MERECIDA JUBILACIÓN DEL PERIODISTA CARLOS ARÉVALO; MÁS DE 40 AÑOS DESEMPEÑANDO ESTA ACTIVIDAD
*Hace una reflexión del pasado y del futuro en el periodismo
Merecida jubilación del periodista Carlos Arévalos tras 25 años de servicio en el periódico El Comentario y más de 40 en la actividad periodística colimense, quien hace una reflexión del pasado y el presente del periodismo en el estado de Colima.
Recuerda el recién jubilado que “antaño había una mayor accesibilidad de información con las fuentes de gobierno, quienes trabajaban a puerta abierta y pasaban al reportero para proporcionarle la información personalmente.
Carlos Arévalo, quien destacó en el periodismo deportivo y finalmente cubría también la fuente de gobierno, señala que “a finales de los 60 y principios de los 70, cuando dejé los linotipos, eran pocos los reporteros, la gran mayoría personas adultas y los periódicos se contaban con los dedos de la mano”.
Señala que anteriormente no había tanto protocolo. “Me acuerdo que en una ocasión cuando don Roberto Pizano Saucedo era presidente municipal de Colima, él siempre dejaba la puerta abierta de su despacho; llegabas, te asomabas y te decía pásale y ahí veías con él, qué noticias tenía, qué había de nuevo. Había más accesibilidad con los funcionarios para atenderte”.
Menciona que “el hecho de que todas las instituciones de gobierno, así como el Congreso y el ayuntamiento capitalino se encontraran en la zona céntrica, facilitaba el trabajo informativo. Destaca el gobierno de Griselda Álvarez en transparencia, la cual siempre trató con deferencia a la prensa”.
Considera que “con la modernidad se comenzó a complicar la información, ya que hubo un tiempo en que, por ejemplo, dijo el Gobierno federal que desaparezcan todas las oficinas de prensa de las dependencias y la información se va a concentrar en comunicación social del Gobierno federal. De repente también los mismos gobiernos comenzaron a poner mordaza a los titulares de las dependencias, porque a veces en los corredores políticos decían que éste se quería promover”.
Expresó que “las dependencias salieron del centro de la ciudad y se fueron para otras partes, así que ya era más complicado llegar y en ocasiones te decían que no estaba el delegado o simplemente la secretaria te negaba la información”.
Carlos Arévalos formó parte de una generación de linotipistas que se formaron hace un poco más de 40 años, en las entrañas de los periódicos y posteriormente se convirtieron, de manera empírica, en reporteros. Persona clave que lo encausó hacia el ejercicio reporteril fue su hermano José Arévalos, quien se desempeñaba como director de la sección de deportes del Diario de Colima, a finales de los años 60.
Dijo que “yo tengo un hermano que es periodista y que inició de manera empírica. Él también estuvo en el Diario de Colima, como linotipista. Formó parte de una generación de linotipistas que salieron periodistas, como Esteban Cortés, Enrique Santos Ramírez, Héctor Espinoza Flores. Ellos eran los que en ese tiempo trabajaban en el linotipo y luego se fueron a deportes y como no estudiaba me mandaron con él para que trabajara en el taller”.
Cuando tenía 14 ó 15 años, recuerda Carlos Arévalos lo mandaron como ayudante de su hermano, por lo que no trabajaba directamente en el periódico. Posteriormente le dieron un empleo, pero para barrer los talleres, limpiar las máquinas, hacer mandados.
Recordó que “era el clásico IVM, veme a traer una torta y veme a traerme unos refrescos y veme a traer unos cigarros y veme a traer esto. Y entonces ahí sentado con mi hermano, había un cartón donde tenían el teclado del linotipo; el ayudante del linotipista se encargaba de echarle metal al crisol para que se fundieran y salieran los lingotes donde estaban escritas las palabras”.
Explica que eran lingotes de una columna, columna y media, así como de dos columnas, que tenían entre 10, 15 y hasta 20 cuadratines. Trabajó al lado de su hermano hasta que éste se fue a Guadalajara, dejando vacante el trabajo de linotipista, ya que éste se desempeñaba más como encargado de deportes, reportero de información general y columnista.
“Me dice Enrique Santos que por qué no pedía la chamba de linotipista a Manuel Sánchez de la Madrid -director del Diario de Colima en ese tiempo-. Y ahí voy con Manuel, muy gallo, para que me diera la chamba de linotipista. Manuel Sánchez me dice que no voy a poder, porque la chamba de linotipista era un trabajo muy duro, de desveladas y que yo estaba muy chico”.
