QUOD SCRIPSI, SCRIPSI – 18 DE JUNIO 2021
HORACIO ARCHUNDIA
SOBRE EL CONFLICTO VIAL DEL TRANSPORTE PESADO. Para quienes desconocen cómo funciona el puerto comercial, resulta fácil culpar a la Administración Portuaria Integral del caos que provocan los camiones de carga pesada en carreteras y avenidas. Es muy sencillo responsabilizar a una sola dependencia de lo que ocurre, sin reflexionar que es un problema de todos. Si se trata de deslindarse, entonces la API podría decir en su favor que su competencia termina dentro de los muros del recinto portuario. Pero no. La API no se ciega ante el problema, y lejos de eso se trabaja intensamente en agilizar trámites, en despachar carga, en facilitar procedimientos, en poner orden. Porque precisamente de la decisión de poner orden, de controlar debidamente la operación del puerto, de hacer valer las normas, de regularizar la actividad portuaria como establece la ley, se deriva el caos externo. Es decir: Dentro del puerto hay orden, hay eficiencia, hay eficacia. Por eso afuera hay descontrol, porque por primera vez se están haciendo valer las reglas de operación al cien por ciento. Eso genera desconcierto en quienes estaban acostumbrados a conducirse al “ahí se va”, sin preocuparse por cumplir cabalmente reglamentos y normas. Hay muchos factores que tomar en cuenta respecto al conflicto vial que padecemos debido a la movilización de carga pesada, principalmente. Y lo primero que hay que entender es que cada una de las dependencias y empresas involucradas en la actividad portuaria debe hacer su parte. El ayuntamiento, por ejemplo, debe poner a sus agentes de tránsito a controlar los vehículos, porque el tramo hacia Jalipa es una carretera municipal. La API debe apoyar al municipio en esas tareas; los constructores deben trabajar las veinticuatro horas para acelerar las obras y contribuir así a despejar los tramos saturados vialmente; también, ellos mismos, deben apoyar con más señalización y con el control del tráfico;
los transportistas deben obedecer las normas y respetar a los agentes de vialidad. Los propios transportistas, que son los principales generadores del caos, deben respetar los planes de movilidad establecidos; tienen que instruir a sus choferes para que no se estacionen en lugares prohibidos a fin de que no obstaculicen a los demás conductores; los choferes están obligados a llevar sus vehiculos con civilidad y cortesía con otros trasnportistas y con la ciudadanía. Pero no lo hacen. El principio del desorden está en la competencia brutal entre los camioneros que ya saben que hay saturación y le entran al desbarajuste tope donde tope. Por su parte, las terminales deben organizar adecuadamente sus citas; los agentes aduanales asignar de manera mas eficiente las citas y en mayor amplitud de horarios. La
Aduana abrir y mantener su esquema de modulación de carga. Y los medios de comunicacion cambiarse el chip y dejar de criticar y apoyar los esfuerzos de las autoridades; llamar a todos los actores a sumarse; evitar polarizar y politizar este tipo de situaciones. En tanto no entendamos que es una labor de todos, porque de la buena marcha de las cosas en el puerto habrá siempre buenos resultados para la ciudad, no avanzaremos.
Es muy cómodo, decíamos, lanzar dardos envenenados apostándole al repudio hacia la API y al puerto. Pero olvidamos que el puerto comercial es la columna vertebral de la economía del Estado y debemos cuidarlo y apoyarlo para que a Manzanillo siga le siga yendo bien. Esto es un llamado a la conciencia de los ciudadanos. Debemos dejar de ver al puerto como enemigo. Es tiempo de valorar la estabilidad que nos produce. Porque en cada familia que habita en el municipio hay un miembro al menos que tiene algún tipo de relación con el puerto. Cuando todos hagamos lo que nos corresponde, comenzarán a funcionar al cien por ciento las cosas. La API mantiene comunicación constante con todas las dependencias y empresas integradas en el quehacer portuario con el fin de resolver el conflicto de movilidad que sufre Manzanillo entero. Ni está descuidando el tema ni es sorda ante el clamor ciudadano. Falta que todos los que tienen que aportar lo hagan decisivamente.
POR HOY, BUEN DÍA.