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ESTIBADORES SACARON ADELANTE AL PUERTO DE MANZANILLO; CELEBRÓ SU 103 ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN LA CROM

Este 23 de mayo celebró su 103 aniversario la Unión de Estibadores y Jornaleros del Pacífico (Crom), trabajadores del puerto integrantes de esta organización, conocidos así porque su principal actividad era la de la carga o estiba en costales o cajas que se bajaban o subían a los barcos mercantes que arribaban a Manzanillo.

Son un gremio muy importante para el desarrollo del municipio manzanillense, pues con su trabajo sacaron adelante a un puertecito olvidado y sin importancia, perdido en la costa mexicana del Pacífico, hasta convertirlo en Top-100 a nivel internacional, uno de los principales de América Latina y el primero del país.

El aniversario de la fundación de la unión que los agrupa y defiende, es una fecha muy destacable en el calendario local, aunque hay que decir que desde que Manzanillo nació como puerto en el año de 1825, ya sea que tuviera la categoría de altura o cabotaje, siempre ha habido trabajadores para la carga y descarga de la mercancía; aunque en los primeros años no estuvieran debidamente organizados.

Haciendo recuento de los hechos principales que marcaron el devenir histórico del puerto desde sus inicios, para observar la importancia que el movimiento de carga y la estiba han tenido desde sus primeros años.

De acuerdo a lo que marca la historia, es a partir de 1797, 24 años antes de la Independencia de México, cuando el visitador Diego de Lasaga estuvo por parte del gobierno colonial en el paraje de la bahía de El Manzanillo, por entonces aún deshabitada y recomendó a la autoridad virreinal que en Las Manzanillas se abriera un puerto, ya que era una bahía muy buena para tales efectos. Para ese entonces, el principal centro poblacional en la zona era el antiguo Puerto de Salagua, el cual tenía escaso número de habitantes. Los puertos importantes del litoral eran en ese tiempo San Blas y Mazatlán.

En 1825, luego de hacerse la construcción de rudimentarios muelles, playón y limpiarse espacios frente a la playa para que sirvieran de patios de contenedores y bodegas de almacenamiento de mercancías, se decide la apertura del puerto de Manzanillo.

Aunque no estaban agrupados de manera oficial, desde un primer momento hubo estibadores en nuestro puerto, pues la carga se tenía que cargar para subirla o bajarla de los navíos comerciales, sobre hombros y espalda, y auxiliándose en tierra con el uso de algunos animales de carga, como las mulas. Por esto se considera que el movimiento de carga es la primera vocación del puerto de Manzanillo, por encima de la pesca y el turismo. Quienes estuvieron a cargo de la limpieza y desmonte del playón, así como quienes construyeron los muelles, se puede decir que fueron los primeros trabajadores portuarios.

En esos primeros años, la carga que llegaba por aquí era poca y a El Manzanillo se le cambiaba de categoría a cada momento, pasando de puerto de cabotaje a de altura y nuevamente a ser de cabotaje. Hay que explicar que los puertos de cabotaje son aquellos que únicamente tienen autorización para mover carga entre terminales nacionales, mientras que los de altura tienen permiso de hacerlo hacia otras latitudes del planeta, sin ninguna restricción. El 7 de febrero de 1825 el gobierno mexicano decide abrir aquí el Puerto de Manzanillo, trasladando el antiguo de San Juan de Salagua al nuevo. Los primeros pobladores de Manzanillo fueron personas que vivían en el viejo Puerto de Salagua y fueron reubicados a la nueva ubicación. Desde la ciudad de Colima, capital del estado, se dirigían los destinos y decisiones portuarias, ya que, por temor a las enfermedades por la insalubridad en la costa, los agentes aduanales y consignatarios, así como la propia aduana, por muchos años estuvieron allá. Los principales agentes eran extranjeros, generalmente alemanes, ingleses y norteamericanos.

Los primeros estibadores no organizados fueron pasto de muchas epidemias que tuvo Manzanillo en esos años, que venían en las embarcaciones que descargaban o en sus pasajeros –porque en ese tiempo la mayoría de los buques eran mixtos; de carga y pasaje-, así como por los zancudos, las miasmas lacustres y la dura vida que llevaban como cargadores. Se metían al agua hasta la cintura a recibir la carga que venía en costales normalmente. Ellos no contaron con grúas y los contenedores todavía ni siquiera se inventaban. El primero de mayo de 1848, el Presidente de la República, Manuel de la Peña y Peña, expidió el decreto que habilitó de forma definitiva al Puerto de Manzanillo como de Cabotaje y Altura.

En 1861 ya se hablaba de contrabando rampante y el 10 de enero de 1867, el Periódico Oficial informaba haber recaudado por derechos marítimos 5 mil 755 pesos en el puerto de Manzanillo, lo que ya hablaba del crecimiento en importancia de la terminal portuaria, y nos da idea del aumento de trabajo que para entonces ya tendrían los estibadores locales. En ese mismo año, el 9 de enero, por un incendio, se quemó la aduana y el faro que estaba en la playa, empacado y dispuesto para ser instalado en Ventanas. Por aquellos años, incluso, se llegó a cargar tierra en grandes cantidades, que luego se dice que se utilizó para hacer rellenos en Holanda (los Países Bajos), mientras que otros buques la utilizaban como lastre. En tierra, aparte de las mulas, se usaban unas toscas y anchas carretillas de madera, con refuerzos metálicos y gruesas ruedas, donde se podían apilar para su traslado varios sacos pesados, de la que se conserva una original en el Archivo Historia de Manzanillo. Los cargadores normalmente andaban con una ligera playera o sin camisa cuando había que mojarse, y un ancho sombrero para cubrirse de los inclementes rayos del Sol. Eran reconocidos en todo lugar, como hombres muy fuertes.

Es hasta el primero de diciembre que la Aduana Marítima retorna a Manzanillo, dejando la ciudad de Colima. La carga ya se multiplicaba enormemente. Hasta ya bien entrado el siglo XX la tecnificación en el movimiento de la carga era casi nula, y la mayoría del esfuerzo se hacía por tracción humana.El 21 de abril de 1881 se inauguró el ferrocarril de vía angosta, siendo un honor que le correspondió al administrador de la aduana, Pedro Galván; pero los trabajos se fueron alargando, llegando hasta la capital del estado hasta 1889. Con ello, aumentó mucho el movimiento de carga portuaria, y el trabajo para quienes movían la carga, también aumentó. El rompeolas es concluido en 1916, con lo que los barcos podían acercarse con mayor seguridad y tranquilidad a los muelles. El puerto sigue creciendo sin parar.

El 23 de mayo de 1919, se funda la Unión de Estibadores y Jornaleros del Pacífico (Crom), del puerto de Manzanillo, a instancias de Higinio Pérez Ochoa, agente consignatario de buques y presidente municipal en ese tiempo. Se recuerda que el primer reloj público que hubo en Manzanillo estuvo en la casa de los estibadores sobre la calle Juárez. El 13 de febrero de 1921, por motivos políticos, es asesinado en la estación del ferrocarril el fundador de la unión de estibadores, Higinio Pérez. Un día después, como todo un acontecimiento, gran número de porteños, sobre todo estibadores y sus familias, se congregaron en el entierro del fundador de la Crom el cual se verificó en el cementerio a la salida de El Colomo (por la calle de El Crucero). Los estibadores, desde luego, iban al frente del cortejo y junto al ataúd, el estandarte de la central obrera. Muchos en el cortejo iban llorando.