Recuerda que a pesar de que el Diario de Colima, a finales de los 60, era un periódico de 3 a 4 páginas, el estado de las máquinas era deplorable: Estaban desajustadas, lo que hacía que el trabajo fuera lento, muy lento y que en ocasiones terminaran hasta en la madrugada. Sin embargo, convenció a Manuel Sánchez de que su juventud no era impedimento para realizar el trabajo de linotipista.
Trabajó un tiempo como linotipista hasta que queda huérfano, por lo que se tiene que ir con su hermano a Guadalajara, donde laboró provisionalmente en una imprenta. “No se acomodaron las cosas y me regresé a Colima. Sigo trabajando en el Diario de Colima y Enedina Castañeda, que era la administradora, me dijo que yo iba a ser como mi hermano. Y me da un programa de lucha libre y me dice que le hiciera una nota”.
Así empezó en el periodismo hace más de 40 años, ya como reportero de deportes, en periódicos como el Diario de Colima, el Panorama, el Mundo desde Colima y El Comentario. El trabajo se hacía a máquina de escribir, pero Carlos Arévalos sostiene que una virtud de los linotipistas era que las notas las escribían directamente en el linotipo.
Agregó que a finales de los 60 y principios de los 70, los tres diarios matinales principales -Diario de Colima, El Panorama y El Noticiero- no contaban con servicios de agencias informativas, por lo que el reportero debía redactar información de impacto nacional a través de la radio o la televisión.
Señala que el mundial de futbol México 70, como no había teletipos, su hermano redactaba la información viendo el partido en la televisión. Lo mismo hizo Carlos Arévalos, pero en el mundial de Argentina 78, cuando trabajaba en El Panorama.
“Llevaba mi propia tabla de posiciones, mi propia lista de goleadores. No había los servicios informativos de las agencias, no los tenían contratados los periódicos. Con el tiempo llegó al Diario de Colima la agencia Lemus, que ya mandaba las notas por el teletipo. Pero de todas formas las notas tenías que hacerlas en las compostas o en el linotipo. Ahorita las bajas de la pantalla y las diagramas”.
Carlos Arévalos comenta que en El Panorama se incorporó a la información general, pasando primero, como etapa de entrenamiento, por la fuente de policiacas o nota roja. “Llegabas a la policía judicial para ver el informe y con eso hacías tus notitas, cortitas, de lo más insignificante que te podrías imaginar”.
Menciona que sí había nota roja en ese tiempo, “en una ocasión, como tenía buena relación con el jefe de la judicial, Cobián, me dijo que me subiera a la camioneta, que íbamos a ver a un ahorcado. Nos fuimos a una brecha y de repente vamos viendo el cuerpo colgado de un árbol. No me impresionó, lo vi como una cosa como parte del trabajo, pero así empezaban todos los reporteros, para foguearse”.
Aseguró que la falta de prestaciones sociales acordes a un nivel profesional y el bajo salario son las principales causas por la que los egresados de periodismo no duran como reporteros, reconoce que su caso es una excepción, ya que en los medios que trabajó siempre le respetaron sus derechos laborales.
Sobre los periodistas que egresan y pocos se consolidan en el trabajo reporteril, dijo que “yo creo que es la situación económica. Yo tuve la buena fortuna de que cuando inicié en el periodismo me dieron prestaciones. Mi casa la construí con crédito del Infonavit que me dieron cuando trabajaba en El Panorama y la terminé de pagar trabajando en el Diario de Colima. Yo nunca sufrí por el seguro social, les pagan por nota, no tienen vacaciones, aguinaldo, seguridad social, prestaciones.
“Los jóvenes periodistas se enfadan, de repente les llega otra oportunidad donde trabajar y se van. A mí me tocó conocer a gente que decía, con toda la razón del mundo, que no estudió para ser reportero y luego los veía como empresarios o haciendo otra actividad”.
“Ahorita yo no sé cuántas empresas periodísticas les den prestaciones a sus trabajadores. Cuando entré a El Comentario, el salario de los reporteros era de los más bajos a comparación de los otros medios, pero una ventaja es que no te dejan de aumentar el sueldo y tiene todas las prestaciones. Esa ha sido una ventaja. Poco a poco he visto que los otros medios se han quedado muy rezagados en cuanto al salario del reportero”.
“Un recién egresado de la carrera de periodismo le pone ganas y le pone amor y a lo mejor su primer salario siente que… por eso mucho han optado por crear sus propias empresas periodísticas. Se ha visto por ejemplo a fotógrafos que se hicieron revisteros. Ahorita incluso los reporteros tienen la ventaja de sus páginas web”.