ganó un premio World Press Photo, que para mí era un sueño prácticamente inalcanzable, cada que venía yo a la Ciudad de México, visitaba el Museo Franz Mayer para poder ver esta exposición, comprobaba los libros y decía qué maravilloso debe ser un día estar ganando un World Prees Photo o aparecer en un libro”.

“También tuver la enorme dicha, la fortuna, el honor de que estuviera exhibida en el Museo Smithsonian en Washigton durante más de 3 años y me hizo acreedor a un premio muy importante en la fotografía, que es el fotógrafo del año de National Geographic Travel del 2017”.

Explicó que lo que se ve en la fotografía es una explosión del volcán de Colima, que están sucediendo muchas cosas al mismo tiempo, “por un lado vemos una nube de ceniza que está saliendo del cráter del volcán, se ve un poco de lava que está corriendo por las laderas, podemos ver también un rayo que ilumina toda la escena, por eso es que en el cielo podemos ver en una pare como la nube de polvo que en realidad es arena y el rayo sucede por la fricción de las partículas de arena, se llama en términos comunes tormenta sucia que suelen suceder sobre todo en erupciones muy grandes en los volcanes, pero llegan a ocurrir en las tormentas de arena”.

“¿Por qué es maravillosa esta foto?, porque este enorme rayo de unos 600 metros de longitud es el que está bañando toda la escena, nos permite ver el edificio volcánico, se alcanza a distingjuir la lava y yo lo llamo el flash de Dios, porque es como si Dios hubiera tirado un flash de 600 metros que nos ayuda a iluminar”.

“Combinar todos estos elementos y además que hubiera un fotógrafo en ese momento con la capacidad, con la técnica, con muchos años, muchas horas de esfuerzo aprendiendo a tomar fotos de volcanes, este fue el resultado, magia en una imagen”.

Habló también de otra fotografía “imagínense que están cerca de un volcán, que están en un ambiente húmedo, frío, está haciendo viento, está totalmente nublado y dos amigos míos me invitan y me dicen, oye Tapiro, vamos a ir a saludar al volcán ¿quieres ir? Y pues yo sabía que no iba a tomar fotos, veía que estaba nublado y que no se iba a ver el volcán, pero dije, la experiencia va a valer la pena, va a estar bonito, llegamos hasta el lugar donde había acceso en el carro y nos bajamos y caminamos unos 10 minutos más”.

“En este lugar precioso, un paraje increíble, estaba todo húmedo, seguía el frío, estaba lloviendo y en cierto momento sentí dentro de esta lluvia un pequeño calor en mi cara, era un rayo de Sol que se había metido de quién sabe dónde y estaba bañándonos a nosotros tres y veo a lo lejos que se empieza a trazar un precioso arcoíris, estos 180 grados, era una cosa maravillosa, después se empieza a formar un segundo arcoíris encima y en ese momento me acordé que yo era fotógrafo, pero mi cámara estaba como a un kilómetro hacia abajo y tuve la opción de pensar y decir, si voy corriendo, quizá me dé el tiempo para poder tomar la cámara, tomarle fotos a estos dos arcoíris que se ven increíbles, pero algo que me ha enseñado la naturaleza es que estos sucesos y estas cosas tan importantes y tan maravillosas y a veces tan mágicas, ocurren solo por unos segundos, esa lección nos la tiene que dar la naturaleza, todo está en movimiento constante y todo el tiempo las cosas están cambiando”.

“Decidí no ir por mi cámara, que quedé ahí y en ese momento ocurrió la cosa más increíble que he visto en mi vida, un tercer arcoíris o una parte como de un arcoíris se empieza a formar del lado izquierdo y se empieza a pintar, yo jamás había visto tres arcoíris y así como llegó se fue, todo esto que les acabo de platicar es la foto que no tomé, para un fotógrafo es muy extraño hablar de la foto que no tomó, pero para mí tiene un matiz bien importante, porque ahora esta foto que yo no tomé, pero que yo tengo en mi cabeza, también ustedes la tienen, lo que me queda claro es que la naturaleza siempre nos da este tipo de regalos, a veces sin buscarlos, a veces cuando los estamos buscando desesperadamente, parece que nunca van a llegar”.

