VICARIO ARMANDO ESPINOSA: NUEVO OBISPO ENCONTRARÁ LA DIÓCESIS DE COLIMA FUNCIONANDO
Armando Espinosa Cárdenas, nuevo vicario general de la Diócesis de Colima, dijo que los cambios que se han dado desde que el obispo Marcelino Hernández cumplió 75 años de edad y por decreto tenía que presentar su renuncia, la cual la presentó a principios de mayo y el Papa la aceptó hace pocos días y nombró como administrador apostólico de la Diócesis de Colima al cardenal Francisco Robles.
Comentó Espinosa Cárdenas, que el nuevo cardenal vino el pasado lunes 10 de enero y “nos convocó a todos los padres para platicar, donde nos pidió tres cosas, una que no dejáramos de atender el trabajo pastoral, que viviéramos en unidad y la fortaleciéramos y que hiciéramos mucha oración por nosotros y por el nuevo obispo, ahí fue donde me nombró con el consejo de sacerdotes para ser delegado de él en este quehacer de vicario general, voy llegando y aquí me encuentro buscando los servicios que se requieren para poder eficaz en esta encomienda”.
En cuanto a las acciones a realizar como vicario general, explicó que de una manera gráfica “has de cuenta que nos encontramos con un carro de valores sin chofer, a mí se me ha encomendado y en conjunto con los medios de comunicación tenemos un papel importante en estas circunstancias, porque lo que informemos permitirá que el carro de valores conserve, crezca y camine, depende la información que demos, porque cuando un carro queda varado, si alguien informa que no está el chofer fácilmente se dará la rapiña y aquí puede pasar lo mismo, sino informamos terminamos provocando división, haciendo que se acaben los valores y por tanto no dando ese lugar que corresponde a la vida de la iglesia”.
Dijo que “están los sacramentos, la presencia del Espíritu Santo, la gracia, los grupos, los movimientos, los de la iglesia consagrada, tantos valores que ocupamos cuidar y hacer crecer, porque el chofer se fue, a mí no me dejaron la llave, pero sí la responsabilidad que cuando llegue el nuevo el carro funcione”.
Señaló que “yo me imagino como si estuviéramos en un crucero, con muchas rutas, la que está enfrente le llamaría yo la de la sinodalidad, la ruta del clericalismo, del autoritarismo, de la indiferencia y como iglesia tenemos que agarrar la ruta de la sinodalidad; por eso entiendo que mi función en este tiempo que no hay obispo residente es que la sinodalidad sea deveras la característica de la iglesia, pero para hacerlo yo he propuesto una pregunta solamente a todos los niveles de la iglesia, incluso a los que son indiferentes, ¿por qué no somos felices en la iglesia?, y digo esa pregunta porque sabes que el camino de nuestra iglesia diocesana es la felicidad, una felicidad trascendente y por eso tenemos que ver más allá de nuestros propios límites”.
Insistió que “si a todos los niveles de la iglesia y aún los que no forman parte de la iglesia les preguntamos ¿por qué no son felices?, eso nos va a dar la oportunidad a que mucha gente nos diga porque no me toman en cuenta, porque me hacen a un lado, porque no me han formado, porque no tengo los dineros suficientes para la medicina, porque no tengo las fuentes de trabajo, porque no tengo un lugar propio de la comunidad, mil cosas surgirán, pero no es solo para dar una catarsis, sino para que eso lo juntemos y se haga lo que se llama un discernimiento, de todas estas cosas que la gente nos está diciendo no me ayudan a ser felices, que tenemos que priorizar porque nuestro quehacer como iglesia es que todos seamos felices, por eso cuando una persona es feliz, es no solo libre, es extrovertida, audaz, creativa y esa es la acción del espíritu santo. En el fondo se está preguntando ¿por qué no incidido en mi vida la fuerza del espíritu Santo?”.
Reveló que “las primeras comunidades tenían un arrojo enorme porque se dejaban guiar por el Espíritu Santo y eran un solo corazón y una sola alma, felices, unidos, al grano que todo mundo decían miren cómo se aman”.
Mencionó que “eso es lo que hoy el Papa nos propone para este tercer milenio, una iglesia sinodal, yo lo digo con palabras más sencillas un camino de felicidad, porque cuando vivemos felices, caminamos juntos, nos queremos, nos damos la mano y vamos más allá de nuestras propias fronteras, para servir con audacia en la construcción del reino de Dios, ese es mi quehacer y papel en este tiempo, mientras llega el nuevo Obispo, porque nos han dejado un tesoro del cual tienen luego que pedir cuentas, porque es un don de Dios el que tenemos y no tenemos que echarlo a la basura, sino hacerlo crecer para que cuando venga el obispo el carro esté funcionando correctamente”.
En cuanto al proceso para nombrar al nuevo obispo, dijo que “generalmente se pide una información de los candidatos que se proponen, eso llega a la nunciatura y de ahí se envían tres candidatos al Papa y es él el que decide, se hace la comunicación del Vaticano a la conferencia Episcopal de México, va a decir fulano es el que va a tener la llave del carro para que siga marchando”.
Respecto a la situación de la pandemia y de que Colima puede regresar al semáforo epidemiológico naranja, comentó que “es necesario que seamos corresponsables porque debemos cuidar la salud de los demás, usando el cubrebocas, el gel, la sana distancia, hemos insistido en todas las celebraciones de las parroquia que se tiene que observar todo eso para no ser fuente infección; es preocupante que vivamos de forma irresponsable porque ponemos en riesgo la vida y salud de muchas personas y como miembros de la iglesia debemos ser portadores de alegría, vida y de salud, porque es presencia de Dios, invito a todos los demás a que vivamos de acuerdo a las exigencias actuales con responsabilidad”.