ESPECTACULOS & CULTURA

LA NOCHE EN QUE EMILIO EL INDIO FERNÁNDEZ SUFRIÓ TREMENDO COCAZO EN UN RANCHO DE TECOMÁN CERCANO A LA PLAYA BOCA DE PASCUALES.

Autor: Eduardo Calderón López.

Un cocazo bien dado en su mollera , la noche de un sábado de 1972  habría sido la causa de que el temperamental director y actor mexicano Emilio El Indio Fernández  , adolorido y contrariado echara por tierra su intención de comprar  un rancho cercano a la Playa Boca de Pascuales en Tecomán, Colima.

El coco desprendido de una alta palmera le hizo un tremendo chichón al otoñal histrión y cineasta “ .

A pesar de su edad El Indio Fernández aún era de pocas pulgas , le bastaba una mínima provocación o que algo le molestara para echar bronca .

El Indio Fernandez mientras se sobaba la coronilla  le gritaba con rabia a la palma que le soltó el castigo:

“ Lo que más cuidó mi madre cuando nací fue que no se me cayera la mollera , como para que ahora de viejo un desgraciado coco por poquito  y me la tumbe “ .

Y así fue como un coco le deshizo de golpe  a Emilio El Indio Fernández el encanto  y  la fascinación que sentía por los palmares de Tecomán.

Encantamiento tropical que estuvo a punto de llevarlo a comprar un rancho cocotero , mismo que le llegó en un arrebato y se le salió de un golpe .

En 1972 Emilio El Indio Fernández trabajaba como actor protagonista en la realización de La Película El Rincón de Las Virgenes del Director  Alberto Isaac , obra basada en los cuentos de Juan Rulfo: Anacleto Morones y  El Día del Derrumbe.

Las principales locaciones de la cinta se encontraban en Comala esencialmente en el Rancho Bucaramanga.

Unas cuantas escenas se rodaban en la Playa Boca de Pascuales . Solamente un día estuvo El Indio Fernández en el balneario de las olas tubo.

Mientras no se le midiera el genio que podía llegar a tenerlo de los mil y un demonios el Indio Fernández solía ser de gustos sencillos y muy sociable , le apasionaba convivir con la población trabajadora y humilde de los lugares donde filmaba.

Ahí en Boca de Pascuales en los recesos del rodaje una mañana haría amistad con un abogado y pescador aficionado propietario de una enramada  cercana a la entrada del balneario.

El Indio Fernández le manifestaría su interés por  comprar una huerta de cocoteros que estuviera próxima a Boca de Pascuales.

Casualmente el abogado era amigo de un agricultor propietario de un rancho de abundantes palmares aledaño a la playa en cuestión.

“ No lo tiene en venta Don Emilio pero quizás por tratarse de usted , si recibe una buena oferta  de su parte es muy probable que hagan trato “ le expresó el amigable jurista tecomense.

Quedaron de acudir al rancho  durante la tarde al concluir las últimas tomas en la playa .

Está por demás decir que el agricultor quedó impresionado con la recia personalidad y cultura del Indio Fernández , tan bien le cayó que luego de unas copas y una rápida pero sabrosa fritanga ,  se animó a venderle la mitad de su rancho.

El Indio Fernández antes de aceptar y comprometer su palabra que para él valía más que el dinero, le pidió al terrateniente tecomense que hicieran un recorrido a pie por los palmares. Aunque la noche les llegó inesperadamente, había plenilunio así que la visibilidad aparte de buena poseía la suave magia de la luz de la luna cuando se manifiesta en todo su redondo esplendor .

El recorrido lo cortó de tajo un coco que certero cayó desde una altísima palma sobre la cabeza de El Indio Fernández.

En ese momento al Indio su gusto por el rancho cocotero se le agrió y en su enojo jaló parejo porque luego de sus dichos  con jiribilla  y soltar petardos de floridas palabrotas , sin despedirse se subió a una camioneta Ford donde ya lo esperaba su chofer , arrancaron y ni el polvo les vieron.

El abogado y el agricultor pasaron del asombro a las carcajadas.

“ Ese coco me salvó de tener un vecino medio patinetas y alebrestado , muy fregón del cine y muy famoso y lo que quieras mi amigo , pero muy tocadiscos “ , le diría años después durante una amena velada de amigos  un mes de abril el agroempresario al jurista.

“ No te fijes , tómalo como una experiencia divertida toda la gente de la farándula está medio loca y los comprendo debe ser bastante angustiante ser famoso y que de repente cuando llegan a viejos la gente los olvide “ . Respondió con tranquilidad el abogado .

El nombre del entrañable legista ya fallecido  lo omito porque cuando me narró hace más de 20 años  la anterior anécdota que vivió con El Indio Fernández y el agricultor , recuerdo que  muy emocionado le pedí entrevistarlo en mi noticiero radiofónico Ángel Guardián, sin embargo se negó rotundamente, me dijo con voz amena y un tanto paternal :

“ Estás cosas no son para hacerlas públicas , ¿ para qué ? si nadie las va a creer , ya que ni fotos tengo con El Indio Fernández . Hay que saber a quienes confiarles estas vivencias  , por ejemplo a los amigos  muy cercanos o a la gente que tiene nociones de cine o algo de cultura “ .

“ Mejor tú  dilo   en la radio o algún día si tienes la oportunidad lo escribes ; pero eso si evita decir mi nombre , mejor di: le paso a perengano o a  zutano , no quiero que digan que me cuelgo  o me quise colgar de la fama de un grande del cine “ .

Historias Curiosas y Sorprendentes de Tecomán.