“Creo que siempre debemos estar atendiendo a lo que ocurre a nuestro alrededor, como fotógrafo yo pienso como un niño, miro como un niño, me gusta sentir que estoy aprendiendo todo el tiempo, debemos recordar que una fotografía se queda ahí para siempre, es un instante que quiso ser congelado y que logró ser capturado en una cámara, pero es un fracaso porque intentamos detener el tiempo que inexorablemente y continuamente se está moviendo”.

Señaló que “tener el talento significa que adquiriste las habilidades para poder ver algo más allá de lo que normalmente se ve, las habilidades se van forjando en el camino y con la vida, vengo de una familia con dos papás que en su tiempo fueron maestros, en mi casa había muchos libros, había literatura fantástica, yo leía Julio Verne, era de mis lecturas favoritas, lo releía hasta el cansancio, esos estímulos me llevaron a pensar un poquito en la ciencia, otros libros, otras enciclopedias, me hicieron observar fotografías, todo ese bagaje y todo esto que va uno asimilando desde que eres un niño es lo que te va transformando. Es necesario adquirir la técnica, es necesario saber manipular una cámara que es tu herramienta de trabajo, pero también es necesario estar en los momentos, sino los buscas, sino estás ahí, es probable que no te suceda, las grandes fotos suceden porque hay un fotógrafo, alguien con esas habilidades, con esa capacidad, que decidió darle clic a la cámara”.

“Ahora que las cámaras modernas y que incluso los celulares toman tan buenas fotos, pareciera que se demerita el trabajo del fotógrafo, pero la realidad es que no, un gran fotógrafo detrás de un móvil o detrás de una buena cámara va a lograr tomar una buena foto, pero un fotógrafo que tiene poco conocimiento, difícilmente lo va a lograr”.

“Platicando con muchos amigos fotógrafos y fotógrafas, por ejemplo, de deportes, el que toma una gran foto de un deporte es porque tiene un conocimiento preciso de ese tema, no puedes tomar una gran foto de beisbol sino sabes cómo funciona el beisbol. Yo no hubiera podido tomar buenas fotos de volcanes, a pesar de tener talento, a pesar de tener habilidad, sin hubiera tenido conocimiento acerca de los volcanes”.

“Cuando desconoces un tema, pues simplemente haces una fotografía que probablemente no trascienda más allá de…, pero cuando tu futo, además le insertas algo que puede sonar como magia o puede sonar como místico, pero una especie de pasión, yo siempre he sentido que las fotos las reflejan, esa pasión, ese vigor, esa fuerza, esa energía que tuviste o esas ganas de hacer esa fotografía o esas ganas de hacer esa fotografía están insertas de algún modo en la imagen, en este caso, por ejemplo”.

“Llevarme por esta pasión significó no estar en celebraciones especiales en mi familia, significó no estar con mi pareja en un fin de semana tranquilamente, significó estar alejado de todas las situaciones que puedan ocurrir en tu casa, tuve una etapa en mi vida muy importante, que es la que me forjó para ser fotógrafo y es que yo estaba pasando por una depresión, empecé a tomar la fotografía como una terapia, como una manera de mantener un diálogo interno con mis demonios y qué más se puede hacer en la naturaleza cuando tienes que estar seis u ocho horas enfrente de un volcán en la soledad, en la noche, cuando no hay nada a tu alrededor, solo tú y un volcán”.

“De esta manera empecé a dialogar conmigo mismo, empecé a darme cuenta que este fracaso tan grande que yo sentía que era el divorciarme, en realidad, era algo de lo que debía salir y debía continuar, había vida que hacer y había fotos que tomar. Las fotos de los volcanes fueron este aliciente, esta manera de salir de esta depresión, no de la locura esa la voy a tener siempre y me siento muy afortunado en ese sentido porque esta locura es la que me ha obligado me ha tenido siempre frente a un volcán esperando tomar fotos maravillosas”.

