EN PISCILA HABITA UN NAHUAL
Si llegamos a terrenos casi impenetrables en la ciudad de Colima, se escuchará hablar acerca de un nahual, no soy escéptica porque lo miré, le miro pasar con esos ojos enormes que miran como si en el mismo infierno habitaran, le he visto como le miré en sueños cuando con ánimos de hacerme molestar comenzó a golpearme fuerte la cabeza, yo dormía de lado, recostada del lado izquierdo para que los jugos gástricos no hicieran de las suyas, me acosté y como si de su peor enemiga se tratara comenzó a azotarme la cabeza como pudo, fue tan real que en mi fortaleza de querer apartarlo, le toqué el brazo, un brazo, flaco y peludo, era muy oscuro y frío, así lo sentía, le empecé a pegar en todo el cuerpo para que se fuera y acto seguido, me moví para acostarme boca arriba, no era nada, no lo había penetrado siguiera. Después miré mi teléfono, eran entre las tres a. m.
Segundo día con el ente, se volvió a presentar, para ésta ocasión yo había dormido de frente, así como si me estuvieran velando en un cajón de muerto. Éste día fue no sé si más terrible que el primero, de igual forma el nahual pobló mi cuerpo, se manifestó frente a mí, apretando mi garganta, no lograba apartarlo, al fin lo hice, ahora que recuerdo, estaba todo oscuro, parecía un lobo y, sigo pensando que a él se deben los ganglios que poco después me saliendo en el cuello.
Me acuerdo y guardo memoria de él, pues me sigue carcomiendo las muelas, me siguen doliendo un poco entre las noches, los médicos dicen que es gingivitis porque la anemia me está acechando, poco importa, yo se lo atribuyo a la criatura, también sigo conservando sus largos pelos nasales y su pelaje amarillento de quien pronto se encontrará en su carruaje fúnebre, claro que lo digo por él, no por mí, si acaso, le enviaré un poco de luz del éter, no vaya a ser que desee seguir contaminado almas.
Tomado del perfil de Facebook de: Montserrat Cortés