LIBERACIÓN – TAREA POLÍTICA
Por: José Luís Santana Ochoa
La diputada federal Julia Jiménez Angulo ganó la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional en Colima que le disputó el domingo 19 de diciembre de 2021 a Jorge Luís Preciado Rodríguez en la persona de Dania Ivette Puga Corona, a pesar de su identificación con el más priista de los panistas Pedro Peralta Rivas, no gracias a la misma. En otras palabras, logró la victoria cargando sobre sus espaldas el rechazo a quien durante los últimos quince años se valió de la franquicia blanquiazul para hacer negocios en grande entregado al gobernador priista en turno. En cambio, a la señorita Dania Ivette terminó de hundirla su muy desprestigiado padrino Jorge Luís Preciado Rodríguez.
Jiménez Angulo se alzó con la victoria porque la mayoría de sus compañeros de partido que acudieron a las urnas en la jornada dominical electiva interna vieron en ella más positivos y menos negativos que los asociados a Puga Corona; porque mucho le aportaron a la victoria su compañero de fórmula Francisco Santana Roldán y los simpatizantes de éste; y porque su equipo de campaña, coordinado por el diputado por el Primer Distrito Electoral Federal, Riult Rivera Gutiérrez; y el activismo y la capacidad movilizadora acreditados por Jesús Alberto Partida Valencia y la porteña Gabriela De La Paz Sevilla Blanco, entre otros igualmente importantes, fueron mucho más efectivos que sus contrapartes.
Antes de la elección, el panismo colimense ya se había liberado de la perniciosa influencia del líder invicto en contiendas electorales plurinominales Fernando Antero Valle, quien llevaba 20 años viviendo a costillas de quienes en él confiaron y respaldaron. La paliza electoral al son de dos a uno, que en los municipios de Colima y Manzanillo fue aún mayor, tres a uno, dejó pa’l arrastre a quien nunca en su vida ganó una elección popular, Jorge Luis Preciado Rodríguez. Las caídas de ambos, Antero y Preciado, no significa en automático que el primo y cómplice del peor gobernador de la historia de Colima, el mencionado Peralta Rivas, sea en adelante el único amo y señor de la panadería estatal, como él mismo presume y pregona.
De los cuatro líderes panistas más cercanos al “jefe” Pedro, dos: el Síndico Muncipal de Colima Jesús Alberto Peregrina Valencia y el diputado federal de mayoría relativa, Riult Rivera Valencia, con sus actitudes, comportamientos y decisiones, le han marcado ya su voluntad independentista, su firme convicción de caminar en adelante por sus propios pies sin su nefasto tutelaje. La presidente electa del CDE del PAN, diputada federal plurinominal Julia Jiménez Angulo; y el diputado local Crispín Guerra Cárdenas habrán de seguir la misma ruta hacia la liberación del “jefe” Peralta, si de verdad quieren ganarse la confianza de la militancia panista y de los electores en general de cara a los comicios de 2024.
Por el bien del alicaído panismo colimense y la salud democrática del estado que demanda una real y combativa oposición a los gobiernos en turno, no simulaciones, la nueva dirigencia estatal del Partido Acción Nacional en Colima deberá hacer coincidir armónicamente autoridad formal y autoridad real, asumiendo el riesgo de sus propias decisiones y manteniéndose alejada de los caciques con patas de barro que tanto daño le hicieron al partido que los tuvo, los mantuvo y les dio.
EL ACABO
La moneda de cambio del Pedro Peralta Rivas en sus compra ventas con gobiernos estatales y municipales en turno, han sido el PAN y sus representantes populares, principalmente los votos azules en el Congreso del Estado y en los cabildos del estado.
Él ha ejercido a plenitud, en beneficio propio y de sus cómplices, el poder e influencia que le han atribuido como dueño del PAN en Colima. Cuando sus propios súbditos panistas empiecen a juzgarlo de cotón largo, iniciará su imparable caída.