Psicóloga de la UdeC aconseja como enfrentar el escenario de violencia
“Para enfrentarnos a los estresores cotidianos, a una amenaza o ante la percepción de un posible daño o pérdida, los seres humanos tenemos estrategias como huir de un sitio, gritar, sentir miedo o ponernos en estado de shock”. Todas estas reacciones, dijo la Dra. Sarita Salgado Torres , profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, “son completamente esperadas ante una situación que amenaza nuestra integridad, pero si persisten de manera prolongada pueden llevar al individuo a un trastorno de estrés agudo por estar recordando la vivencia”.
Sobre este tema, dijo que la ola de violencia que se vive en el estado puede generar crisis en la población, sobre todo al escuchar las descargas de una pistola, el sonido de las sirenas, e incluso al ver los mensajes y cadenas de información que circulan en redes sociales. Por tanto, “es importante tener claro lo que sí y lo que no puedo controlar; no podemos controlar la violencia que ocurre, pero sí las búsquedas que hacemos en internet”.
“Tan peligrosa es la desinformación -advirtió-, como empaparnos de información todo el día. Es importante el equilibrio. ¿Para qué nos va a servir la información? Para estar conscientes del problema, aprender cómo sí o cómo no debo actuar y qué me pone en riesgo, pero no para estar hipervigilantes, porque esto también nos puede llevar a un estado de estrés que nos puede enfermar”.
El estrés, explicó, genera actividad fisiológica de un eje llamado HPA (Hipotálamo-Pituitaria-Adrenal), que segrega hormonas como el cortisol o la adrenalina; cuando éstas llegan a la sangre pueden ser de gran ayuda, pues sirven para preparar la huida, “pero cuando se acumulan en grandes dosis y existe una retroalimentación negativa, es decir, cuando recordamos en todo momento el suceso, podríamos afectar el funcionamiento del cuerpo”.
Si la persona, una vez que pasa la situación estresantes, está en reposo pero a la vez alerta, entonces el organismo no descansa, “esto conlleva a una hiperactividad emocional; es decir, las personas reaccionan de más ante una situación de estrés, se enojan fácilmente y son más vulnerables”.
Por ello, dijo, es importante conocer no sólo las recomendaciones de las autoridades de seguridad, sino también estrategias para enfrentar el estrés. La primera de ellas es conservar la calma, “puede ser complicado, pero tenemos que darnos cuenta de cómo se altera la frecuencia cardiaca, cómo brinca el corazón, cómo nos sudan las manos”. Una vez identificada esta emoción “es importante inhalar y exhalar de manera profunda, para darnos cuenta de cómo está cambiando el cuerpo”.
Otra estrategia de contención es evitar palabras como tranquilízate, “más bien hay que estar presente con las personas, darles ánimo de que todo va a estar bien, decir ‘todo va a pasar’, ‘ten calma’, ese tipo de frases, de que todo es temporal. Si la persona en crisis lo permite, lo ideal es la contención física; es decir, abrazar, mantener la cercanía física”.
De ser posible, agregó, se puede evocar una imagen, algo que le dé tranquilidad o pedirle que inhale o exhale algo que le genere un recuerdo positivo; “esto es muy delicado, porque creemos que lo que para nosotros es placentero, para otros también lo es, y eso es incorrecto, más bien hay que acercarle a la persona algo que sea un estímulo favorable”.
Desgraciadamente, comentó, “como seres humanos tenemos la curiosidad de estar investigando en internet, en redes sociales, y encontramos información falsa que veces genera estrés y da la sensación de indefensión. Lo que podemos hacer es trazar una rutina que incluya diversas actividades. Si no puedo salir, buscaré actividades que me permitan disgregar la atención, no aquellas que me hagan focalizarla en estos temas y obviamente estar al pendiente de información verídica y responsable”.