OPINION

¡VÁMONOS A LA ESCUELA! – HUMANITAS

Mtra. NIKOLA VARGOVA

La semana pasada empezó la discusión relacionada con el regreso a las clases presenciales y no nada más en los grupos de los padres de la familia, sino estuvimos escuchando las opiniones de las personas que mismos ni tienen los hijos. Opiniones en el sentido, que los niños no deberían entrar a clases presenciales y deben continuar resguardarse en sus casas tomando únicamente las clases virtuales. ¿Pero que sería el motivo de esta decisión? En China en el momento cuando se empezó con la vacunación en contra COVID-19, todos niños regresaron a las clases presenciales con las cubrebocas y la sana distancia. En Europa realmente las clases nunca estuvieron suspendidas y en los Estados Unidos únicamente el tiempo necesario del brote de la pandemia.

Los niños y los jóvenes son nuestro futuro, el pilar de la sociedad, porque el desarrollo de la sociedad va a girar en el entorno de ellos mínimo los próximos 50 años según su edad productiva. Hasta la Constitución establece derecho a la educación a todos los niños y niñas como su derecho fundamental, pero la pandemia nos demostró que no sabemos cómo asegurarlo. Todos niños de las poblaciones retiradas sin internet o cualquier método de la comunicación, están prácticamente un año y medio sin la educación básica.

Por otro lado, hay que mencionar que los formatos del consentimiento, que causaron tanta discusión y algunos padres de plano se negaron firmarlos sintiendo que van a tener alguna responsabilidad en el caso cuando su hijo se enfermará, talvez tienen mínimo una consecuencia educativa para todos nosotros. Hay que ver si los padres realmente están protegiendo a sus hijos, si no los llevan a los centros comerciales o al supermercado, a las reuniones de la familia o fiestas de los niños. ¿Podemos honestamente decir que nuestros hijos están encerrados más que un año en la casa y sin salir? Yo misma tengo hijos y honestamente dudo que alguien respondió . Pero porque resistimos a la educación, pero permitimos que nuestro hijo participa en una fiesta infantil, ¿o nos acompaña de compras en el super? Es necesario que empezamos pensar a futuro de ellos que precisamente asegura la educación. Hay que despertar en nuestros hijos la alegría de leer libros, ganas de estudiar y formarse profesionalmente, si no nos convertiremos en las maquinas sin sentimientos en la vida virtual. El contacto social y la alegría de la convivencia con sus compañeros estuvimos negando a nuestros hijos mas que un año, por eso hay que dejarlos que están felices, que platican sus historias, corren y juegan en los recesos, que de nuevo aprenden con atención escuchar a su maestra y con gusto cumplir sus tareas.

El tema de la pandemia no va desaparecer en un mes, talvez tampoco en un año, talvez permanece siempre entre nosotros y de vez en cuando nos va a obligar tomar nuevamente medidas de restricción, pero el tiempo que nuestros niños perdieron sin que no podríamos asegurar el cumplimiento de su derecho a la educación, ya no podemos regresar. Es una violación irreparable de su derecho, no obstante, las clases virtuales también podrían formular diferentes trastornos por la falta del contacto social entre los niños. Por eso, hay que decir si a las clases presenciales, si a la educación que asegura el cumplimiento de su derecho fundamental, su derecho a libre desarrollo de la personalidad y también de la felicidad y los hijos mandar de la familia a la institución educativa a parte con los valores, también con el costumbre del higiene y las recomendaciones del sector salud.