TURBACIÓN – ¿QUÉ VIENE? 16 DE OCTUBRE DE 2023
SEAN OSMIN HAMUD RUIZ
Miedo. Quienes vivieron de lleno la guerra fría y a los que nos tocaron sus estertores, cualquier conflicto armado que atestiguamos nos remitía (o remite) de inmediato a la indeseable tercera guerra mundial.
Sin duda la referencia a la posterior futura afrenta a palos y piedras dibuja esa visión post-apocalíptica de pesadilla que en más de alguna ocasión nos despertó a muchos sudorosos.
Y a pesar de que aquellos dos grandes bloques ideológicos se fragmentaron y pareciera que nos dirigimos a un reacomodo geopolítico mayormente localista o regionalista, ello no significa que estemos exentos o blindados a un conflicto devastador.
Así como en cualquier relación humana, cuando surge un desacuerdo severo o una pelea, se dice, y con razón, que las dos partes comparten responsabilidad en inicio, desarrollo y conclusión del pleito, igualmente sucede con las naciones y sus pueblos.
Y cuando esa confrontación nace de un fundamentalismo religioso, los chances de negociar o llegar a puntos de acuerdo se vuelven un galimatías lleno de aristas dificilísimas de pulir.
¿Se puede identificar el origen del conflicto judío-palestino? Pues casi que podríamos decir que nace con el enfrentamiento de las familias de Caín y Abel. Así de añejo, nebuloso, místico.
¿Hay alguna posible solución? No lo se. Pero seguro estoy que las posturas radicales de los de alrededor no abonan en nada a ello.
Por supuesto que es absolutamente condenable el ataque vil que perpetró Hamás en estos días pasados a la ciudadanía israelí. Pero no podemos ignorar el caldo de cultivo que se fue preparando durante décadas en las que el pueblo palestino ha sido tratado con desdén y no poca violencia (de todo tipo: psicológica, económica, emocional, discriminatoria).
Así pues, no hay lugar para posiciones simplistas, el problema es complejo y requiere de mentes objetivas pero contundentes. Los tibios serán vomitados.
Y el primer paso tiene necesariamente que ser acotar el conflicto, no dejar que se convierta en un reguero de pólvora. El emotivo rechazo a la estrategia terrorista vale, pero no creyendo que la mejor respuesta es la ley del talión.
Mientras atestiguamos qué pasa, por lo complejo, solo nos queda el alma trémula, llena de TURBACIÓN.
MICROCUENTO
Flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones… pero algo pasa. Un instante después, corro, vuelo y me acelero. ¡Qué bueno es mi expreso de la mañana!