TONALTEPETL – 3 DE ENERO 2022
Gustavo L. Solórzano
De todo un poco:
Llega un año nuevo y con ello, nuevas oportunidades para todos, el pasado es, sin duda, para reflexionar y no para repetirlo. Analizar que hicimos bien y en que nos faltó aplicar nuestra atención, es importante, pues de ello depende el aprendizaje para mejorar en nuestras actividades personales y laborales. Mejorar nuestras relaciones personales y en todos los ámbitos, para eso es el nuevo día, para aplicar la experiencia del anterior y crecer con ello.
Dos mil veintidós ha sido declarado por muchos organismos civiles el año del amor, es quizá, la mayor necesidad que tenemos quienes habitamos en este planeta que, contrario a lo que muchos piensan, no necesita ninguna ayuda humana, pues el planeta se sostiene con nosotros y sin nosotros. Solo reacciona a nuestros hechos, afortunadamente para la tierra y desafortunadamente para nosotros, el planeta no nos necesita.
En la administración estatal y en sus dependencias existe mucho trabajo, actuar con buena voluntad y con un alto sentido humano, contribuirá para que la sociedad fortalezca su confianza en los nuevos servidores públicos. Nuestra gobernadora ha sido reiterativa en su propuesta para una nueva forma de gobernar, sin distingos ni intereses personales, es necesario que sus colaboradores le sigan el paso.
La sociedad colimense anhela un cambio verdadero, en donde la cordialidad y el buen trato, sean el sello distintivo que conlleve el logro de nuevas acciones en beneficio de los ciudadanos.
Es necesario mirar hacia adelante, cerrar el ciclo y generar nuevas acciones que nos lleven a nuevos aprendizajes, reitero, con buena voluntad y verdadero espíritu de servicio. El reto es hacer y dar lo mejor como sociedad y aunque “palabras jalan, el ejemplo arrastra”, dice un adagio popular.
Antoine Marie Jean-Baptiste, Conde de Saint-Exupéry, conocido solamente como Antoine de Saint-Exupéry. Fue un aviador y escritor francés cuya fama se debe “Al Principito”, un hombre con una gran sensibilidad humana que supo atrapar a sus lectores aun después de su muerte, en una aventura de vida. Interactuando con un zorro y una rosa entre otros personajes, Antoine describe la intimidad de su alma. Hoy se sabe que la Rosa es la salvadoreña Consuelo Suncín, esposa de Antoine de Saint Exupéry, mujer controversial considerada por algunos una mujer adelantada a su época.
Viuda y con ganas de comerse al mundo, Consuelo Suncín llega a México con una carta de recomendación y solicita entrevistarse con José Vasconcelos, si, el mismo que dijo “por mi raza hablará el espíritu”; este personaje la hace esperar por dos horas y cuando al fin la recibe, le dice: “una mujer bonita, joven y viuda no necesita trabajar, puede ganarse la vida con sus encantos”. Después de un breve romance ella se casó con el prosista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, quien en su tiempo era considerado el más exitoso escritor latinoamericano. Queda nuevamente viuda y es cuando conoce a Antoine de Saint Exúpery. Lo de ellos fue amor a primera vista, él la invita a volar y ahí suceden una serie de incidentes pero Consuelo mantiene a raya a Antoine (Creo que ella me ha domesticado, dice Saint Exúpery). Trece años de altibajos en donde la única defensora de Consuelo fue su suegra y según sus propias palabras: “si su hijo la amaba, ella la amaba”. Terminaron la muerte de él, según un fragmento que recientemente vio la luz pública. Grandes genios, vidas difíciles.
Que los nuevos retos que traiga el 2022 vengan acompañados de nuevas capacidades para superarlos. Es cuánto.