Expresó que “la razón de que tome fotos es que me gusta acercarme o me gusta sentirme cerca del origen de todo, me gusta entender mi universo, me gusta comprender qué es lo que está pasando y la fotografía me ayuda a dar ese paso que, de hecho, también me transforma. Me gusta pensar que en la fotografía se ve uno mismo y en la fotografía nos vemos también todos, las fotos son valiosas porque guardan memorias, las fotos suelen ser importantes porque significan algo para nosotros, pero no estoy hablando la foto de mi espagueti o la selfie que nos tomamos cotidianamente. Qué tal si gracias a una foto recuerdas a un ser querido que ya no está contigo”.

“Hace muchos años, si ocurría un incendio, lo primero que intentaban las familias rescatar de las casas era la caja de zapatos donde coleccionaban las fotografías, las conservamos porque significan algo para nosotros, significan amor, significan un tiempo que tuvimos, una etapa que vivimos y que es algo que ya no está. La fotografía nos transforma y la fotografía nos hace amar y cuando perdemos una fotografía tan valiosa, también sentimos que estamos perdiendo un pedacito de nuestras vidas”.

Indicó que “la diversificación de los dispositivos, los miles de teléfonos móviles, de teléfonos inteligentes, ahora nos permiten a todos tomar fotografías, de hecho, ahora todos podemos tomar muy buenas fotografías, pero el trabajo del fotógrafo profesional consiste en tener el ojo, yo lo llamo tener un ojo de niño curioso, ir descubriendo estas escenas, estas imágenes, estos hechos que no todo mundo, incluso con un celular puede ver. Este trabajo introspectivo es el que nos ayuda a hacer cierto tipo de fotografía”.

“La modernidad también nos ha dado como una velocidad, un vértigo tremendo, hemos llegado a tal grado con la saturación, por ejemplo, de turismo para hacerse selfies o para tomarse fotos en ciertos lugares, yo recuerdo una experiencia en el Gran Cañón, en el que parecía que estábamos como en una película de ciencia ficción, cientos de personas caminando para llegar a un espacio donde se podía tomar una fotografía y la gente se tomaba la selfie y se bajaba y yo empecé a ver eso y dije, ok, yo vengo a tomar una fotografía, pero ¿estoy apreciando el lugar, estoy disfrutando de esto?, ¿este viaje de varios miles de kilómetros está representando algo en mi vida o solo vine a tomarme una selfie o a tomar una buena foto?

“Estamos olvidando la razón principal por la que hacemos las cosas, hay un elemento humano en el tomar fotografías y eso es algo que ninguna inteligencia artificial nos va a traer, ninguna inteligencia artificial puede hacer que tú sientas al estar en un bosque, al estar en una montaña, al nadar en una playa, ninguna inteligencia artificial nos va a dar la arena en nuestros pies cuando vamos al Mar, ninguna inteligencia artificial puede lograr lo que se logra con la sola experiencia y esto me lleva a pensar que hay cuatro palabras que todos conocemos y que todos usamos, pero que es posible que no las estemos usando adecuadamente, una es ver, la otra es mirar, la otra es observar y la última contemplar. Todos los seres vivos que tienen ojos pueden ver, todos. Los seres humanos podemos mirar y también algunos seres vivos hacen una acción de mirar. Después tenemos el observar que requiere ya un poco de intelectualidad, cuando observas algo, estás pensando acerca de lo que estás observando, estás generando un conocimiento, te estás haciendo preguntas y el observar es fundamental para aprender. Por último, está el contemplar, cuando uno contempla, se vuelve parte del paisaje, cuando contemplas es como si te pusieras en comunión con la naturaleza”.

“Los invito a que si salimos, paseamos, si viajamos, disfrutemos ese momento, esa brisa, ese sonido de hojas, esa lluvia, la chimenea, lo que sea, son momentos humanos, irrepetibles, son experiencias de vida. Creo que a veces en este vértigo se nos olvida observar lo cotidiano y lo maravilloso y lo mágico que está aquí”.

“La fotografía es una experiencia vivida, es como tener esta mirada de niño, como divertirte de nuevo con estas pequeñas cosas de la vida, todos los días tenemos estas dosis de vida y a veces no nos damos cuenta que están enfrente de nosotros”.