OPINION

“TU VOTO, TU DECISIÓN, NUESTRO DESTINO” – GENIO Y FIGURA

Por: Francisco Buenrostro

La primera elección en México se llevó a cabo en agosto de 1824, con tan sólo 38 votos, resultando Guadalupe Victoria el primer presidente electo de nuestra nación. Sin embargo, se considera que las primeras elecciones libres en México fueron en 1911, las cuales llevaron a la Presidencia de la República, a Francisco I. Madero. No obstante, en aquellos años la democracia y la elección de nuestras autoridades era cosa de hombres y no fue sino hasta que en 1947, durante el gobierno del presidente Miguel Alemán, se le reconoce a la mujer el derecho a votar y ser votada, pero sólo en los procesos municipales. Seis años más tarde, en 1953, siendo presidente Adolfo Ruiz Cortines, se expide la reforma a los artículos 34 y 115, en la que ya se la otorga plenitud de los derechos ciudadanos a la mujer mexicana.  

Y no fue sino hasta el 11 de octubre de 1990, que se funda el Instituto Federal Electoral como un órgano constitucional autónomo encargado de organizar las elecciones federales, que los procesos electorales comenzaron a ser operados por los propios ciudadanos. Desde el 3 de abril de 2014, el IFE desaparece y se constituye el Instituto Nacional Electoral erigiéndose en la máxima autoridad electoral, encargado de celebrar y regular los procesos electorales y establecer las normas a las que se sujetarán los participantes de dichos procesos.​Este 2 de junio, se llevará a cabo la jornada electoral para elegir 20 mil 708 cargos de elección popular, incluyendo Presidencia de la República, 128 Senadurías, 500 Diputaciones, ocho Gubernaturas y una Jefatura para el Gobierno de la Ciudad de México. Sin embargo, un gran número de mexicanos todavía se la está pensando en acudir a las urnas a sufragar, argumentando que ya se sabe quién va a ganar, que todos son iguales y no hay a cuál irle o, inclusive, porque les da flojera o, en muchos lugares del país, por miedo a ser agredidos, una realidad innegable.

A estos pretextos o justificaciones para no cumplir con nuestro deber ciudadano, además de un derecho que costó la vida a muchos compatriotas para que lo podamos ejercer, se agrega la desconfianza al sistema electoral, desconfianza que puede parecer natural, por el llamado “sospechosismo”, que bautizara así Santiago Creel, pero que, en términos muy pragmáticos, es como desconfiar de nosotros mismos, porque la jornada electoral es llevada a cabo por ciudadanos, como usted y como yo. A continuación les presentó un caso muy claro que puede ayudar a explicar mi punto.

La misma persona, quizás, que se sube al transporte público, encapuchado, armado, y que, al grito de “ya se la saben, carteras y celulares” nos despoja de nuestras pertenencias, esa misma persona, en ese mismo transporte público, si le toca formar parte de la cadena humana que se forma de manera espontánea cuando suben pasajeros por la parte trasera del camión y pasan su pasaje, no se va a robar ni un centavo, porque simple y llanamente todos y cada uno de los que forman parte de esa cadena cuidan y garantizan la honestidad y transparencia de los demás.

En las elecciones pasa algo similar, porque los funcionarios de las mesas de casilla son los mismos ciudadanos, los cuales dedican su tiempo y su atención para recibir, contar y validar los votos de la jornada, siendo así de los más importantes eslabones del proceso electoral y dando indudable certidumbre de su labor, en muchos casos, me atrevería a decir, heroica. 

Además, en las casillas también están los representantes de los partidos que dan fe de que cada votante esté en la lista nominal y, por si fuera poco, hay observadores electorales que están revisando todo el proceso, sin fines partidistas y con el único fin de brindar transparencia a la elección. Si nada de esto los convence de acudir a votar el próximo 2 de junio, quizás nada lo hará, pero pueden estar seguros de una cosa, somos nosotros y sólo nosotros, digan lo que digan los partidos políticos, quienes decidiremos no sólo el futuro de nuestro país para los próximos seis años, sino que estaremos definiendo la nación en la que vivirán nuestras próximas generaciones. Alguna vez Joseph de Maistre dijo “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”.

Es por eso que hoy les pregunto ¿Qué país creen que se merecen tú y tu familia? Es tu voto, es tu decisión, pero es nuestro destino, de todos nosotros, el que se definirá en esta elección.