TRANSICIÓN GUBERNAMENTAL (INTERPRETANDO LAS PERCEPCIONES DEL CAMBIO) – FOREX
Alejandro Bernal Astorga
Los cambios de administración generan cambios, retos y expectativas en una entidad, ya que las acciones emprendidas por un gobierno repercuten directa o indirectamente en toda la sociedad; sin embargo, este hecho puede ser percibido de diferentes formas:
Habrá un segmento de la población al que le es indistinto quien sea el gobernador o la gobernadora de un estado, (incluso pudo no haber ejercido el derecho al voto) ya sea por la incredulidad y el hartazgo de promesas incumplidas o por la falta de interés en la política. Razones de sobra tendrán al asumir que “todos son iguales” pero la pasividad no es precisamente precursora del cambio.
Existirán otros que asocian el cambio con la posibilidad de perder su empleo. En muchos de los casos (no en todos los sexenios) los trabajadores de confianza y de contrato son despedidos ante la falta de recursos al cierre del sexenio, sin respetar sus derechos laborales (aun cuando el estado debe ser el primero en cumplir y hacer cumplir la ley). En el último tercio sexenal, habrá personal de confianza que será basificado (los menos) o sindicalizado. El reto es transparentar estos procesos, cumplir el marco jurídico aplicable y generar condiciones de eficiencia y sostenibilidad en la plantilla laboral.
Otros calificarán al gobierno en turno para bien o para mal considerando su desempeño y sobre todo sus últimas acciones, más si estas beneficiaron o afectaron a algún sector de la sociedad; al calor de los efectos, los pronunciamientos serán abiertos y contundentes. Quizás con el tiempo, los resultados de mediano y largo plazo obtenidos, darán más elementos para hacer un balance.
Quienes participaron en una campaña por necesidad o interés verán al nuevo gobierno como la oportunidad para obtener un empleo, mejorar sus ingresos o incrementar su coto de poder. Habrá quienes lo logren legítimamente, otros como pago a sus aportaciones o al trabajo realizado (no siempre tendrán el perfil requerido). Los más no serán considerados (no hay espacios, ni presupuesto suficiente) y defraudados al sentirse utilizados, no querrán saber nada de política, ni de gobierno.
Bajo el argumento de que “lo que viene, es lo que conviene”, algunos cambiarán sus orígenes partidistas o sus convicciones, apostándolo todo por el nuevo gobierno; otros que fueron relegados justa o injustamente en anteriores administraciones, tienen la oportunidad de resurgir.
Las organizaciones públicas y privadas perciben el cambio como la oportunidad para hacer alianzas estratégicas que le sumen al logro de sus objetivos. Empresarios e inversionistas suelen mostrarse cautos ante el cambio, hasta conocer la visión económica del nuevo gobierno; qué actividades impulsará o cuáles frenará, marcarán la pauta en su toma de decisiones. Participar en la generación del Plan Estatal de Desarrollo y conocer su contenido disipará las dudas iniciales.
Habrá también, quienes con un interés genuino participen en una nueva administración aportando su capacidad, honestidad y espíritu de servicio, haciendo la diferencia desde la función que les ocupa; suelen distinguirse por su coherencia, eficiencia, capacidad de gestión, liderazgo y por los resultados obtenidos.
Sabedores de que el día en que asumen su responsabilidad, inicia la cuenta regresiva para hacer el cambio al que aspiran, aprovechan la oportunidad, la hacen suya y van más allá de lo que el deber exige; es en ellos y solo en ellos, en quienes confío.