OPINION

OBLIGACIÓN ¿QUÉ VIENE? 27 DE NOVIEMBRE DE 2023

SEAN OSMIN HAMUD RUIZ

Las emociones humanas son el locus que nos impulsa y motiva a realizar cualquier tipo de proyecto o plan que nos propongamos.

La parte racional de nuestra conciencia evalúa, planea y da seguimiento, pero no podemos negar que el amor, el odio, la esperanza o el desazón son determinantes al momento de tomar decisiones.

Así pues, cotidianamente, nos movemos por la vida siendo un poco víctimas de muchos estímulos que solamente nos mueven los sentimientos y no somos capaces de filtrar o procesarles de tal suerte que, sin importar qué visera se estimule, lo concreto nos llegue al cerebro y actuemos en función de datos concretos, de realidades tangibles.

Cuando Xóchilt Gálvez brincó espectacularmente a la candidatura presidencial del frente amplio, por supuesto que impactó y buena parte de la sociedad reaccionó emotivamente.

Se abrió una panorámica de nuevas opciones para el futuro político de este país. Se pasó de estar cruzando los dedos a que quien encabezara la candidatura de Morena fuera el menos “pior” a concretizar una verdadera contienda.

Para este momento en que comenzaron ya las pre-campañas, claro es que, como una efímera llama de aquel fosforo de cuento de Hans Christian Andersen, parece que el frío invernal envuelve el ánimo opositor, pues mucho se dice que Xóchilt se empantanó, perdió el impulso, se está equivocando y le están ganando por bonche de puntos porcentuales en diversas encuestas.

El apunte aquí es que la efusividad está pasando, pero no estamos siendo responsables de nuestra racionalidad.

Ante la aparente pérdida de emoción, se está dejando pasar lo obvio, lo que se sabe y lamenta. La gran mayoría de los temas de gobierno siguen de mal en peor (seguridad, salud, educación, instituciones, Otis y un largo etcétera) y la candidata oficial, en su discurso, actitud, mensaje y posturas no ha brindado un mínimo de ajuste o inflexión. Por el contrario, se esfuerza denodadamente en garantizar que todo irá por el mismo rumbo, sin cambiarle ni una coma.

Tenemos una responsabilidad. Es indispensable que esa parte analítica se sobreponga a las emociones, que respondamos a los tiempos en la conciencia de la corrección de rumbo que se tiene que vivir y nos movamos más allá del estímulo al corazón. Hay que actuar en la frialdad de lo que sucede y lo que necesitamos que suceda, un cambio.

Es nuestra OBLIGACIÓN.

MICROCUENTO

No se puede. Más bien, no se debe quedar allí. Y aunque resulta hipnótico, alucinante, embriagante, hay que mostrar autocontrol. Se tiene que salir del ciclo del café con pan.