OPINION

TONALTEPETL – 16 DE AGOSTO DEL 2021

Gustavo L. Solórzano

Hoy en día, con la situación que vivimos en torno a la salud, los medios informativos que continúan esforzándose por ser los primeros en dar a conocer los aspectos mas cruentos de la batalla humana en contra de la plandemia. La propia gente que lleva y trae comentarios, rumores e invenciones, que generan ansiedad y esta, se ha convertido en la manifestación número uno que afecta a nuestra salud. Cuando una persona teme que algo malo va a suceder, se manifiesta la ansiedad, que por cierto se relaciona con el estrés. Además de los sentimientos de miedo y preocupación, a menudo también hay síntomas físicos, como la tensión muscular. Un ataque de pánico es diferente, ya que este puede ocurrir sin ningún desencadenante específico, y los síntomas son mucho más graves que los síntomas de la ansiedad.

Los síntomas de la ansiedad incluyen preocupación, intranquilidad y posiblemente síntomas físicos, como cambios en la frecuencia cardíaca. La ansiedad es diferente de un ataque de pánico, pero puede presentarse como parte de un trastorno de ansiedad o pánico. Sin embargo, si los niveles de estrés y ansiedad continúan por mucho tiempo, pueden desarrollarse otros problemas. Tanto el pánico como la ansiedad pueden involucrar miedo, latidos cardíacos acelerados, mareos, dolor en el pecho, dificultad para respirar y pensamientos irracionales.

Es necesario saber que la ansiedad puede afectar a las personas de formas distintas, con síntomas tanto físicos como psicológicos. Entre los síntomas psicológicos más comunes causados ​​por la ansiedad están la inquietud, la irritabilidad, la dificultad para concentrarse y la sensación de estar “en las espinas”. Las personas que sufren ansiedad a menudo experimentan síntomas físicos, como cansancio, mareos, palpitaciones, tensión muscular y dolor, dolor de cabeza, dificultad para dormir, dolor de estómago, dificultad para respirar o falta de aliento, malestar que incluso puede derivar en ataques de pánico.

Muchas personas experimentan ansiedad en algún momento de su vida, de hecho, la ansiedad es una respuesta bastante normal a eventos estresantes de la vida como cambiarse de casa, de trabajo, problemas de salud o problemas financieros. La crisis de salud que vivimos los “letrados” no es para menos, una parte importante de la población vive bajo estrés por esa razón, por si fuera poco, existen diferencias de criterio en cuanto a recibir la sustancia llamada vacuna, que no lo es, o continuar cuidándose de otra manera. Incluso algunas personas son hostigadas laboralmente para que se “vacunen”.

El problema surge cuando la causa, rebasa la capacidad de respuesta del organismo, y momentáneamente, la persona afectada no encuentra la solución.  Tengamos presente que la ansiedad es un temor a algo actual, aunque no se concrete exactamente a qué y con ello genera una aceleración vital en la persona. Además de su médico, un terapeuta, el psiquiatra, el psicólogo y el Homeópata, son acompañantes idóneos para contribuir en su restablecimiento. Claro está, alimentación sana, buen descanso, caminatas, sol, tomar agua suficiente, baños de asiento con agua fría, yoga, temazcal y otras terapéuticas naturales, son recomendables.

ABUELITAS:

Podemos vivir unos días sin comer, menos días sin tomar agua y sin respirar, ni unos instantes. La respiración diafragmal es muy importante, practíquela para relajar integralmente a su cuerpo. ¿Ha visto como se expande el vientre de los niños pequeños cuando respiran? ¿ha escuchado la fuerza con la que gritan los niños? Eso es porque el sonido proviene de su estómago, lamentablemente con el tiempo, la respiración se vuelve mecánica y pierde su integralidad. Reaprender a respirar es además de conveniente, necesario y sano, hágalo, verá que se sentirá mejor en muchos aspectos. Es cuánto.