TONALTEPETL – 20 DE JUNIO 2022
Gustavo L. Solórzano
Las piedras existen desde antes de la llegada del hombre a la tierra, sus colores diversos han atraído al ser humano siempre. Aun las grises, tienen su belleza y utilidad; la obsidiana por ejemplo, sirvió para hacer puntas para lanza y cuchillo. El jade, piedra de gran valor monetario, los cuarzos, en su gran variedad y energía, han influido en la vida cotidiana de los humanos.
Naturalmente, de manera comercial las piedras han sido clasificadas en areniscas, granitos, mármoles y calizas, travertinos, pizarras de techar y un apartado de “piedras varias” donde se sitúan las que no entran en los tipos anteriores. Todas tienen su valor energético y son buscadas de acuerdo al signo zodiacal que rige al interesado, o simplemente por el gusto de su color y forma.
Hoy quiero compartirles sobre una piedra mística y poderosa, es un cristal protector. Su propiedad más nombrada es la de absorber -cual esponja- toda la energía densa que generamos en nuestro campo (y la que viene del exterior). Me refiero a la turmalina negra, misma que canaliza la luz para repeler o disolver oscuridades. La Turmalina Negra es una piedra cristalizada extremadamente peculiar, pues está formada por estrías perfectas que forman canales energéticos por donde pasa una energía de altísima vibración. Sus estrías son paralelas y en este diseño geométrico está la explicación de su gran poder, canalizando la energía electromagnética que transforma inmediatamente las vibraciones más densas en corrientes positivas de energía.
Si uno tiene la sensibilidad de conectarse con la Turmalina, se da cuenta que es una piedra cristalizada muy perfecta y singular, no solo por su forma extravagante, sino por su poderosa energía vibratoria que al solo palparla tiene un efecto sobre nuestro campo de energía realizando un enlace muy particular, envolviéndonos como un escudo protector. La mejor forma de canalizar esta energía es usándola en bruto, pues el pulido tapa los canales que la forman.
Al igual que otros cristales muy particulares como la moldavita, se dice que la Turmalina fue traída hace millones de años por seres del espacio exterior, para ayudar al planeta y a los reinos mineral, vegetal, y animal, a elevar su nivel vibratorio.
Cuando un planeta escuela, denso como la tierra, comienza en la rueda evolutiva a sutilizarse, es ayudado por muchísimas entidades extraplanetarias y/o extragalácticas a través de Cristales sembrados en el planeta, este es el caso de la piedra invitada de hoy.
La Turmalina y sus emanaciones eléctricas ha sido reverenciada a lo largo de todo el planeta. En los rituales de la antigua India, la Turmalina fue usada para indicar la dirección a tomar; también fue reconocida como una piedra que habla, dándonos fuerza y guía, en momentos de dificultades y revelando quién o qué está causando el problema.
Ha sido usada por los chamanes africanos, nativos americanos y tribus aborígenes del sur. Está dicho por ellos que trae poderes sanadores al que la usa y protección de todos los peligros que puedan ocurrir en el plano físico.
Piedras como la turmalina, sirven para establecer un puente que une la tierra con el cielo y los cuerpos energéticos sutiles con el cuerpo físico, estableciendo un equilibrio entre las fuerzas del espíritu y la materia. Así se engrandecen mutuamente las energías cósmicas y físicas.
La Turmalina es una de las piedras de origen no-terrenal. Se ha materializado en este planeta gracias a la intervención de seres superiores para contribuir en la transición humana a otro escaño de evolución. Puedes llevarla en tu mano izquierda, bolsillo izquierdo o como colgante cuando sepas que tienes que involucrarte con energías densas o pesadas. Ella nos impulsa a hacer que la luz crezca, a plantar semillas en los corazones y mentes de otros y saber con certeza, que un día, como todo lo que se siembra con amor, florecerá. Es cuánto.