OBISPO DON MARCELINO HERNÁNDEZ, CUMPLIRÁ 50 AÑOS DE MINISTERIO SACERDOTAL POR LO QUE ABRIRÁN UN TIEMPO JUBILAR
*Comparte sus vivencias y experiencias de su sacerdocio y congregación episcopal
El próximo 22 de abril del 2023, el Sr. Obispo Don Marcelino Hernández Rodríguez, cumplirá 50 años de ministerio sacerdotal, por este motivo y siguiendo la tradición de la Iglesia, se abrirá un Tiempo Jubilar en honor a esta ocasión especial.
Durante este tiempo, se hace la invitación a todos los fieles a unirse en la oración y en la reflexión, para dar gracias al Señor por el ministerio y la vida del Sr. Obispo y pedir por su servicio y dedicación a nuestra Diócesis.
Se llevarán a cabo actividades especiales, incluyendo la celebración de misas de acción de gracias y de indulgencia plenaria, comenzando este domingo 5 de febrero con ocasión del 25° aniversario de su Consagración Episcopal, en la Catedral de Colima a las 12:00 horas y culminando el sábado 29 de abril con la Solemne Celebración Eucarística, con la presencia de José Francisco Cardenal Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Administrador Apostólico de Colima.
Se espera que este Tiempo de Jubilar sea un tiempo de gozo y de bendición para todos nosotros.
El Sr. Obispo Don Marcelino Hernández Rodríguez, nos comparte su experiencia en estos 50 años de sacerdocio y 25 de Consagración Episcopal.
Dijo que en los primeros días de vivir esa invitación que estaba traduciendo de “Dios a mi vida más o menos, porque yo tenía 12 años, entonces está difícil para seguir una vocación con seguridad; se me vino a la mente como un tironeo de irme con los maristas para ser profesor y dar clases o irme de sacerdote con misioneros jesuitas, ahí fue donde entró mi papá exigente, entonces más ganas me dieron de irme”.
“Comencé a tener amigos del seminario; del preseminario entramos como 58, el encontrarme con esa opción de ser sacerdote, será bueno eso, en el sentido de que yo pueda, o de que me vaya a meter en un lugar de más exigencias de las que ya venía padeciendo desde chico”.
Narra que “un día llegó el Obispo y le dije no me puedo comprometer, porque vino un padre que es marista y me contestó él, ni padres son, solo dan clases, no te van a formar como sacerdote”.
Comentó que sintió a ser llamado formalmente cuando comenzó el tercero de Teología, tomó la decisión y “sí Señor me llamas”.
Dio a conocer sus experiencias especiales en su ordenación sacerdotal, “salmos de la sacristía donde nos fuimos a quitar los ornamentos ya ordenados diáconos, salí para saludar a la familia y decirle a mi papá que ya soy de otro, para usted mis respetos y gracias por lo que hizo por mí, se quebró él, en primer lugar por mi ordenación, pero yo quería decirle entre broma y serio, esto resultó y estoy contento”.
“El padre Jesús Clemant, quien acaba de fallecer, era superior de los espirituales, fue a mi encuentro y me dijo se te ve el Espíritu Santo que me impresionó; fue una experiencia muy bonita”.
“Cuando habían pasado cinco años de mi ordenación, llegó el padre Jesús al hospital de la Trinidad, ya había colgado al sotana, cuando era mi ídolo como padre espiritual, me conmovió”.
Algo que marco su servicio sacerdotal y episcopal, “la pequeñez que uno tiene ante la bondad de Dios cuando da confianza para hacer esta función de perdonar el pecado, gratificante cuando tiene uno momentos para hacer un alto y revisar como que aparecen los números de estas personas que están orando por nosotros”.
“Cuando yo recurro con Dios mi padre y trato de celebrar su palabra y trato de ver al hermano en el prójimo y ver al hermano Jesús profeta enviado y realizador de esa salvación, a todos nos suscitan esa gran entrega incondicional”.
“Celebrar las exequias con la gente, con los laicos, es un momento muy fuerte con la familia, esa es una marca larga, continúa incluida en el acuerdo de bendecirme”.
“Esa verdad tan profunda de sentirnos queridos por Dios, además de ser muy padre, es nuestra tarea de comprobar que sí es cierto, descubrir a Dios en cada uno de nosotros”.
“Yo creo que sí vale la pena el camino que he escogido porque sentía que no me llamaba”.